El pasado 14 de agosto, la Familia Real sueca se reunió al completo para celebrar el bautizo del príncipe Julian Herbert Folke Bernadotte, el tercer hijo de los príncipes Carlos Felipe y Sofia, en la capilla del palacio de Drottningholm, la residencia privada de los Reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, a las afueras de Estocolmo. Un acontecimiento por todo lo alto que supuso la esperada reaparición ante la prensa de la princesa Magdalena . La menor de los tres hijos del monarca ha regresado a su país natal tras más de un año y medio sin poder viajar debido a la pandemia. Actualmente, la princesa reside en Miami junto a su marido, el empresario Chris O’Neill, y sus tres hijos, Leonore, Nicolas y Adrienne, y ahora disfruta de sus vacaciones en el país escandinavo, donde aterrizó hace ya tres semanas. Por esa razón, Magdalena causó sensación en el bautizo de su sobrino Julian, un evento convertido en una pasarela de la mejor moda, al lucir un espectacular vestido floral de Zimmermann, que combinó con un bolso de Valentino.
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Todas las anécdotas y detalles de la gran celebración, entre una pompa y boato que los Bernadotte no exhibían desde hacía tiempo
Pero no fue la única protagonista de una ceremonia que ha sido considerada histórica por varias circunstancias. Era la primera vez que un acto religioso de esta naturaleza no se retransmitía por Sveriges Television, la cadena pública del país, una decisión que obedecía a la decisión del Rey Gustavo de retirar los derechos y deberes reales de los hijos tanto de Carlos Felipe como de Magdalena de Suecia. Por otro lado, el pequeño Julian recibió el Bautismo con casi cinco meses, cuando lo habitual es que lo hagan con tres meses. Por lo demás, se guardaron todos los ritos: el bebé llevó un faldón de cristianar que pertenece a la familia Bernardotte desde 1906 y que se ha usado siempre desde entonces; sobre su cabeza se derramó agua de una fuente de la isla sueca de Öland, tradición que se ha implantado desde el bautizo de la princesa Victoria, y, tras la ceremonia, su abuelo le impuso la Real Orden de los Serafines, una distinción para miembros de la realeza sueca y jefes de Estado extranjeros.
El bautizo se convirtió en un desfile de la mejor moda. Tanto Sofia Hellqvist como sus cuñadas, las princesas Victoria y Magdalena, lucieron vestidos muy veraniegos y llevaron el color a palacio
Su madre, la princesa Sofia, encargada de sostenerlo durante la liturgia, acaparó todas las miradas con un vestido bordado de Etro y una diadema de lazo XL. Los hermanos mayores de Julian, Alexander y Gabriel, cautivaron a las cámaras con su simpatía. Los pequeños llevaban una camisa, bermudas y un blazer de Mayoral, una marca de ropa malagueña que ha conquistado a otros pequeños de las Casas Reales europeas. La princesa Victoria con su familia, el príncipe Daniel y sus dos hijos, Estelle y Oscar, no faltaron a esta reunión. La heredera fue una de las mejor vestidas, con un vestido floral de By Malina y un florido tocado de Orjan Jakobsson. Su hija, Estelle, lució un vestido vintage que, curiosamente, llevó su madre en 1986.
Los hijos mayores de Carlos Felipe y Sofia Hellqvist acudieron con ropa ‘made in Spain’ y la princesa Estelle, hija de la heredera al Trono, se puso un vestido ‘vintage’ que su madre ya llevó, en 1986
Pero la ceremonia guardaba más sorpresas. Como es costumbre, se exhibió una de las coronas históricas de la familia. En este caso, se trataba de la del príncipe Federico Adolfo de Suecia, con doscientos cincuenta años de antigüedad. Una carga de historia que contrastó con el toque de modernidad que puso una violinista, de diez años, que participó en la liturgia con un tema del DJ sueco Avicii, fallecido en 2018. Las restricciones sanitarias obligaron a reducir el número de invitados a ochenta personas y a cancelar la recepción por un almuerzo privado.
La liturgia combinó la tradición con la modernidad: se exhibió una corona de doscientos cincuenta años de antigüedad, mientras una joven violinista versionó un tema del DJ sueco Avicii, fallecido en 2018
Los padrinos del pequeño fueron Johan Andersson, miembro de una de las grandes fortunas del país, y su esposa, Stina Andersson, cuya marca de zapatos suele lucir la princesa Sofia; el empresario Jacob Högfeldt, amigo de la escuela del príncipe Carlos Felipe; Patrick Sommerlath, primo del príncipe, y Frida Vesterberg, amiga de Sofia Hellqvist. El viceprimer ministro Morgan Johansson acudió en representación del Gobierno. Como manda la tradición, el bautizo ha estado precedido del desfile de la Guardia Real. Durante este acto, tuvo lugar un incidente, afortunadamente sin mayores consecuencias, ya que uno de los soldados sufrió un desvanecimiento. Tras la ceremonia, se dio paso al saludo de 21 disparos desde Skeppsholmen, en el centro de Estocolmo. Una exhibición de pompa y boato que hacía tiempo que la Familia Real de Suecia no vivía o, al menos, no enseñaba al mundo.