francisco de baviera© GettyImages

El duque de Baviera, de ochenta y siete años, posa con su novio y hace historia en la realeza

Francisco de Baviera y Thomas Greinwald ya tienen retrato oficial en un museo de Múnich. Es el primer jefe de una casa real que se declara abiertamente gay


Actualizado 23 de junio de 2021 - 9:16 CEST

Los armarios de palacio suelen ser más grandes de lo habitual, pero no necesariamente más cómodos. Francisco Buenaventura Adalberto María de Baviera, jefe de la casa real de Wittelsbach, la última familia reinante del Reino de Baviera, lleva décadas conviviendo con Thomas Greinwald. Sin embargo, ha esperado a tener 87 años para posar con el hombre de su vida en un retrato oficial. El fotógrafo y artista holandés Erwin Olaf, uno de los preferidos de la Reina Máxima de los Países Bajos, ha sido el encargado de inmortalizar a la pareja en una imagen que pasará la historia: el duque de Baviera, que desciende de la Emperatriz Sissí, es el primer jefe de una casa real europea que se declarara abiertamente homosexual.

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El retrato del bisnieto del último rey de Baviera y su novio es la sensación de Belleza extraña, la nueva exposición de Erwin Olaf en el museo Kunsthalle de Múnich. En la imagen, el duque y Greinwald posan solemnemente en uno de los opulentos salones privados del palacio de Nymphenburg, hogar de la familia Wittelsbach desde el siglo XVII. Los dos hombres llevan las tradicionales chaquetas de estilo bávaro. El apuesto consorte luce el lederhose, el pantalón de cuero típico de Baviera y Austria. Según el museo muniqués, la imagen se tomó en mayo de este año y forma parte de Blue Blood (Sangre azul), el último proyecto fotográfico de Olaf.

Francisco de Baviera y Thomas Greinwald llevan muchos años de relación y han asistido juntos a numerosos actos públicos: conciertos en el Festival de Salzburgo, fiestas de la alta sociedad y la aristocracia muniquesa, bodas y reuniones familiares… Sin embargo, su retrato oficial en el museo Kunsthalle de Múnich es un hito y ha despertado fascinación en la conservadora sociedad bávara.

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Un rey sin trono

El duque, que podría haber sido rey de Baviera si la monarquía no hubiera sido abolida en 1918, es el primer jefe de una casa real de Europa que asume públicamente su homosexualidad. Es considerado como el legítimo heredero de Carlos I de Inglaterra y por ello la línea sucesora jacobina lo trata como el heredero de la Casa de Estuardo, aunque él nunca ha reclamado esos derechos. También está emparentado con la Familia Real española, ya que Adalberto de Baviera, hijo de Luis I, se casó con la infanta Amalia de Borbón, tía de Isabel II de España. Uno de los hijos de ese matrimonio, Luis Fernando, se casó con la infanta Paz de Borbón, hermana de Alfonso XII. Paz vivió en el palacio de Nymphenburg, hogar del duque de Baviera, hasta su muerte, en 1946.

Erwin Olaf, retratista preferido de Máxima de Holanda y su familia, nunca escapa de la controversia y no se detiene ante nada en su compromiso incondicional con una sociedad más tolerante. Además, el fotógrafo siente gran interés por el mundo de la realeza. En su serie Royal Blood (Sangre Real), del año 2000, presentó a sus modelos como reinas y princesas famosas que murieron en trágicos accidentes y asesinatos: desde la Emperatriz Sissi hasta Lady Di. Su retrato del duque de Baviera y la pareja de este aúna esos dos mundos: el de la defensa de los derechos LGTBI y el de la realeza.

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Aunque Francisco de Baviera no tiene trono, gestiona una fortuna digna de reyes. Como cabeza de la dinastía, forma parte de los Wittelsbacher Ausgleichsfonds, una institución que reúne gran parte del patrimonio histórico de la Casa Wittelsbach, del cual su familia es usufructuaria: cinco castillos, miles de hectáreas de bosques, valiosas obras de arte que cuelgan en los principales museos de Múnich -la Pinacoteca Antigua, la Pinacoteca Nueva y la Gliptoteca-, apartamentos privados dentro de Nymphenburg, entre otras cosas. Los activos totales del fondo superan los 300 millones de euros.

El duque, que en pocas semanas cumplirá 88 años, nunca ha contraído matrimonio y tampoco tiene hijos. Por lo tanto, tras su muerte, su cargo como jefe de la casa real de Wittelsbach pasará a su hermano, Max de Baviera. Como este no tiene hijos varones, y la casa real bávara se rige por la ley sálica, los títulos y derechos sucesorios pasarán a un primo hermano, Leopoldo de Baviera.