Su vida, su leyenda, su deslumbrante belleza y las desgracias familiares que le tocaron vivir convirtieron a Elisabeth de Baviera, penúltima emperatriz de Austria y reina de Hungría, en una de las figuras históricas que más fascinación ha suscitado nunca. El mito de Sissi está más vivo que nunca y regresa a la pantalla en dos nuevas producciones.
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El canal privado de televisión alemán RTL junto con la empresa Beta Film, productora y distribuidora internacional de contenidos audiovisuales, acaba de iniciar el rodaje de una serie sobre la carismática Sissi. Los actores Dominique Davenport y Jannik Schümann interpretarán respectivamente a Elisabeth y el emperador Francisco José.
Por otro lado, bajo el título de La Emperatriz, Netflix Alemania ha comenzado también el rodaje de la conmovedora historia de Elisabeth, que tendrá un nuevo enfoque, dirigido al público de hoy. A lo largo de seis episodios, se repasará la historia de amor entre Sissi y Francisco José, a los que dan vida Devrim Lingnau y Philip Froissant, respectivamente.
Aunque muchos asocian a Sissi con el papel que interpretó Romy Schneider en la trilogía cinematográfica de Ernst Marischka, este nuevo acercamiento al personaje por parte de Netflix distará bastante, al parecer, del que se pudo ver en las historias de los años 50. Aquí Sissi será una mujer feminista, inteligente y apasionada y rebelde .
Según ha trascendido, este proyecto se centrará también en su férreo régimen de belleza, que la llevó a ser apodada “la mujer más hermosa de Europa”. Tal y como recoge Cristina Morató en su obra Reinas Malditas, la emperatriz, que medía 1,72 y era bastante más alta que su marido, vivió obsesionada por mantener su peso de 50 kilos y conservar su ‘famosa’ cintura de avispa, de tan solo 47 centímetros. La práctica constante de ejercicio y las dietas a las que se sometía mantenían su aspecto juvenil a pesar de sus cuatro embarazos.
Adelantada a su tiempo, en el siglo XIX Sissi era lo más parecido a lo que hoy se considera una influencer . En una época en que no se conocían los cosméticos, usaba innovadores cuidados corporales y encontró en la gimnasia una de sus actividades predilectas. Repasamos algunas de las costumbres y rituales de la Emperatriz para estar siempre perfecta.
Dieta protéica
Durante toda su vida prescindió de las verduras y la fruta, a excepción de las naranjas. Un consomé compuesto por una mezcla de carne de ternera, pollo, venado y perdiz; carne fría y sangre de buey cruda constituían los alimentos principales de Sissi, que adoraba también los dulces: tartas, pasteles y helados. Durante una etapa de su vida en la que se dedicó de manera febril a la caza del zorro, se dejó influenciar por las dietas que seguían los jinetes ingleses y su único alimento era el bistec crudo. Su bebida favorita era la leche, gusto que compartía con su marido. Para no prescindir de la leche fresca durante sus largos viajes, solía transportar vacas, cabras o corderos con ella.
1. Ayuno
El fasting o ayuno intermitente, tan de moda hoy en día, también lo practicó Sissi. Para controlar la báscula, realizaba curas de ayuno y de hambre. Los atracones de pasteles los compensaba con estrictas dietas que seguía con un fanatismo que sorprendía a todos. Toda su vida conservó el mismo peso que tanto la obsesionaba, eso sí, insuficiente para una mujer tan alta.
2. Entrenamientos
Como aquellas influencers que comparten sus entrenamientos fitness en las redes, Sissi vivía para hacer deporte -algo que no se entendía en su época- y en todos sus palacios, Gödöll, Ischl Schönbrunn y Hofburg, mandó colocar espalderas, barras y anillas siguiendo una pauta de ejercicios que copiaba de los artistas de circo. Entre sus ejercicios de gimnasia habituales: trapecio, pesas y el salto a la comba con el que cada día terminaba su puesta en forma.
3. Deportes al aire libre
A Sissi le gustaban los deportes que podía practicar al aire libre o en solitario, como la natación, el senderismo, la esgrima y la bicicleta, que aprendió a montar cuando cumplió los cincuenta años. Además era una de las mejores amazonas del Imperio. Le encantaba montar a caballo, mañanas o tardes enteras, a la manera tradicional o a pelo y a horcajadas, aunque no estuviera bien visto.
4. Cuidados del cabello
Su larga y espesa mata de pelo, que le llegaba hasta los tobilllos, era su gloria, su seña de identidad... pero también su condena. En una ocasión llego a manifestar: “Soy esclava de mis cabellos”. Además de hacerse teñir su color original, rubio oscuro, en un tono más castaño, cuidaba con esmero y mucha paciencia de su pelo. Armada de guantes blancos, hierros y tenacillas, su peluquera, Fanny Angerer, se ocupaba de su melena durante tres horas por la mañana y un día entero cada quince días, cuando lo lavaba. Primero, la mascarilla de huevo y coñac, seguida del lavado con jabones a base de birra y esencias. Después, para cerrar las puntas, una mezcla de vinagre de manzana, agua de limón y ortigas, y una fragancia floral de rosas búlgaras e iris florentinos. Y finalmente, el secado, para el que extendían el pelo sobre una mesa frente a la chimenea.
5. Sus peinados, la envidia de las damas de la corte
Sus originales peinados provocaban una mayor admiración entre la gente sencilla. Generalmente, llevaba su larga y espesa cabellera recogida porque le pesaba tanto que le provocaba dolores de cabeza. Fanny Angerer era solicitada por todas las damas de la Corte, que se disputaban sus famosos recogidos. Sissi solo se dejaba peinar por ella y, si Fanny estaba enferma, anulaba todos sus compromisos oficiales.
6. Cosmética innovadora
En una época en que no se conocían los cosméticos, la Emperatriz utilizaba innovadores cuidados estéticos. Para mantener el rostro terso se aplicaba mascarillas de fresas trituradas y se ponía carne de ternera cruda que sujetaba con una careta de cuero.
7. Brumas faciales
Para proteger el rostro de la inflamación y las infecciones, Sissi dependía en gran medida de las brumas faciales de rosa o lavanda. Su favorita era la de vinagre de violetas, elaborada con flores de violeta recién cosechadas, vinagre de sidra y agua destilada.
8. Baños de aceite
Todas las noches, Sissi tomaba un baño de aceite de oliva caliente para mantener su piel suave y tersa, un tratamiento que hoy en día se aplica en los spas. En Viena tenía una bañera de vapor y contrató a una especialista en masajes e hidroterapia.
9. Trucos de estilista
Obsesionada con su cintura, que apenas cambió con el paso de los años, no dudaba en recurrir a ceñidos corsés que con frecuencia le producían ahogo y mareos. Cuando montaba a caballo, si lo hacía de lado, a la manera femenina, una vez sentada en la montura mandaba coser sus elegantes trajes de amazona de falda larga para que los pliegues tuvieran la caída perfecta.
10. Gran lectora
Como Carlota Casiraghi o la modelo Kaia Gerber, que han creado sus propios clubes de lectura, Sissi Emperatriz leía muchísimo. Le fascinaban la filosofía, la historia y la literatura. Escribía poemas, le gustaba traducir a Shakespeare y se sabía de memoria la obra del pensador Heinrich Heine, Byron, George Sand y Homero. Su amor a los clásicos la llevó a construir el palacio de sus sueños, Villa Aquileón, en la isla de Corfú, con frescos inspirados en la Odisea.