Se llama Irene de Grecia y Dinamarca, pero sus sobrinos la llaman “Pecu”, por peculiar. La hermana y confidente de Doña Sofía y tía de Felipe VI no es una princesa al uso. Es hija, hermana y tía de reyes, pero no le gustan los lujos -vive en una sencilla habitación en el Palacio de la Zarzuela- y no tiene fortuna -donó su herencia a Mundo en Armonía, la ONG que preside-. No se ha casado ni ha tenido hijos, le gusta estar en un segundo plano, es vegana y no lleva accesorios de piel, es amante de la cultura hindú, practica yoga, y le apasiona la ufología, la disciplina que estudia los ovnis u objetos voladores no identificados.
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Cuando parecía que se sabía todo sobre la “tía Pecu”, la princesa vuelve a sorprender. El 11 de mayo, Irene cumplirá 79 años y, debido a la pandemia, no tiene previsto dar una fiesta. Sin embargo, ha recibido por adelantado un regalo especial: un premio que reconoce su dedicación discreta -y casi secreta- a la promoción de la cultura gitana. Hace unas semanas, el Ministerio de Educación y Cultura, a través del Instituto de Cultura Gitana, le otorgó a ella y a su ONG, Mundo en Armonía, el Premio a la Concordia 2020.
Mundo en Armonía, la ONG fundada por Irene, cumple treinta y cinco años. Su primer proyecto, en 1986, consistió en fletar un Boing para llevar a la India 72 vacas lecheras de Cantabria y evitar que fuesen sacrificadas. Tres décadas y media después, se sigue hablando de aquella extravagante iniciativa. Pero lo cierto es que la princesa también lleva más de dos décadas trabajando con la comunidad gitana.
Los premios “a la Concordia” están destinados “a la persona, grupos de personas, asociaciones e instituciones cuya labor contribuyen de forma relevante a la defensa de los derechos humanos en general y, en particular, del Pueblo Gitano”. Este año, uno de esos galardones, que se entregaron el 8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano, ha recaído en manos de la tía del Rey, que ejerce de madrina de esa comunidad.
En 1999, empezó a colaborar en varios proyectos destinados a la población Romaní: ayudas a los menores pertenecientes a la población marginada de las barriadas conflictivas del Polígono Sur de Sevilla; financiación de una investigación para determinar las prioridades de salud, educación y saneamiento de una comunidad gitana establecida en Psari, a las afueras de Atenas; meriendas, clases extra escolares de baile y zapatos para los niños gitanos… En 2020, la princesa también firmó el manifiesto para la declaración de la cultura gitana patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
“Durante años hemos colaborado y realizado proyectos con los gitanos, quienes siempre nos han brindado su amistad y Mundo en Armonía ha querido apoyar y cooperar en sus iniciativas solidarias”, explica la ONG a ¡HOLA!
La cultura gitana está muy ligada a Grecia, el país natal de la princesa. Se cree que el primer asentamiento gitano en Europa es del siglo XIV en Corfú. Irene y su hermana, Doña Sofía, pasaron muchos veranos con sus padres en el palacio de Mon Repos, en esa isla griega. Allí, la “tía Pecu” descubrió su pasión gitana.