Kate Middleton celebra diez años de matrimonio convertida en una de las mujeres más influyentes del mundo. La transformación se ha completado. De la tímida novia en el altar de la Abadía de Westminster, cuando todo eran promesas para la Familia real, a la joya de la corona y el orgullo de la reina.
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La duquesa que para algunos arriesgaba poco y era incluso aburrida y vacilante se presenta, tras la muerte del duque de Edimburgo y en la peor crisis que los Windsor han vivido en décadas, como la rama fuerte de la monarquía.
Ni un solo paso en falso desde que comenzó a explorar los terrenos de palacio. Ni un mal gesto ni una queja desde el inicio de su matrimonio (29 de abril de 2011). Sólo entrega, determinación, lealtad, compromiso, ganas de ayudar a manos llenas y sonrisas.
El poder secreto de la duquesa
La duquesa de Cambridge no solo no ha defraudado, sino que ha cumplido en todos los sentidos. Como esposa y aliada del príncipe Guillermo, junto al que ha construido un hogar feliz; como esa madre entregada que guía con amor a sus hijos George (2013), Charlotte (2015) y Louis (2018) hacia el futuro; y como el mejor activo de la corona.
Después de tantos años observándola de cerca, los medios ingleses creen firmemente en ello y , también, en que tiene un poder secreto: la influencia positiva, la tolerancia, la confianza, y la ausencia de rencor. Al igual que a la reina no le gustan las guerras, menos las de familia, y tampoco busca venganza.
La prensa británica concluye, también, que el funeral del duque de Edimburgo fue ese escenario luctuoso que vino a confirmar lo preparada que está para el futuro. En esa imagen, detrás de los cristales de su coche, tomada por el fotógrafo Chris Jackson - casado con su estilista, Natasha Archer-; o en ese momento en el que intenta asentar una tregua poniendo paz entre los hermanos… O cuando consuela con un beso y un abrazo al príncipe Carlos, a la salida de la capilla de san Jorge.
La preparación secreta
La duquesa de Cambridge ha sido entrenada detrás de escena para el papel más importante de su vida, pero también, paso a paso, frente a nuestros ojos.
Se necesitan años para dominar el protocolo y la historia de la corona británica y no hay lugar para el error. Y no sólo es conocer las normas, o abrazar siglos de tradición, genealogía y memoria, es llegar a conseguir la “gracia real”. Ser una Royal Lady. Y, por ello fue introducida en todo el ceremonial: desde como tomar un té, al dominio de la reverencia pasando por el tono de voz y las vocales estranguladas. Desde la norma en los banquetes de estado, a como bajarse de un coche. Desde como dar un beso, al “entrenamiento” de su postura corporal: hombros, manos, barbilla, espalda, y el cruce de piernas perfecto –conocido como inclinación duquesa-, a la altura de los tobillos.
Todo con la ayuda de un equipo y el apoyo constante de su marido, el príncipe Guillermo y la condesa de Wessex, su tía, pero también su amiga y su aliada.
El futuro está en movimiento
El futuro está en movimiento, las señales de los cambiosestán por todas partes. Y muchos de ellos, han quedado marcados con la pandemia. Cuando Kate se convirtió en el “socorro” emocional de una nación desde Anmer Hall, su casa de Campo, a 160 kilómetros de Londres. El otro universo Cambridge junto con su residencia en el palacio de Kensington.
La duquesa de Cambridge se acercó a los británicos como nunca antes. Con imágenes familiares, la mayoría tomadas por ella misma; con llamadas continuas a los ciudadanos, y las mejores palabras de ánimo poniéndose como ejemplo en muchos momentos.
Catherine les contó que ellos también habían tenido altibajos y que “no somos superhéroes...”. Y les habló de su vida, de sus miedos, de sus pasiones, de cómo entretenían el tiempo, de sus preocupaciones… Y por supuesto, del plan “desafiante” de educación hogareña para sus tres hijos.
Después de tantos años, el reino se familiarizaba por primera vez con su voz y sus gestos. Todo un mundo desde su primer compromiso junto a Guillermo -una noche de villancicos en la zona rural de Norfolk-, después de anunciarse el compromiso. De una jovencísima y nerviosa Kate a una reina de corazones. Las duquesas nacen, pero también se hacen.
Kate y Su Majestad: una relación maravillosa
La reina Isabel II está realmente impresionada con lo que Catherine ha conseguido y no deja de expresar su aprobación y cariño hacia su nieta, mostrando también un enorme agradecimiento al príncipe Guillermo. Confía en ambos y a lo largo de los años, les ha ido dando más espacio y responsabilidades. En cierta manera, la transición comenzó hace ya varios años, aunque este el momento en el que Su Majestad empezará a dar un paso al lado cediendo a su familia más funciones soberanas.
Las pruebas han sido infinitas. Viajes y encuentros en su representación, una recepción en Buckingham como anfitriones, la posibilidad de usar Sandringham (el otro hogar de Isabel II) para poder trabajar.
Aunque quizá las señales “visuales” se han centrado más en Kate. En 2017, la Reina entregó a la duquesa la Orden de la Familia Real de la Reina Isabel II. Y, en 2019, la nombró dama de la Real Orden Victoriana el mayor título honorífico que puede recibir una mujer en Inglaterra. Pero también le ha dado acceso a sus joyas como nunca antes hizo con ninguna de sus nueras. Ni siquiera con Diana.
y, también, le ha otorgado otro poder excepcional: la duquesa puede llamarla por teléfono directamente sin tener que pasar por sus asistentes. No parece importante, pero lo es y mucho. La reina y Kate tienen una relación fantástica
La otra vida de Kate y las raíces de su legado
Durante los últimos meses, Kate también ha enraizado lo que será su legado. Si el príncipe Carlos ha hecho del medio ambiente su causa, o la princesa Diana abrazó la lucha contra el Sida y las minas antipersona, la duquesa quiere abrir paso a “la generación más saludable de la historia”. Para ello ha centrado la atención en los hábitos de la sociedad británica y en los retos a los que se enfrenta a la hora de criar a sus hijos. Su proyecto Early Years (“Primeros Años”) es para el resto de su vida. “No se trata solo de niños felices y saludables, sino también de la sociedad que podemos construir”.
Más allá del mundo oficial, Kate también es esa duquesa que compra ropa low-cost , que va al pub con sus compañeras de colegio; que hace cola con otras madres en Thomas‘s Battersea, la escuela de Charlotte y George, mientras espera que le sirvan un café; que empuja el carrito en un supermercado de clase media, que compra juguetes en rebajas y material escolar acompañada de sus hijos… que, se embadurna con ellos de chocolate mientras cocina, hace castillos de arena y los anima a plantar un huerto.
Al igual que el príncipe Guillermo, que ha vivido con un destino en el horizonte desde que era un niño, Kate yaestá preparada. Representa junto al duque de Cambridge la estabilidad y la continuidad al frente y al centro de la nueva monarquía. La reina está segura de ello. El futuro está a salvo y los duques de Cambridge empiezan a celebrar su poder vital detrás del trono.