El verano pasado, Ernst de Hannover protagonizó un altercado con unos agentes de la Policía austríaca. La madrugada del 15 de julio, el marido de la princesa Carolina de Mónaco los llamó pidiendo auxilio, asegurando que alguien había intentado asesinarlo. Cuando los agentes llegaron al pabellón de caza de Hannover, en la localidad de Grünau im Almta, tuvieron que forcejear con él hasta derribarlo al suelo, no sin antes recibir un par de golpes. Según el relato policial, el príncipe, en estado de embriaguez, propinó un puñetazo a uno de los oficiales y hasta lo amenazó con un cuchillo. Tuvo que ser ingresado en un centro psiquiátrico durante una noche. Según la versión del bisnieto del último Emperador alemán, fueron los agentes quienes le golpearon.
La semana pasada, un Tribunal austríaco sentenció a Hannover a diez meses de prisión con libertad condicional y a someterse a un tratamiento de psicoterapia. Además, el juez le ha impuesto varias prohibiciones: durante los meses de la condena no puede beber alcohol, no puede acercarse al pabellón de caza en el que sucedieron los incidentes y tampoco puede ver a los cuidadores que trabajaban para él.
Ernst de Hannover acudió personalmente al tribunal para intentar evitar la pena. Allí, expresó su arrepentimiento por lo sucedido, pero también se declaró inocente de los cargos. Su defensa aseguró que el marido de Carolina pasa por “un mal momento” y que se siente “abandonado” por su familia y por su hijo desde la operación de cáncer de cuello a la que se sometió en 2019. “Su operación de cáncer le ha pasado factura física y psicológica”, reveló Otto Dietrich, uno de sus abogados, como parte de la estrategia de la defensa. El letrado ha recurrido la sentencia.
Lo cierto es que Hannover está distanciado de su familia desde hace mucho tiempo. No se muestra en público con su mujer desde 2009, aunque siguen casados, y está enfrentado a su hijo mayor, Ernst August, desde hace unos años. En 2004, el príncipe cedió a su primogénito los bienes más importantes de la familia, incluido el castillo de Marienburg. Ahora pretende recuperar el control del patrimonio familiar e incluso ha demandado a su hijo por “ingratitud”.