La princesa Leonor tiene un notable parecido con su legendaria tatarabuela, la princesa Victoria Luisa de Prusia . La genética es caprichosa y, a veces, cuando se revisa el pasado, puede haber sorpresas.
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Empeños del destino o el código de la vida que abre camino a la sangre compartida. Aún con muchas facciones del Rey y de doña Letizia, la princesa de Asturias comparte rasgos con la abuela materna de doña Sofía . Del siglo XIX al XXI. La herencia genética en un salto de tres generaciones.
El árbol genealógico de doña Sofía
La historia construye relatos. Hay una línea de ‘ADN’ que también las une en el árbol genealógico de la reina doña Sofía. Siglos de tradición real y de sangre azul para una princesa que, como hija de Felipe VI entronca con la mayoría de las dinastías que han reinado y gobernado Europa.
A sus 15 años, la futura reina cambiará mucho físicamente, pero a día de hoy, y salvando la moda y los peinados de la época y la calidad de los retratos, la semejanza con su antepasada es llamativa. Son las leyes de la herencia.
Lo vemos en estas imágenes, las más desconocidas de Victoria Luisa: última duquesa de Braunschweig-Lüneburg, princesa de Hannover, princesa de Gran Bretaña e Irlanda, princesa imperial de Alemania y princesa real de Prusia, entre otra decena de títulos… Una mujer con una historia singular, que ahora ‘impulsa’ la princesa de Asturias animando a descubrir sus secretos y su leyenda.
Sissi, ‘la niña’ del Káiser
Sissi, así le llamaban en familia, nació en septiembre de 1892, en el Palacio de Mármol, Potsdam (Alemania) y fue, después de seis varones, la única hija de Guillermo II, último káiser de Alemania, y su primera esposa, Augusta Victoria. “Dios nos ha dado a nuestro séptimo hijo, una hijita pequeña pero muy fuerte“, escribió la emperatriz en su diario.
Recibió su nombre en honor a su bisabuela, la reina Victoria; y a la reina Luisa de Prusia y fue ‘la niña’ mimada del emperador, aunque hubiera “querido ser un niño”. Lo contó ella misma en sus memorias.
En la lista de princesas para casarse con Alfonso XIII
Además de su formación con institutrices en palacio, fue a la escuela en Metz, estudió música, y se convirtió en segundo comandante del regimiento de húsares liderando desfiles junto a su padre.
Asimismo, fue considerada una gran fotógrafa de la vida en la corte imperial; y desarrolló una gran afición por el deporte. Le gustaba esquiar, cazar, caminar y era una gran amazona.
Muy guapa en su juventud, su nombre también estuvo en la lista de las princesas favoritas de ABC para casarse con Alfonso XIII, aunque había dos problemas: sólo tenía 13 años y el káiser nunca hubiera consentido que abrazara el catolicismo.
Se enamoró de su enemigo
Victoria Luisa contrajo matrimonio con su ‘enemigo’, el príncipe Ernst-August de Hannover , en 1913. El protocolo los había llevado a encontrarse durante el duelo del primogénito de la casa de Hannover, que falleció en un accidente de coche… Y fue un flechazo. The Times describió su unión como la de los nuevos Romeo y Julieta, aunque con un final más feliz.
El imperio alemán les había arrebatado el reino de Hannover y del ducado de Brunswick, al final de la guerra austro-prusiana (1866) quedando enfrentadas las casas de Hannover y de Hohenzollern durante casi cincuenta años, pero el matrimonio de los príncipes serviría para sellar la paz.
De la guerra al amor y del amor a la guerra
La boda, con más de mil invitados, se celebró en Berlín el 24 de mayo y fue el último gran acontecimiento de la realeza antes de que Europa se tiñera de sangre con la primera Guerra Mundial… La última gran reunión de los tres primos: el rey Jorge V de Gran Bretaña, que acudió acompañado de la reina Mary, el zar Nicolás II y Guillermo II de Alemania. Todos nietos de la Reina Victoria , celebrando el amor y la paz, a meses de entrar en el conflicto que segó millones de vidas, sembró calamidad y acabó con grandes imperios.
Las tiaras de la reina Letizia y la princesa Carolina
La prensa publicó entonces que el valor de todos los regalos ascendía a 12 millones de francos. Eran camiones llenos, e incluían lotes de joyas y piedras preciosas. Entre ellas, dos famosas tiaras. La prusiana de la reina doña Sofía; y la diadema Brunswick, que fue diseñada para la emperatriz Josefina y comprada, por el ducado como regalo nupcial. La primera, muy conocida por los españoles, fue la elegida por la madre de Felipe VI y por doña Letizia para su boda . Y la segunda, la rescató Carolina de Mónaco, como princesa de Hannover y con todos los honores, después de décadas.
Exilio en Austria
Guillermo II le devolvió el ducado y los tesoros expoliados a su yerno y, tras la boda, se instalaron en el castillo de Blankenburg, Brunswick, donde nacería el primer de sus cinco hijos, todos varones, excepto Federica, la madre de la reina doña Sofía. Pero la tranquilidad de la familia ducal pronto sería arrollada por la Primera Guerra Mundial. El conflicto que llevaría a su marido no solo a luchar en el bando de los alemanes, sino también a perder el trono. Fue el fin la monarquía en el ducado de Braunschweig, tras haber sido obligado a abdicar, al igual que todos los príncipes del Reich alemán, en 1918.
La guerra y el exilio
Temiendo por su vida, se trasladaron por un tiempo a villa Weinberg, Gmunden, Austria, aunque el final de la contienda la celebrarían de nuevo en Blankenburg. Su paraíso por unos años… Hasta que, en 1945, ante el avance de los soviéticos, tuvieron que dejarlo atrás de nuevo instalándose en zona inglesa: el castillo de Marienburg, cerca de Hannover.
Victoria Luisa pasó los siguientes años ocupada en las obras de restauración de la fortaleza que llevaba tiempo abandonada. Y allí, el 30 de enero de 1953, murió su marido, el duque Ernesto Augusto III, asumiendo el mando de la casa su hijo, Ernesto Augusto (IV), de 42 años, y su esposa, Ortrud.
El hijo alude a la salud mental de la princesa
Llegaron entonces años tristes y de soledad para la princesa, tras entrar en guerra con su hijo mayor, quien fue apoyado por sus hermanos. Y en la “lucha” también estaba la reina Federica y su marido el Rey Pablo. Y la prueba es que mientras preparaba una vista a Alemania pidió al presidente federal Heuss que su suegra no fuera invitada a las recepciones bajo ninguna circunstancia.
El príncipe Ernst August llegó a escribir sobre la poca salud mental de su madre y la preocupación familiar por sus acciones. Y, al hacerse público el enfrentamiento, hubo división entre sus seguidores. Por un lado, los leales al príncipe; y, por otro, los que juraron lealtad a la duquesa madre bajo el nombre de “Herzogin-Viktoria-Luise-Bunde V”, como informa la revista Spiegel.
Le prohíben la entrada en Marienburg
El conflicto entre madre e hijo habría empezado cuando el nuevo jefe de la familia decidió convertir el castillo en un museo ofreciéndole a su madre Cumberland, en Gmunden (Austria). Aunque también estaría sobre la mesa la popularidad de Victoria Luisa y la rivalidad con su nuera, Ortrud, quien, de acuerdo a las costumbres de la dinastía, quería que se retirara de la vida pública.
Pero la duquesa madre no aceptó, y teniendo prohibida la entrada en el castillo, se mudó a Braunschweig (1956) aceptando la ayuda de un industrial. Como princesa e hija del último emperador alemán, no quería terminar sus días en el extranjero.
La II Guerra de los Hannover
Seis décadas después, los Hannover vuelven a estar enfrentados y, de nuevo, con el Castillo de Marienburg en el corazón de la batalla. Su nieto, el príncipe Ernesto Augusto (V) acusa a su heredero, el príncipe Ernesto Augusto (VI) de “ingratitud” por desatenderle y negarle ayuda y exige la devolución que le hizo entre 2004 y 2007 como herencia en vida de las propiedades. Y la última noticia, hace tan sólo unas semanas, es que, el todavía marido de la princesa Carolina, ha llevado a su hijo ante los tribunales.
Memorias y éxito como escritora
La hija del emperador estuvo comprometida social y culturalmente a lo largo de su vida. También apoyó proyectos de restauración de palacios y fue Gran Maestre de la Orden de Arte y Ciencia de Alejandro Magno. Y empezó a escribir con gran éxito cuando tenía más de 70 años. Entre sus siete libros, destacan sus memorias La hija del Kaiser, editadas en España por Grijalbo; La memoria de mi marido, En el brillo de la corona…
Una despedida de reina
Falleció el 11 de diciembre de 1980, a la edad de 88 años, y sus funerales se celebraron en la Catedral de Brunswick, donde fue despedida por más de 10.000 personas. Entre ellas, su hija, la reina Federica, que moriría, en Madrid, menos de dos meses después; su nieta, la reina Sofía; su bisnieta, la infanta Elena, y una larga lista de reyes y príncipes europeos.
Victoria Luisa, testigo de la caída de los imperios, está enterrada junto a su marido en el mausoleo de la casa real de Hannover, en Herrenhausen.