Por ella no parecen pasar los años. Isabel II, que cumplió 94 años el pasado mes de abril, y sigue tan activa como siempre, aunque de una forma diferente en estos tiempos de pandemia mundial, en la que se ha estrenado haciendo videollamadas y, como todo el mundo, ha tenido que adaptarse a la nueva situación sanitaria que le obligó, por ejemplo, a pasar el día de su cumpleaños recluida y prácticamente sola, sin salvas de honor ni otros eventos especiales para conmemorar tan señalada fecha como era habitual. Pero si hay algo que no cambia en la vida de la reina de Inglaterra es su amor por los caballos, a los que ha cedido un palacio durante la pandemia.
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- Videollamadas, paseos a caballo y planes para dos importantes fechas: el confinamiento de Isabel II
La monarca británica ordenadó en marzo trasladar a sus caballos desde las caballerizas del Palacio de Buckingham al Palacio de Hampton Court, a las afueras de Londres. El traslado se hizo poco después de que el Palacio de Buckingham anunciase que la reina iba a permanecer confinada en el Castillo de Windsor y que se cancelaba el desfile de Trooping the Colour, la ceremonia con la que los regimientos del Ejército le rinden cada año homenaje por su cumpleaños. Ante la perspectiva de pasar un largo periodo de tiempo en Windsor, Isabel II quiso tener cerca a sus queridos caballos, a los que adora. Los animales solían estar en las Caballerizas Reales, en la zona sur de los jardines de Buckingham, junto a Grosvenor Place, pero, ante su traslado a Windsor, ordenó que todos ellos fueran trasladados.
Una experta amazona desde la infancia
Lo cierto es que para la reina, el bienestar de sus caballos es primordial. Y no se trata solo de contar con su compañía: la reina disfruta mucho acercándose a ellos, dándoles de comer, acariciándolos... pero también montando. Lo ha hecho desde su más tierna infancia, lo que la ha convertido en una experta amazona. Y, pese a su edad continúa siendo habitual verla dando paseos a caballo, o en poni, junto a su hijo Carlos, porque como señala la Casa Real británica, "su Majestad ha disfrutado cabalgando desde la infancia y está estrechamente involucrada con el bienestar de los caballos que posee para la cría, la equitación y las carreras".
Tan en serio se toma la reina el cuidado de sus caballos, que ella misma se encarga de bautizar a cada uno de los equinos que utiliza la Familia Real para tirar de sus carruajes: Tyrone, Rui, St. Ives o Claudia son los nombres de algunos de ellos. Y los caballos no pueden estar en mejores manos, ya la que Isabel II está considerada como una de las mejoras criadoras del mundo.
Recientemente, con motivo de su 73º aniversario de boda con Felipe de Edimburgo vimos a la reina y su marido en una imagen tomada en el Castillo de Windsor donde se les veía muy sonrientes mientras leían la misiva que sus bisnietos, los príncipes George, Charlotte y Louis de Cambridge, les habían enviado como felicitación. Y, poco después, durante ese mismo fin de semana, salía a montar a caballo por los bosques que rodean Windsor. Se puso un abrigo de color canela y un pañuelo en la cabeza, para protegerse de las inclemencias meteorólogicas, y salió a cabalgar junto a su jefe de cuadras, Terry Pendry.
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Ésta es la primera vez que se fotografiaba a la reina montando a caballo desde el pasado mes de febrero, poco antes de que estallara la pandemia. Pero, como ella misma ha mostrado, su pasión por los caballos sigue siendo tan fuerte como ha sido siempre.