Hace ya más de tres años que Mako de Japón y su compañero de universidad Kei Komuro anunciaban su compromiso y ponían fecha a una boda que iba a celebrarse en noviembre de 2018. Desde entonces, ha pasado de todo para que la fecha de la boda se aplazase hasta nuevo aviso. Inmadurez, problemas económicos por parte del novio y hasta una pandemia mundial se interpusieron en el camino hacia el altar de los jóvenes, que actualmente viven separados por un oceáno. Sin embargo, la pareja no ha desistido, tal y como ha confirmado la agencia de la Casa Imperial en un comunicado en el que confirma que sus planes siguen en pie, eso sí, aún sin fecha.
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La hija mayor de los príncipes Akishino y Kiko ha asegurado que "es difícil anunciar algo específico en este momento, pero consultaremos con nuestras familias para proceder con el matrimonio", según informa Japan Times. Afirma que su prometido y ella son "irremplazables el uno para el otro" y que se trata de una "elección necesaria", sobre la que parece que no hay vuelta atrás, pese a todos los palos en las ruedas. Este anuncio lo ha hecho días después de la proclamación oficial de su padre como heredero, un acto que también tuvo que ser retrasado a causa de la crisis sanitaria.
Mako de Japón retoma su agenda de princesa mientras su boda está en el limbo
Su boda, prevista para el 4 de noviembre de 2018, iba a poner el broche perfecto a un año bien nutrido de bodas reales, como la de Eugenia de York y Jack Brooksbank y la de los duques de Sussex. Sin embargo, la Casa Imperial decidió en febrero de ese mismo año aplazarlo dos años alegando "falta de preparación e inmadurez". Según recogieron los medios nipones, la princesa decía en el escrito: “Creemos que hemos apresurado varias cosas. Deseo pensar sobre el matrimonio de manera más profunda y concreta y tomar el tiempo suficiente para preparar nuestra boda y la vida después de ella”.
Meses después, salían a la luz algunos problemas financieros de la familia del novio que podrían explicar mejor la repentina decisión. Los medios Shukan Josei y Shukan Bunshun publicaron que su madre no había devuelto el dinero que había pedido prestado para sus estudios en la Universidad Cristiana Internacional de Tokio en la que conoció a la Princesa. Según Japan Times y Kyodo News, “los padres de Mako le dieron al novio que resolviera los problemas financieros de su familia antes de que casarse”. Kei Komuro decidió entonces poner tierra de por medio y continuar sus estudios en Nueva York, donde permanece desde entonces, mientras que la sobrina del emperador de Japón continuó con sus labores institucionales esperando que para 2020 todo se solucionase.
El año 2020, sin embargo, ha demostrado ser especialista en frustrar planes y este no iba a ser una excepción. En medio de una pandemia no es el mejor momento para organizar una boda real que se prevé multitudinaria, por lo que a nadie el extrañó que el enlace siguiera en el limbo, máxime con los novios separados por un océano. No obstante, en agosto una fuente familiarizada con la pareja afirmaba que “todavía planean casarse y se comunican con frecuencia a través de vídeo llamada”. Una información que ahora se confirma con el comunicado de la Casa Imperial.