Diamantes, rubíes, esmeraldas, aguamarinas, turquesas… Una espectacular muestra de piedras preciosas está siendo expuesta en el Museo Nacional de Historia Natural de París. Entre esos tesoros hipnóticos, arrancados de las entrañas de la Tierra y que históricamente han sido el símbolo de poder reservado a las élites destaca una pieza. Se trata de un espectacular collar diseñado en los años 30 por la casa parisina de alta joyería Van Cleef & Arpels y que perteneció a la que un día fuera Reina de Egipto. Sus 673 diamantes montados sobre platino pueden contar la entretenida biografía de la Nazli Sabri o la reina Nazli de Egipto, una vida salpicada de vaivenes por los que terminó perdiendo, entre otras cosas, sus joyas.
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Comencemos por situar a Nazli en el mapa y eso es imposible hacerlo sin recordar que Egipto, controlada por el Imperio Británico desde 1882 tuvo una fugaz Familia Real que convirtió el país en un reino desde 1922 hasta 1953. La monarquía fue reconocida por el Reino Unido en la persona en el sultán Fuad, a partir de ese momento Fuad I de Egipto, con el fin de frenar el creciente nacionalismo y así fue como Nazli Sabri, segunda esposa de Fuad, se convirtió en reina consorte de Egipto. El matrimonio tuvo cinco hijos: Faruq -el único varón y formado en Inglaterra para suceder a su padre-, Fawzia, Faiza, Faika y Fathia. En alguna ocasión se ha escrito que su matrimonio fue tormentoso hasta el punto que ella vivió confinada en palacio, sea como fuere, lo cierto es que ella se dio a conocer y a disfrutar de los eventos de la alta sociedad tras la muerte del rey Fuad en 1936, cuando su hijo Faruq, partidario de grandes fastos, subió al trono y dotó a la Reina Madre del brillo que no había tenido hasta entonces.
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Así que en 1936 cuando el rey Faruq determinó que la más guapa de sus hermanas, Fawzia, se iba a casar con Mohammad Reza Pahleví, hijo del Sha de Persia y últimel que fuera el último emperador del país, llegó el momento de tirar la casa por la ventana y la reina Nazli se encargó ese espectacular collar para asistir a una boda de conveniencia entre las dos naciones. La casa francesa Van Cleef & Arpels confeccionó para la fastuosa fiesta una pieza muy años treinta, inspirada en el sol, de estilo babero y que ha sido descrita por expertos joyeros como “una pieza perfecta”. Sobre su precio, que no es lo mismo que su valor, se puede contar que en el año 2015 se pagó por ella en una subasta casi cuatro millones de euros, lo que fue una ganga según medios especializados.
El matrimonio de su hija con el Sha de Persia ya se sabe cómo terminó porque sus siguientes esposas fueron mucho más conocidas: la segunda, Soraya Esfandiary, conocida como “la princesa de los ojos tristes”, no es de extrañar porque prescindieron de ella por razones de fertilidad, algo que según sus memorias fue un montaje de la propia corte; y la tercera, Farah Dibah, cuyas joyas también hicieron palidecer durante un tiempo a las de sus homónimas europeas y que sigue presente en la alta sociedad parisina.
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Regresando al collar de diamantes que ahora se exhibe en París como una obra maestra, hay que decir que, como ocurre con muchas piezas de este calibre y si no que se lo digan a misterioso joyero de los Románov, su paradero no siempre ha estado claro y es que si hay que cruzar el mundo con una joya así es mejor que nadie lo sepa. Nazli, desde los Estados Unidos, se enfrentó a su hijo Faruq para apoyar el matrimonio de Fathia, la pequeña de la casa, con Riyad Ghali. Lo que enfadó al Rey que despojó a su madre y hermana de títulos, privilegios y pertenencias en un exilio particular que no sería exactamente el que viviría el propio Faruq más adelante, ya que a pesar de las confiscaciones que el nuevo régimen hizo a la familia tras su derrocamiento, el Rey conservó una gran fortuna.
Lo cierto es que el rey Faruq, que como gobernante y estratega político no tuvo mucho éxito, entre otras cosas por tener una personalidad cuanto menos extravagante, en este matrimonio no andaba desencaminado. Las malas inversiones de Riyad Ghali (y otras aficiones poco rentables) hicieron que madre hija perdieran toda la fortuna que habían podido sacar de Egipto. Ghali terminó matando a la princesa Fathia a tiros, se supone que cuando estaba lista para regresar a Egipto con su madre y hermanas. Nazli de Egipto murió en 1978 en Los Ángeles y, al parecer, en una situación de pobreza, aunque algunos medios recogen que tres años antes se organizó en Sotheby de Nueva York una subasta con parte de sus joyas entre las que estaría el famoso collar. Una pieza que permanecería oculta hasta la subasta de 2015 antes citada y que una bisnieta de la Reina llegaría a lucir para una sesión de fotos hace unos años, eso sí, sin llegar a concretar a quién pertenece la pieza que ahora se puede ver en el museo que se encuentra en el Jardín de las Plantas en el 57 de la Rue Cuvier del Distrito V de París.