Incendios, saqueos, expolio, vandalismo… El Palacio de Tatoi, situado a unos veinte kilómetros de Atenas, ha agonizado lentamente durante años y casi se agradecía a la naturaleza que siguiera su curso y lo escondiera en el frondoso bosque. A lo largo de la historia, la que fuera la residencia oficial de la Familia Real griega y primer hogar de la reina Sofía, ha sufrido todo tipo de calamidades. Lo hizo durante la Antigua Grecia cuando en estas colinas se disputaron varias batallas y la historia reciente no fue menos cruel con ella, de hecho, poco puede sorprender que las tumbas de los reyes Pablo y Federica de Grecia, abuelos de Felipe VI, hayan sufrido actos de vandalismo. Ahora, el Palacio de Tatoi puede resurgir de sus cenizas, tal y como ha hecho siempre.
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Ventanas tapiadas, techos caídos, rejas oxidadas y un desfile de perros flacos merodeaban en que un día fuera el hogar de Constantino, Sofía e Irene de Grecia. No es de extrañar que el rey Constantino, de 80 años, no pueda ocultar su emoción cuando visita la zona con el único fin de rendir tributo a la memoria de sus padres. En las casi cinco hectáreas se llegaron a levantar hasta cuarenta construcciónes distintas que, si no sufren un nuevo embate del destino, podrían recuperar su viejo esplendor.
Todavía se puede adivinar contemplado el edificio, gracias a la peculiar barandilla de piedra que recuerda a la balaustrada de un castillo, el lugar en el que en 1966 la reina Ana María sacaba a su bebé, la princesa Alexia, a recibir unos rayos de sol. Hay que recordar que de los cinco hijos que tuvo el matrimonio solo los dos mayores, Alexia y Pablo, nacieron en el país heleno, aunque todos, de una manera u otra han ido regresando a sus raíces, bien sea para vivir, como es el caso de Nicolás, o para disfrutar de las vacaciones, como Pablo y Marie Chantall.
Cuestiones políticas al margen, complejas por cierto ya que cada vez que ha cambiado el Ejecutivo se ha reabierto el debate de qué hacer con este lugar, las crisis económicas, la falta de fondos públicos, los constantes cambios de titularidad o la sencilla falta de interés han servido de catalizador para la decandencia de una propiedad que desde el año 2003 pertenece al Estado (aunque se declaró pública hasta en tres ocasiones anteriores) y fue incluida en el Consejo Central de Monumentos Modernos. Esta distinción sin embargo no le ha sirvió de protección hasta ahora y no ha frenado el deterioro del patrimonio cultural. En el año 2007 el Gobierno anunció su intención de hacer en ella un museo y en el 2012 se estudió la opción de venderla junto con otro puñado de propiedades estatales.
A veces lejos pero siempre cerca: la familia griega de la reina Sofía
El rey Constantino, que un día soñó con rehabilitarla, advirtió en más de una ocasión que el lugar debería quedar para el uso y disfrute de la gente de Atenas. “Solo quiero lo mejor para la finca y para los bosques de los alrededores, que necesitan de un cuidado especial, algo que no se ha hecho”, advirtió en el año 2012, cuando se mostró la intención gubernamental de dejarla en manos privadas, pero para uso público.
Ahora el Rey y su mujer, Ana María de Grecia, tienen su hogar a 189 kilómetros de Tatoi, en la localidad costera de Porto Jeli en la región de Argólida, en el Peloponeso. Allí se instalaron en el año 2013, después de casi medio siglo de exilio, que comenzó en la víspera de la Navidad de 1967 cuando fracasó en el contragolpe para derrocar al régimen militar dictatorial que gobernaba entonces. Pasaron catorce años hasta que pudo volver a pisar suelo griego, y solo lo hizo, igual que la reina Sofía, de manera fugaz, para asistir a los funerales de su madre, la reina Federica, que reposa junto a su marido en el mausoleo que sufrido destrozos.
No es tarde para el palacio de Tatoi
Al margen de la Familia Real, que en su memoria guarda los momentos que allí vivieron hasta ese diciembre de 1967, hay un grupo de amantes de la naturaleza, la arquitectura y el patrimonio que crearon la Asociación de Amigos de la Finca de Tatoi, desde allí se vela por una futura reconstrucción y denuncian que en ocasiones se han retirado a los guardias que protegían la zona. Por otro lado, han señalado la falta de impunidad con la que se han abierto puertas, robado muebles y expoliado los artículos que habían resistido el paso del tiempo.
Ahora el Ministerio de Cultura ha advertido que el mausoleo se reparará de forma inmediata. Este acto de vandalismo, que fue descubierto este martes por la policía que patrulla la finca, ha servido para que al menos se recuerde la situación de una finca que fue comprada en 1871 por el rey Jorge I de Grecia. Precisamente en esa compra está el principal argumento que en su día se expuso a favor de que Constatino recuperara Tatoi y es que la propiedad había sido adquirida por sus predecesores a través de medios legales, una compra, y, por tanto, debería formar parte de una herencia personal. El debate ha sido largo, ya que según el partido que estuviera en el gobierno se optaba por confiscar o por indemnizar por estas propiedades a la Familia Real.
Este lugar ha resurgido de las cenizas una y otra vez de forma incansable. Durante la I Guerra Mundial sufrió incendios y saqueos y durante la II Guerra Mundial, con el rey en el exilio, se arrancaron los árboles para hacer combustible y se enterraron a los caídos en la contienda. De hecho, fueron los propios abuelos del rey Felipe los que en 1946 volvieron a levantar la finca y a recuperar los edificios desde cero. ¿Todavía se puede salvar Tatoi? La respuesta es: sí.
Tras años de abandono parece que que las cosas han comenzado a cambiar, empezando por la restauración de los vehículos antiguos que allí se encontraron hasta la limpieza de toda el área circundante de los palacios. El Ministerio de Cultura se ha propuesto tener el primer edificio listo para el año 2023 y que funcione como museo, por lo que ya han comenzado, según recoge la prensa helena que está siguiendo de cerca los trabajos, la elaboración de los estudios arquitectónicos, medioambientales e históricos necesarios gracias, entre otros fondos, al patrocinio de los armadores griegos Thanassis Martinou y Athanasios Laskaridis.
La prensa del país recuerda que uno de los vehículos que ha sido encontrado es precisamente el que trasportó a la reina Sofía y al rey Juan Carlos después de su boda, enlace que tuvo lugar en Atenas el 14 de mayo de 1962. De forma paralela, a la vez que abren dependencias que durante años han estado cerradas a cal y canto, han empezado a correr los rumores por el país y se han reabierto viejas leyendas, de hecho, algún medio griego ha llegado a fantasear con la posibilidad de recuperar alguna de las joyas perdidas de los Romanov.
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