Las segundas residencias se convierten igual que para todos en el mejor destino de vacaciones de las familias reales durante este verano incierto. Marivent, Balmoral, Cabasson, Toscana, Cayx, Mågerø, Solliden..., un oasis estival, ofrecen este año a reyes y príncipes más expectativas que nunca del merecido y necesitado descanso después de meses de confinamiento. A falta de otros viajes, les invitamos a un tour por las propiedades reales.
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Las segundas residencias se convierten igual que para todos en el mejor destino de vacaciones de las familias reales durante este verano incierto. Marivent, Balmoral, Cabasson, Toscana, Cayx, Mågerø, Solliden..., un oasis estival, ofrecen este año a reyes y príncipes más expectativas que nunca del merecido y necesitado descanso después de meses de confinamiento. A falta de otros viajes, les invitamos a un tour por las propiedades reales.
Marivent, un trozo de cielo en la tierra para nuestros Reyes
La imagen de la Familia Real disfrutando de sus vacaciones estivales ha quedado indisociablemente unida a la del Palacio de Marivent, la moderna construcción del arquitecto Guillem Forteza que hace alusión en su nombre a su conjunción perfecta de mar y viento y que se encuentra en el enclave turístico del barrio costero de Cala Major, en la isla de Mallorca. Desde su amplia terraza, abierta a un precipicio sobre el mar, domina una impresionante vista de Palma, “un trozo de cielo en la tierra”, en palabras de Felipe VI, un pedacito divino de la ciudad que se siente orgullosa de ofrecer a la Familia Real su residencia estival. Por muchos veranos.
Mientras millones de españoles abandonaban las ciudades en verano en busca de las playas o de la montaña, don Juan Carlos y doña Sofía se quedaban en cambio en Madrid con sus hijos, en su residencia del palacio de la Zarzuela, o bien marchaban a Estoril. Carecían de residencia de verano. Por ello, conociendo la afición marinera del príncipe Juan Carlos, la Diputación de Palma de Mallorca decidió donarle el usufructo del Palacio de Marivent, mandado construir en 1925 sobre un solar de 33.000 metros cuadrados por el ingeniero y coleccionista multimillonario griego Juan Saridakis y cedido a la ciudad en 1965 por su viuda, Anunciación Marconi Taffani, interpretando los deseos de su marido, a condición de que se crease un museo con su nombre. La donación se hizo efectiva el 4 de agosto de 1973.
Para acomodar a la Familia Real fue necesario realizar una serie de obras, sobre todo en la planta segunda, donde se instalaron las habitaciones privadas, así como dos dormitorios de invitados, y cuatro cuartos de baño. La decoración de la misma, muy funcional, seguía diretrices a gusto de los entonces Príncipes. En todas las estancias, predominaban los tonos claros, preferentemente el blanco, color preferido de doña Sofía. El resto del edificio, sobre todo la planta noble, donde se encuentran la sala de estar, la sala de música, el comedor y los despachos, seguiría conservando su carácter original con valiosas obras de arte. De todas las residencias, es la preferida de la reina Sofía, que es “hija del Egeo, una mediterránea” como se define a Pilar Urbano en el libro La Reina muy de cerca. Allí pasa largas temporadas durante el año y disfruta enormemente en verano de la reunión de todos los suyos en palacio, donde cada una de las familias de sus hijos dispone de una vivienda privada para su uso personal.
El Palacio de Marivent se convirtió en icónico escenario del posado estival de la Familia Real. La reina Sofía vio desde el principio en la residencia de verano mallorquina un segundo Tatoi, su añorado palacio en Grecia, y lo acondicionó de tal forma que se lo recordara vivamente poniendo alfombras para poder andar descalza, cambiando el mobiliario para aportar una mayor sensación de frescura y comodidad e incluso instalando una mesa de ping-pong. La escalinata de entrada o el porche de Marivent ilustran a menudo aquellas primeras vacaciones mitad griegas de los reyes Juan Carlos y Sofía, con sus tres hijos, las infantas Elena y Cristina y el príncipe Felipe, y los perros de la familia, el Golden Retriever dorado de don Juan Carlos y los Lasha Apso de doña Sofía.
El Palacio de Marivent ha tenido ilustres invitados. Michelle Obama y su hija pequeña, Sasha, acudieron en 2010 a un almuerzo privado antes de concluir sus breves vacaciones en España. La princesa Alia, primera esposa del príncipe Feisal, hermano del rey Abdalá, hijos ambos de Hussein de Jordania y de su segunda esposa, también ha sido otro de sus populares huéspedes junto a sus hijos, la princesa Aya, nacida el 11 de febrero de 1990; el príncipe Omar, nacido en octubre de 1993, y las princesas Aisha y Sarah, nacidas en 1996. Más allá en el tiempo, en agosto de 1987, la Familia Real española compartió vacaciones y posado veraniego con la familia del Príncipe de Gales, que estuvieron otras tres veces más en Palma. El Palacio de Marivent ha sido también en innumerables ocasiones marco de recepciones y entrevistas del monarca tanto al Presidente del Gobierno de España como a otras autoridades internacionales.
El posado estival en Marivent es la historia de una foto creciente hasta el verano de 2007, el último en el que la Familia Real posó al completo: los reyes Juan Carlos y Sofía, sus tres hijos, Elena, Cristina y Felipe, así como las parejas y los hijos de estos, una imagen que no se volvió a repetir. A partir de entonces fue la historia inversa, la de un retrato menguante hasta la proclamación de Felipe VI como Rey de los españoles, que rescató nuevamente en 2014 esta bonita tradición.
Los actuales Reyes hicieron su primer posado de verano tras su proclamación en el Palacio de Marivent, como nuevos señores de la residencia estival. Aquel simbólico agosto de 2014 la princesa Leonor se estrenaba también en Mallorca como Princesa de Asturias, después de la sesión fotográfica familiar, con su personal saludo a la prensa para agradecer a todos y cada uno de los periodistas acreditados su presencia, en una de las primerísimas veces de su recién estrenado papel. Seis años después, la Familia Real mantiene el fuerte compromiso de apoyo de la Corona a las instituciones, la economía y el pueblo de Baleares como se propuso desde el primer día.
Los Jardines de Marivent, el edén de Palacio, han enmarcado en más de una ocasión las instantáneas más bellas del tradicional posado estival de los Reyes y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Los más de 9.000 metros cuadrados de espacio verde impecable, que desde el 2 de mayo de 2017 están abiertos al público de forma gratuita todo el año, excepto los 15 días de Semana Santa y del 15 de julio al 15 de septiembre coincidiendo con las vacaciones reales, destacan por su interés botánico con una amplia variedad de plantas, hasta 40 especies vegetales diferentes, la mayoría de ellas autóctonas y señalizadas con su nombre. El recinto adquiere también importante valor cultural, ya que acoge 12 esculturas en bronce del artista Joan Miró, cedidas permanentemente por su familia. Es único en su especie, dado que ninguna familia real dispone de una exposición de estas características en sus jardines. Este conjunto singular fue construido en 1925 por el ingeniero y coleccionista Joan de Saridakis y fue jardín del Museo de Saridakis desde 1965 hasta 1972. A partir de entonces ha embellecido el verano real.
El Palacio de Marivent ya registra movimiento, indicio de que la residencia estival se prepara para recibir a la Familia Real. Todo apunta a que este año los Reyes aterrizarán en Mallorca, si las restricciones no lo impiden, una vez hayan concluido su gira nacional, el próximo 30 de julio. La reina Sofía, gran enamorada de la isla, tampoco ha pisado aún tierra mallorquina. Ha permanecido confinada sin agenda oficial prácticamente hasta el momento, como medida de precaución por tratarse de una persona de alto riesgo de contagio por su edad, con las excepciones de varias reuniones con su fundación que presidió a principios de junio y días atrás de este mes de julio. Se comenta, sin confirmación oficial al respecto, que este verano la estancia en Palma se prolongará alrededor de los ocho días y, que dadas las circunstancias, los Reyes y sus hijas tal vez no viajen al extranjero como en anteriores para disfrutar en algún destino desconocido de sus vacaciones privadas.
Cayx, la viña de la Familia Real danesa
El Château de Cayx, al norte de Toulousse, en Francia, es el castillo donde los miembros de la Familia Real danesa se reservan unos días de las vacaciones estivales. La propiedad, que adquirieron Margarita de Dinamarca y el príncipe Henrik hace casi medio siglo, consta de diez habitaciones, cuatro salones, una piscina y una gran cocina y está ubicado a tan sólo 15 kilómetros de la casa de Le Cayrou en la que el recordado marido de la reina Margarita pasó su infancia. De sus viñedos proceden los famosos caldos que riegan las cenas de gala de palacio en el reino danés.
Cayx ha dibujado la mejor de sus sonrisas a la reina Margarita y al recordado príncipe Henrik en tantos veranos. El sentimiento de felicidad era insuperable rodeados de los suyos en el Château que convirtieron en su particular tesoro. Allí se sentían libres, un hombre y una mujer sin títulos, un poeta y una pintora entregados a las musas, un viticultor y una jardinera esmerados en dar los mejores frutos, un abuelo y una abuela afables... El príncipe Henrik allí era el cabeza de familia y la reina Margarita, la retaguardia. Tras la muerte de su compañero de vida, la soberana danesa no ha faltado a su cita estival en el castillo francés, donde se la ha visto haciendo lo de costumbre, pintar los paisajes de su amado Cayx y visitar el mercado de Cahors de los miércoles, un bazar que tiene lugar al aire libre en la plaza anexa a la catedral. Lo de siempre pero sin la sonrisa de siempre.
Cabasson, el mirador de la Familia Gran Ducal
Las vacaciones estivales de los Nassau tienen como destino tradicional la Provenza de los pintores de Cabasson, en la Costa Azul. Los miembros de la Familia Gran Ducal de Luxemburgo se reúnen en la villa Torre Sarrazine, la propiedad que adquirió hace medio siglo la gran duquesa Carlota junto a la playa que rodea la mansión y las 33 hectáreas de finca. En las tierras dominadas por las ruinas del castillo medieval de los señores de Fos, desde el que se divisa una panorámica única sobre el mar, los Nassau disfrutan juntos de largas sobremesas, juegos, deportes y baños de sol y mar antes del regreso a sus obligaciones en septiembre.
Nunca falta diversión en la villa de los Nassau, que ha llegado a reunir a cuatro generaciones de la familia durante los últimos veranos, cuando todavía vivía el gran duque Juan. Las actividades que disfrutan en las vacaciones tienen lugar dentro de los muros de la vieja fortaleza, que prácticamente no abandonan durante toda su estancia. Quizá el gran duque Enrique y sus hijos salgan para hacer esquí acuático, pescar y coger erizos de mar. O tal vez los Grandes Duques visiten con la caída de la tarde Bormes-Les Mimosas, un encantador pueblo medieval con murallas, castillo y bosques de mimosas. O quizá vuelvan a quedar con sus vecinos, los Macron, si repiten destino en la residencia estival presidencial, en el pueblo costero de Brégançon, a apenas 2 kilómetros de los grandes duques Enrique y María Teresa, y si coinciden en las mismas fechas como el año pasado. Todo lo demás lo tienen en su Torre Sarrazine.
Balmoral, base estival de la Familia Real británica
El castillo de Balmoral, en el concejo escocés de Aberdeenshire y en medio del magnífico paisaje de Royal Deeside, es una de las residencias favoritas de la reina Isabel, donde no es raro encontrarse con ella si uno se aloja en las encantadoras casitas de campo de sus alrededores. El castillo no es lugar de veraneo real de ahora; ha sido la residencia estival de la Familia Real británica desde que el príncipe Alberto la comprara para la reina Victoria en 1852 por 32.000 libras esternilas (alrededor de los 36.000 euros), habiendo sido arrendada por primera vez en 1848. La finca sigue siendo de propiedad privada de la soberana británica, al igual que Sandringham, y no cuenta con financiación pública.
Figuran entre sus reclamos Los Juegos de Braemar en Royal Deeside, el magnífico valle del río Dee, en el corazón de Escocia, considerados como el evento más relevante del calendario de los Los Juegos de Highlands. Los miembros de la Familia Real británica suelen estar presentes para la ocasión, que siempre se celebra el primer sábado de septiembre. La reina Isabel también presenta el llamado Ghillies Ball, que es un baile muy esperado durante su estancia. Para celebrar su 200º aniversario, el año pasado el castillo de Balmoral acogió una exposición, donde a través de sus objetos y retratos era posible hacerse una idea de cómo era la vida en la época victoriana. Además de la muestra, se podían visitar sus jardines y la única habitación abierta al público del castillo.
A menudo en esta época del año hijos, nietos y bisnietos de la soberana británica se reúnen en su propiedad escocesa para disfrutar de un tiempo de calidad juntos dando un paseo, haciendo un pícnic o preparando una barbacoa en la finca. Los 50.000 acres (alrededor de las 20.000 hectáreas) del recinto del castillo de Balmoral ofrecen a la reina Isabel y el Duque de Edimburgo la privacidad que buscan para disfrutar de un verano lejos del ojo público. La princesa Eugenia confesó en una ocasión que la reina Isabel era “la más feliz” en la histórica residencia: “Es el lugar más hermoso del mundo. Creo que la abuela es la más feliz allí”. Aunque pudiera parecer un lugar tranquilo, los “paseos, pícnics, perros, muchos perros; siempre hay perros y personas que entran y salen todo el tiempo” desmienten de ipso facto la primera impresión. “Todos estamos allí. Creo que es una buena base para que la abuelita y el abuelo vayan, para que los veamos allí donde solo tienes espacio para respirar y correr”.
Toscana, los bucólicos veranos de los Orange
Beatriz de Holanda y su esposo, el príncipe Claus, tuvieron un flechazo durante un viaje a Italia en 1973: una vieja granja en Tavernelle Val di Pese, un pueblo en las colinas del Chianti entre Florencia y Siena, que se les cruzó en el camino y en sus vidas. La villa de Rocco dei Dragoni, como se llama la hermosa construcción de piedra de la Toscana, ha sido tradicional destino de vacaciones discretas y tantos veranos ha pasado la Familia Real holandesa allí durante las últimas décadas que para los residentes de Tavernelle es simple y llanamente la Villa Beatriz. Según ha admitido la propia princesa en alguna entrevista, de allí guarda los mejores recuerdos familiares y también cuenta con el cariño de los lugareños que la hicieron ciudadana honoraria a finales de los ochenta. Ahora la propiedad pertenece legalmente a los hijos de la princesa Beatriz, el rey Guillermo y el príncipe Constantino, y a sus nietas Luana y Zaria, las hijas del difunto príncipe Friso.
La casa de Rocco dei Dragoni, escondida tras una fila de tupidos cipreses, protege a la Familia Real holandesa de todas las miradas curiosas. Solo han sido contadas excepciones en las que la prensa ha tenido acceso al refugio vacacional de los Orange coincidiendo con la presencia de Guillermo, Máxima y sus hijas durante sus vacaciones allí. Así ocurrió en los años 2006 y 2011, cuando abrieron las puertas para realizar allí el posado de verano.
La Familia Real de Holanda tiene todo lo que necesita para disfrutar del merecido descanso en su residencia estival: pista de tenis, piscina, caballos, campo de golf... También la posibilidad de explorar Florencia, la ciudad más próxima. Rara vez, no obstante, cruzan el puente romano del río Pesa para pasear por los alrededores o para degustar, muy de vez en cuando, algunos platos en la Osteria di Passignano, como las milhojas de verdura templadas y queso de cabra cocinado con el famoso aceite de Toscana. Los bucólicos veranos de los Orange no necesitan más.
Kranidi, el flechazo de Guillermo y Máxima de Holanda
Como los Orange han crecido considerablemente en estas décadas y son demasiados para veranear todos a la vez en la villa italiana, los reyes Guillermo y Máxima compraron en 2012 una mansión en una zona privilegiada cerca de Kranidi tras haber quedado prendados de las islas griegas en la boda real de Nicolás y Tatiana de Grecia. Otro flechazo.
Se desconocen los planes estivales concretos para este año de los reyes Guillermo y Máxima con sus hijas, las princesas Amalia, Alexia y Ariane. Solo trascendió que la familia había adquirido un yate, con el que podrían surcar las azules aguas griegas, ya que a su mansión en una zona privilegiada cerca de Kranidi no le falta embarcadero propio. Sus vacaciones en un destino por el momento desconocido está a la vuelta de la hoja de la agenda oficial, porque ya han dado por inaugurado el verano con el tradicional posado. Tras meses de confinamiento, en los envidiables jardines del Palacio Huis ten Bosch.
Mågerø, los confines de la Familia Real noruega
Tjome es una isla noruega cuyo nombre significa fin del mundo conocido. Hasta sus confines viaja la Familia Real noruega cada año desde 1993 para disfrutar de su veraneo en una sencilla residencia, rodeada de mar y pura naturaleza, en Mågerø, la pequeña península al sur de la ciudad de Tønsberg, tradicional destino turístico noruego al sureste del país. Allí el rey Harald se deja seducir cada verano por sus dos grandes pasiones, la pesca y la navegación, y la reina Sonia disfruta de las grandes reuniones familiares.
Sonia de Noruega ha reunido a su familia en su residencia estival de Mågerø, en el condado de Vestfold, al sureste del país noruego, para festejar juntos su 83.º cumpleaños, uno de los acontecimientos felices del año, después de la dolorosa pérdida de Ari Behn, los achaques del rey Harald, la enfermedad de la princesa Mette-Marit y la pertinaz pandemia de coronavirus. Sopló las velas en buena compañía durante una comida campestre con la que además daban la bienvenida al verano.
La residencia estival de Mågerø ha sido escenario en varias ocasiones del excepcional encuentro de los miembros de la gran familia de la realeza. La reina Sonia reunió allí a reyes y príncipes para celebrar por todo lo alto su 70.º cumpleaños en julio de 2007, antes del relevo en el trono de varias Cortes Reales. Y, más recientemente, a finales del verano de 2015, los príncipes Haakon y Mette-Marit fueron los anfitriones de una reunión generacional. A la cita acudieron, además de los miembros de la Familia Real noruega, los actuales y últimos Herederos de su generación en las principales monarquías europeas: Guillermo y Stéphanie de Luxemburgo, Victoria de Suecia sin su marido, el príncipe Daniel, y Federico y Mary de Dinamarca. Todos ellos, con la excepción de los Príncipes luxemburgueses, que por aquel entonces no habían tenido descendencia aún, acudieron con sus respectivos hijos.
Solliden, de vuelta en el paraíso con la Familia Real sueca
Öland, la perla de Suecia, es un remanso de paz donde florecen varias especies de orquídeas y su microclima lo convierte en un refugio ideal para los ruiseñores y otras aves. Allí acude puntualmente la Familia Real sueca a pasar sus vacaciones de verano coincidiendo con el cumpleaños de la princesa heredera Victoria, que se celebra el 14 de julio con varios actos especiales. Pero los Bernadotte deben su tradicional escapada a este paraíso floral de estilo italiano a Victoria de Baden, que mandó edificar el palacio de Solliden en 1906 con la absoluta convicción de que “quien viene una vez a Solliden, siempre volverá”.
La reina Victoria, propensa a las enfermedades pulmonares, descubrió Solliden gracias a la recomendación de su médico y buen amigo, Axel Munthe, y tras visitar el lugar se decidió a comprar un terreno junto al mar, cerca del castillo de Borgholm. Allí mandó construir un palacio de tres plantas, en ladrillo y piedra, decorado con mármol en el interior, de estilo meridional, a semejanza de su villa italiana de Capri, que tanto añoraba. Se ocupó personalmente de todos los detalles, especialmente de los jardines, donde se suceden uno italiano con estatuas a la sombra de los cipreses; uno inglés hecho de parterres de rosas, y otro holandés con hileras de tulipanes. Allí recibía a sus familiares y amigos y, allí, siguió yendo el rey Gustavo V cada verano, incluso después de la muerte de su esposa en 1930. Y allí continúa la tradición estival la actual Familia Real sueca para la que las vacaciones en Öland son sagradas, en palabras de la princesa Victoria: “Adoro Solliden. Tengo la sensación de haber crecido allí y no me imagino ni por un momento pasar el verano sin ir”.
Porto Heli, el verano hecho hogar por Constantino y Ana María de Grecia
Constantino y Ana María de Grecia se instalaron Porto Heli, en el Peloponeso, tras su largo exilio hasta 2013 en el Reino Unido. Allí, a orillas del mar Egeo, los Reyes griegos, junto a los príncipes Nicolás y Tatiana, han creado su hogar, que se ha convertido en la base estival del resto de la familia.
La Familia Real griega surca las azules aguas del mar Egeo en el yate Afroessa. Un placer al que no se resisten el príncipe Pablo, heredero del rey Constantino, y su familia. “Hay algo especial en los rituales familiares y Grecia, en verano, es nuestra reunión anual”, contó en una entrevista su mujer, la princesa Marie-Chantal. Nuestra reina Sofía y la princesa Irene, hermanas del soberano, o la princesa Benedicta, hermana de la reina Ana María, disfrutan también de estas travesías con afán en sus visitas al Peloponeso.