Las restricciones derivadas de la pandemia del COVID-19 ya impidieron realizar el tradicional discurso público del Emperador con motivo de su cumpleaños el pasado 23 de febrero. Ahora, una semana después de declarar el estado de emergencia en Japón, el Gobierno ha cancelado hasta nuevo aviso la ceremonia de proclamación del príncipe Akishino como heredero al trono del Crisantemo, que estaba prevista para el 19 de abril.
Así será la ceremonia por la que se proclamará heredero Akishino de Japón
Según ha informado la agencia EFE, el ministro portavoz, Yoshihide Suga, ha asegurado que la nueva fecha será acordada con el comité que se encarga de organizar estos actos. Como ya se demostró en la gran entronización de Naruhito, que congregó en Tokio a toda una cumbre de la realeza internacional, la Casa Imperial nipona no ahorra en fastos a la hora de celebrar las grandes ocasiones. Aunque Fumihito ya es heredero desde que su hermano asumió el trono el pasado 1 de mayo, la proclamación se oficializa mediante el Rikkoshi no Rei, como se llama el ritual por el que el príncipe pasa a ser el primero en la línea sucesoria.
Aunque se esperaban unos actos bastante austeros, los invitados, entre miembros de la Casa Imperial y del Gobierno y embajadores iban a ascender a unos 750. En algunos de los actos, ni siquiera podrían estar todos presentes por cuestiones de espacio. En la ceremonia, el príncipe, ataviado con el traje tradicional, debe pronunciar un discurso, tras el cual hablarían los emperadores Naruhito y Masako en la sala conocida como Matsu no Ma. El primer ministro, Shinzo Abe, por su parte, era el encargado de realizar la felicitación conocida como Yogoto. Estaba previsto celebrar dos banquetes tipo buffet en un solo día -en lugar de los tres previstos en dos jornadas-.
Akishino, de 54 años, está casado con la princesa Kiko y tienen dos hijas, Kako y Mako, y un hijo, Hisahito. Pese a que el niño, de 13 años, es el benjamin de la familia, una vez que su padre se proclame heredero, será él el segundo en la sucesión al trono, puesto que en Japón impera la ley sálica. Debido a esta misma normativa, Aiko, la hija de los actuales emperadores, no es la heredera, si no que la sucesión recae en el hermano de Naruhito.