A sus 45 años, Haya de Jordania ha conseguido ganarle una batalla al todopoderoso emir de Dubái. Una lucha que comenzó hace casi un año cuando huyó de palacio buscando el amparo de la justicia británica y que ha dejado al descubierto el régimen de terror que el jeque, de 70 años, imponía en su harén. Aunque el monarca, con el que se casó en 2004 convirtiéndose así en su sexta esposa, intentó por todos los medios que el contenido de la sentencia no saliera a la luz, un tribunal londinense ha hecho pública la campaña de miedo e intimidación emprendida contra la Princesa y dos de sus hijas.
Haya ha sido la última mujer de Mohammed bin Rashid al- Maktoum. Por ser la más joven se decía que era su favorita. Su extenso harén comenzó en 1979 cuando se casó con una prima, Hind bint Maktum Bin Juma Al Maktum, cuando ella tenía 17 años, 13 menos que el emir. Juntos tuvieron doce hijos, entre ellos el heredero. Después se sumaron Randa bint Mohammed Al-Banna y Delila Aloula, ambas del Líbano; Houria bint Ahmed Al M'aash, madre de la princesa Latifa -que intentó huir sin éxito en dos ocasiones-; Zoe Grigorakos, de origen griego, y otra esposa cuya identidad se desconoce.
- La justicia británica sentencia que el emir de Dubái secuestró a dos de sus hijas
Haya siempre fue diferente a sus predecesoras. Nacida en Jordania, uno de los países árabes más abiertos, estudió en la Universidad de Oxford. Su perfil internacional se vio reforzado a raíz de ser una experimentada amazona. Fue la primera mujer jordana que representó a su país en una campeonato internacional. Compitió en el año 2000 en los Juegos Olímpicos y ha sido embajadora de buena voluntad del programa mundial de alimentos de la ONU. Quizá estás circunstancias, muy diferentes a las de las de las mujeres de la región, la llevaron la pasada primavera a huir del emirato con sus dos hijos y una fortuna de más de 35 millones de euros.
En la época dorada de su matrimonio, la princesa Haya era uno de los personajes habituales de la sociedad internacional y era frecuente verle en las carreras de Ascot e incluso saludando a Isabel II. Paralelamente, el emir convirtió Dubái en un gran destino turístico y ha fomentado en estos años el establecimiento de numerosas empresas en el emirato, mientras muchos colectivos han criticado duramente la violación de los derechos humanos y un sistema judicial que contempla la pena de muerte por lapidación.
En esta primera sentencia, de 34 páginas, que se engloba dentro del juicio por la custodia de sus hijos, la Corte británica revela que los problemas en el matrimonio surgieron entre 2017 y 2018, aunque la situación se agravó cuando la Princesa empezó a interesarse por el paradero de una de las hijas de su marido, la princesa Latifah, que fue devuelta a Dubái después de intentar fugarse. Poco después y tal como refleja el fallo judicial fue ella la que sufrió el terror con fuertes amenazas. Todo ello hizo que en abril de 2019 la hermana del rey Abdalá recabara en Londres, donde el miedo la hizo pedir amparo diplomático a su hermano que la nombró diplomática de Jordania en el Reino Unido.
La justicia británica no se ha quedado ahí y ha dictaminado que el jeque es culpable del secuestro forzoso de dos de las hijas que tuvo con Houria bint Ahmed Al M'aash, su tercera esposa. El juez da por probados que la princesa Shamsa huyó en el año 2000 y buscó protección en Reno Unido. Los hombres de su padre la encontraron y la llevaron de vuelta a los Emiratos donde está retenida y supuestamente sedada. Dos años más tarde, la princesa Latifah intentó escaparse sin éxito. En 2018 lo intentó de nuevo pero fue interceptada en la India. A pesar de su calvario logró grabar un vídeo en el que hablaba de los abusos que había sufrido por parte de su padre, que han servido como prueba en este procedimiento judicial.