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Día Internacional de la Mujer: nueve reinas y princesas empoderadas antes que Meghan

Nuestra reina, Isabel de Inglaterra, Diana de Gales, Máxima de Holanda o Rania de Jordania, las mujeres de la realeza que demostraron su fuerza


Actualizado 9 de marzo de 2020 - 11:50 CET

El año pasado por estas fechas, Meghan Markle presidía una conferencia con motivo del Día Internacional de la Mujer, se encontraba en la última etapa de embarazo de Archie y bromeaba diciendo que sentía “la patada embrionaria del feminismo”. En su época de senior royal, la Duquesa de Sussex supo dar un verdadero impulso a todos los movimientos a favor de la igualdad, apoyando diversas campañas, como la de brindar apoyo a mujeres vulnerables para que puedan reintegrarse al trabajo, prestar atención a las trabajadoras del sexo, solidarizarse con las niñas que viven en zonas conflictivas de Sudáfrica y dar visibilidad al problema de la desigualdad en el mundo. Con este historial tan contundente y pionero sería fácil olvidar a las otras princesas empoderadas, quienes desde su podium han hecho firme su convicción de que las mujeres pueden cambiar el mundo. Ahora que se acerca nuevamente el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, celebramos a las otras mujeres de la realeza que demostraron su fuerza.

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Mujeres con sustancia: ellas cambian el mundo

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REINA LETIZIA

“Cada niña nacida en cualquier lugar del mundo debería tener la posibilidad de elegir lo que quiere en la vida porque es maravilloso ser una mujer... o al menos debería serlo”. Con estas palabras, en 2015 nuestra Reina denunciaba injusticias tales como el analfabetismo en las mujeres, la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil, la diferencia salarial y la violencia doméstica. Claramente una mujer de convicciones, la experiodista conoció al rey Felipe mientras informaba sobre el Desastre del Prestige, el derrame de petróleo en Galicia; antes había hecho transmisiones desde la Zona Cero de los atentados terroristas del 11 de septiembre de Estados Unidos y en la guerra de Irak.

Aporta una gran experiencia profesional a su papel de reina del siglo XXIhabiendo viajado desde Haití a El Salvador, Honduras y Mozambique para promover las causas que apoya. Nuestra Reina ha recibido los elogios de la Dra. María Neira, de la Organización Mundial de la Salud: “Es una reina europea, una reina moderna que se atreve a hablar con claridad. Ella dice: ‘Sabemos lo que sucede en el mundo y mucho de lo que sucede es totalmente inaceptable. Y debemos tomar medidas contra ello”.

© Getty Images

La constancia, el trabajo y la dignidad de Isabel II han normalizado, de forma natural, la idea de que una mujer esté al mando.

ISABEL II DE INGLATERRA

¿Quién puede olvidar el apasionado discurso de Meghan sobre el sufragio femenino en Nueva Zelanda, pronunciado frente a un retrato de Isabel II? Fue un recordatorio de que la Duquesa estaba allí con la bendición de la abuela del príncipe Harry, alineando sutilmente a la monarquía con los valores del siglo XXI. Para mantener su posición de neutralidad, es rara la vez que la reina Isabel expresa sus opiniones personales sobre los temas del día, y el feminismo es uno de ellos. Sin embargo, siendo la única monarca del Reino Unido que hemos conocido, su constancia, trabajo y dignidad han normalizado, de forma natural, la idea de que una mujer esté al mando.

Ciertamente la personalidad de la Reina de Inglaterra impone. La estrella de The Crown, Olivia Colman, que llevó su personaje a la pantalla, declaró sentir profunda admiración hacia Su Majestad y se refirió a ella como “la máxima feminista”: “Es el soporte de la familia. Es la que aparece en nuestras monedas y billetes. El príncipe Felipe tiene que caminar detrás de ella”.

La ganadora del Oscar recordó la experiencia de la reina Isabel, en tiempos de guerra, como parte del Servicio Territorial Auxiliar de la Mujer. Conocida como la segunda subalterna Elizabeth Windsor, se formó como mecánica y compartía con sus padres todo lo que aprendía: “Tuvimos bujías toda la noche en la cena”, bromeaba orgullosamente la Reina madre. Su entusiasmo por los coches se puso de manifiesto cuando condujo para el rey Abdalá de Arabia Saudita en 1998, en Balmoral. En ese entonces no se permitía a las mujeres conducir dentro de su reino, así que es fácil de imaginar la cara de sorpresa del Rey cuando Isabel II le hizo un gesto para que se sentara en el asiento del pasajero y tomó el volante.

Winston Churchill predijo otra Edad de Oro bajo una segunda reina Isabel cuando prometió su lealtad a la muerte de su padre el rey Jorge VI: “Famosos han sido los reinados de nuestras reinas. Algunos de los más grandes períodos de nuestra historia se han desarrollado bajo su cetro”, declaró el líder británico en tiempos de guerra. “Puedo sentir una emoción al invocar una vez más la oración y el himno, ¡Dios salve a la Reina!”

DIANA DE GALES

Hasta la época de Diana de Gales, los ideales victorianos marcaron los límites de la conducta de una consorte real, pero ella lo cambió todo. La editora senior de The Economist, Anne McElvoy, que ha seguido el trabajo tanto de la recordada Princesa del pueblo como de Meghan, dice que la vida de Diana fue “un triunfo de la fuerza femenina llevado a la práctica”: “Como muchas feministas de diferentes épocas y temperamentos, Lady Diana tenía la firme intención de sobrepasar tanto las expectativas como los antecedentes, con una buena dosis de obstinación”.

Mientras la sociedad esperaba que sufriera en silencio, ella hablaba abiertamente de su bulimia, sus autolesiones y su depresión postparto. Cuando la gente creía que su atención estaría centrada en elegir diademas y cortar cintas en las inauguraciones, Diana de Gales caminó literalmente por campos de minas, estrechó la mano de pacientes con SIDA y tocó a los intocables de la India.

Antes de ella era inimaginable que la realeza abrazara a sus súbditos o defendiera a los oprimidos y rezagados. Ahora nadie se inmuta si la Duquesa de Cambridge va a una prisión de mujeres o si la Duquesa de Cornualles habla en nombre de las víctimas de la violencia doméstica. Las reinas del mundo progresista de hoy en día son las herederas de una cruzada liderada por Diana de Gales, quien transformó el papel de una princesa, más allá de las fronteras de Gran Bretaña. Desde Máxima de Holanda hasta Victoria de Suecia, cada dama de la realeza actual debe algo a su influencia. No es de extrañar que al final de su vida, durante su única entrevista televisiva, Diana se enorgulleciera al afirmar que era “una mujer fuerte haciendo su parte”.

MÁXIMA DE HOLANDA

Exbanquera de inversiones, la reina Máxima es una apasionada de la reducción de la pobreza a través de la financiación inclusiva. Desde 2009, es Defensora Especial de las Naciones Unidas, promoviendo el acceso a cuentas bancarias, seguros, préstamos y pensiones como una solución para transformar la vida de las mujeres.

La mayor de sus tres hijas, la princesa Catharina Amalia, es la Heredera al trono, lo que significa que el porvenir seguirá marcado por el poder femenino. Así respondió la reina Máxima, en una conferencia con Angela Merkel, cuando se le preguntó si era feminista: “Quiero que todas las mujeres tengan libertad de elección y oportunidades que puedan aprovechar para estar felices y orgullosas de sí mismas”, respondió la Reina de los Países Bajos. “Si eso es ser feminista, yo soy feminista”. Angela Merkel, que se convirtió en 2005 en la primera mujer Canciller de Alemania, no pudo estar más de acuerdo: “Entonces yo también lo soy”.

© Foto de Tristan Fewings / Getty Images para la Fundación Rothschild

Dirigiéndose a sus tropas en 1588 antes de la batalla con la Armada Española del rey Felipe II, la reina Isabel I dijo alto y claro: “Sé que tengo el cuerpo frágil y débil de una mujer, pero tengo el corazón y el estómago de un rey”.

LA REINA ISABEL I

Hace 400 años ninguna princesa se habría atrevido a hacer un llamamiento a la igualdad. Pero Isabel I se vio obligada a abordar el tema más de una vez ante los cuestionamientos sobre su aptitud, como mujer, para gobernar. Dirigiéndose a sus tropas en 1588 antes de la batalla con la Armada Española del rey Felipe II, la soberana dijo alto y claro: “Sé que tengo el cuerpo frágil y débil de una mujer, pero tengo el corazón y el estómago de un rey”.

Tampoco era reacia a usar la mística femenina para mantener a sus cortesanos en la esclavitud. Siendo ella su propia asesora de imagen, antes de que existiera tal concepto, creó el mito de la Reina Virgen, casada sólo con Inglaterra, sabiendo que el matrimonio y los bebés comprometerían su independencia.

Aunque la reina Isabel I es considerada un icono feminista, ella nunca se vio a sí misma como tal, según afirma la dramaturga Joanna Carrick, autora de Progress, una obra que retrata las giras que realizaba la monarca por su reino. “La idea de los derechos de la mujer y que se les permitiera hacer las mismas cosas que los hombres no se le ocurriría, sin embargo como individuo lo hacía, vivía ese ideal. Era brillante en el deporte y en la equitación, muy activa y poseedora de un gran intelecto, sin duda, la prueba viviente de que las mujeres son absolutamente increíbles”.

© Getty Images

La reina Victoria, la abuela de Europa, contribuyó directamente al empoderamiento al hacer reformas a la monarquía según criterios femeninos.

LA REINA VICTORIA

La otra gran reina, Victoria, tampoco se habría considerado a sí misma como una feminista. No le entusiasmaba que las mujeres se convirtieran en médicos o tuvieran voto, en privado, describía el movimiento sufragista como una “locura malvada”. Pero la reina Victoria contribuyó directamente al empoderamiento al hacer reformas a la monarquía según criterios femeninos. Puso en relieve conceptos como el amor familiar y la importancia de un hogar bien integrado, lo cual, en aquellos tiempos fue bien valorado por la gente. La Dra. Amanda Foreman, curadora de una exposición para conmemorar el 200.º aniversario de su nacimiento, dijo que en el Palacio de Buckingham, ella transformó el “tejido del edificio”. Y lo abrió al público.

La abuela de Europa “creó las tradiciones que ahora asociamos con la monarquía moderna”, explica la historiadora. “Ya sea en el balcón, o en la fiesta del jardín, o trayendo a la gente a este palacio para celebrar ocasiones nacionales y públicas muy importantes. Ese tipo de relación es muy femenina, es una expresión del poder femenino. Se trata de la familia, el deber, la lealtad y el servicio público, y no del poder militar”.

RANIA DE JORDANIA

En la era moderna, la indomable reina Rania es un faro de fuerza femenina. Para la madre de cuatro hijos, el empoderamiento comienza en el hogar. Cuando su hija, la princesa Salma, estudió en la Academia Militar de Sandhurst y luego se convirtió en la primera mujer jordana que completó la formación preliminar de piloto en un avión de ala fija, no pudo estar más orgullosa. También recibió felicitaciones del hermano de Salma, Hussein, y de su padre, el rey Abdullah, que siempre ha apoyado el activismo de su reina.

Rania, de 49 años, está deseando promover el ejemplo de su familia en el mundo entero. Levanta su voz por la igualdad de género, abordando temas espinosos como la violencia doméstica, los asesinatos por honor, el abuso infantil y el extremismo religioso. En la cumbre de HeforShe, en 2018, elogió a las mujeres árabes por su “espíritu de acero”. Hizo un llamamiento a los hombres para que sean aliados, instándoles a “levantar a las mujeres agobiadas por obstáculos que el género masculino nunca conocerá. Ilumina el capítulo árabe de HeForShe. Porque cuando todo el mundo está para ella, somos más grandes que la suma de nuestras partes”.

© © CORTE GRAN DUCADO DE LUXEMBURGO / SOPHIE MARGUE

María Teresa de Luxemburgo, embajadora de la Unesco y de Unicef, lanzó el año pasado Stand Speak Rise Up, un ambicioso proyecto que lucha contra de la violencia sexual en zonas de conflicto.

MARÍA TERESA DE LUXEMBURGO

Procedente de una familia del exilio cubano muy vinculada a la filantropía y la cultura, la incansable consorte del gran duque Enrique ha volcado gran parte de su trabajo en los campos humanitario y social. Es embajadora de la Unesco y de Unicef y el año pasado lanzó Stand Speak Rise Up, un ambicioso proyecto que lucha contra de la violencia sexual en zonas de conflicto. Algunos temas que prioriza la organización son la salud física y mental de las víctimas, la unificación de los sistemas de justicia internacionales, la reparación de los daños causados, así como la inclusión de niños nacidos a causa de una violación.

La gran duquesa María Teresa lleva mucho tiempo involucrada en tareas de empoderamiento femenino, abordando la educación igualitaria como premisa básica. A menudo, por ejemplo, visita el centro Norbert Ensch, que da apoyo y acompañamiento a las madres jóvenes y menores de edad, así como a chicas embarazadas y familias monoparentales, y pasa tiempo conversando con las mujeres para conocer de cerca los retos a los que se enfrentan. Esta institución es un servicio puesto en marcha por la Cruz Roja de Luxemburgo, cuya presidencia está a cargo precisamente de la Gran Duquesa desde el año 2005.

LA CONDESA DE WESSEX

Otra mujer fuerte de la generación de Diana es Sophie, la Condesa de Wessex, quien utiliza su liderazgo a favor del empoderamiento de las mujeres y las niñas. En septiembre pasado, trascendieron las imágenes de la nuera de la reina Isabel bailando en Kenia con las refugiadas que habían logrado huir de la violencia sexual relacionada con el conflicto. Como partidaria de la campaña de Angelina Jolie en lo que respecta a este tema, la condesa Sophie también ha estado en Kosovo y Sierra Leona.

“Debemos asegurarnos de que el silencio que esconde el dolor y el sufrimiento se convierta en voces de esperanza”, dijo la Condesa de 55 años a los líderes del Commonwealth en un discurso que proponía “una paz feminista” que incluya a las mujeres como negociadoras, mantenedoras de la paz y lideresas políticas en las zonas de conflicto.

Profesional de las Relaciones públicas –dirigió un exitoso negocio antes de formar parte de la Familia Real británica–, Sophie de Wessex es también embajadora mundial de 100 Woman in Finance, una iniciativa que busca el fortalecimiento de la industria financiera global, al empoderar a las mujeres para que alcancen su mayor potencial profesional en cada etapa. “Necesitamos que todos, hombres y mujeres, apoyen esta misión”, dijo en una conferencia en Nueva York. “Si avanzamos más hacia la paridad, entonces todos estaremos dispuestos a ganar. Habrá rebanadas más grandes de un pastel más grande para todos”.

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