La princesa Haya está empezando a ver la luz al final del túnel después de que decidiera fugarse del Palacio Real de Dubái la pasada primavera. Tras unos meses de incertidumbre, de idas y venidas a los tribunales y de, incluso, llegar a temer por su vida, la hermana de Abdalá de Jordania y su exmarido, el emir de Dubái, han tenido la primera sesión del juicio de su divorcio, que durará toda esta semana y en la que se se dirimirá el futuro de los dos hijos de la expareja. La princesa y Mohammed bin Rashid se casaron en el año 2004 y tuvieron dos hijos: Jalila, de 12 años, y Zayed, de 8. Haya se convirtió así en la sexta mujer del soberano. Pese a la gran expectación que había generado su reencuentro en los tribunales, los medios gráficos no pudieron captar a la expareja, ya que la primera vista se celebró a puerta cerrada en las dependencias del Alto Tribunal de Londres. A última hora de la mañana, tan solo se vió salir de la sede judicial a la Princesa, de 45 años, que estuvo acompañada por su abogada Fiona Shackleton, y que eligió para la ocasión un vestido recto de color verde, a juego con su bolso.
Desde que puso tierra de por medio, la princesa Haya se ha refugiado con sus hijos en una mansión que posee en el barrio londinense de Kenington, que está valorada en 95 millones de euros. En Gran Bretaña y lejos de la influencia del emir, empezó su batalla legal contra su exmarido por la custodia de sus hijos. La hija del difunto rey Hussein pretende tener la custodia de sus niños y conseguir una orden de protección para que no tengan que enfrentarse a un matrimonio concertado en el futuro. Aunque el emir, que tiene más de una veintena de vástagos, exigió el retorno del sumario judicial a los Emiratos Árabes, su todavía mujer se ha amparado en la justicia británica para que las vistas tengan lugar en Londres. Además, la princesa, que llegó a temer por su seguridad, se ha blindado y ha conseguido que su hermano, el rey Abdalá, la nombrara diplomática en la embajada del Reino Unido para así conseguir protección e inmunidad.
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Estos cinco días de juicio se prevén muy intensos y ambas partes cuentan con las mejores abogadas expertas en divorcios. La letrada de la Princesa es Fiona Shackleton, conocida como magnolia de acero. Décadas después, Fiona participa en otro mediático juicio de divorcio ya que fue ella la que veló por los intereses del príncipe Carlos en su divorcio de Diana de Gales en 1996. También representó al príncipe Andrés en su litigio contra Sarah Ferguson, entre otros muchos casos. El todopoderoso emir, de 70 años y uno de los hombres más ricos del mundo, no se queda atrás y cuenta con los servicios de Helen Ward, la gran dama de los divorcios, que se ha encargado de la separación de Guy Ritchie o la de Bernie Ecclestone de su segunda mujer, Slavica.
El juicio se produce un mes después de que el emir se ausentara de una audiencia preliminar en el mismo tribunal. El gobernante dejó plantada a la princesa Haya por encontrarse en una subasta de caballos, que tuvo lugar en la ciudad de Newmarket, a menos de dos horas en coche de la capital inglesa. Parece que Mohamed Bin Rasid dejó ese día clara sus prioridades ya que se gastó más de tres millones de euros en comprar a Dubawi, un potro de carreras para su fabuloso establo Godolphin. El emir es un gran amante del mundo equino y tiene algunos de los mejores ejemplares del mundo. Además, es un habitual de Ascot, donde, hasta ahora acudía acompañado por su mujer y sus dos hijos. Una pasión que comparte con su todavía esposa a la que conoció en Jerez de la Frontera durante los Juegos Ecuestres mundiales de 2002.