Naruhito y Masako de Japón le deben su matrimonio a la infanta Elena, aunque ella en su momento no sospechara nada. Todo ocurrió durante su visita en 1986 al país nipón. La representante de la Familia Real española inauguró una exposición de El Greco y fue recibida con todos los honores en una recepción real. Sin embargo, no sabía que su visita era la excusa perfecta para invitar a una treintena de mujeres solteras y que el por entonces joven príncipe, Naruhito, venciera su timidez y conociera a su futura esposa. Entre todas ellas se encontraba Masako, todavía algo desubicada tras el reciente regreso a su Japón natal después de haberse graduado en Harvard. El resto, como se dice, es historia.