La Familia Imperial de Japón tiene por delante grandes planes que se están llevando a cabo con calma. Casi tres años después de que Akihito de Japón expresara su deseo de abdicar, se fijó la fecha para el 30 de abril del 2019. Con este día en el horizonte el Gobierno y la Casa Imperial comenzaron a preparar la primera sucesión en vida de un emperador en dos siglos. Si hace unas semanas era la boda de la princesa Mako, nieta de mayor de los Emperadores, la que se veía pospuesta hasta el 2020, ahora lo que se estudia aplazar es el anuncio de la nueva era.
Las eras son la forma tradicional japonesa de dividir el tiempo, es una característica de su historia y una demostración de su cultura. Un nuevo ocupante en el Trono del Crisantemo conlleva un cambio de era, es decir, la apertura de un nuevo período que recibe un nombre específico que acompañara al monarca durante toda su vida e incluso de forma póstuma.
La era actual se denomina Heisei (paz) y comenzó el 8 de enero de 1989, el día después del fallecimiento de Hirohito, anterior emperador y padre de Akihito. La nueva era comenzará por tanto el 1 de mayo de 2019 con el ascenso al trono del príncipe Naruhito, es precisamente el anuncio del nombre de esa próxima era lo que se espera en el país con entusiasmo y lo que el Gobierno de Japón está estudiando aplazar hasta finales de este año o incluso hasta la primavera del 2019.
Tal y como recogen medios del país como The Japan Times o la agencia de noticias Jiji Press, el Gobierno anunciará el nombre de la nueva era con suficiente antelación para evitar que se produzcan confusiones en la vida diaria de las personas y en las actividades económicas, pero también existe la preocupación de que si el anuncio se produce demasiado temprano se podría también generar confusión o provocar un debate en la sociedad sobre el nombre elegido.
Los medios citados publican que el Gobierno estudia un posible aplazamiento hasta después del 24 de febrero de 2019, fecha en la que se celebrará el 30º aniversario de la entronización del emperador Akihito, así se evitaría que la nueva era eclipsara la celebración y que la sociedad desvie, antes de lo deseado, la atención del Emperador actual a su hijo. “Estamos trabajando de la manera más apropiada en la elección de la fecha para anunciar el nombre de la nueva era al tiempo que tenemos en cuenta los posibles efectos que esto tendrá en la vida diaria de las personas”, explicó el secretario jefe del gabinete de Gobierno Suga Yoshihide en una rueda de prensa que tuvo lugar a finales de la semana pasada.
Akihito de Japón desea dejar el trono de la forma ‘más sencilla posible’
Según analiza la agencia EFE desde Tokio, el largo plazo transcurrido entre el anuncio realizado por Akihito y la fecha para su retirada se debe a la extrema cautela con la que han actuado tanto la Casa Imperial nipona como el Gobierno, que han querido respetar las escasas atribuciones que asigna la Constitución al emperador. Esta figura, a la que antes se atribuía un carácter divino, está ahora definida como "símbolo del Estado" sin poder político alguno, por lo que en lugar de abdicar de forma inmediata cuando la legislación no lo permitía, expresó su voluntad de hacerlo de forma indirecta para dar pie a los procedimientos legislativos necesarios.
Aquejado de una frágil salud tras superar varias operaciones, Akihito - Emperador que recibió con los máximos honores a los reyes Felipe y Letizia en abril del pasado año- cumplirá los 85 años antes de ceder el trono, y se convertirá en el primer emperador en abdicar desde la renuncia del emperador Kokaku en 1817. El príncipe Naruhito cogerá el relevo cuando ya haya cumplido los 59 años y no en una fecha elegida al azar en el calendario nipón, ya que se ha pensado para que coincida aproximadamente con el inicio del nuevo año fiscal y administrativo del país asiático.