Desde el fallecimiento el pasado 5 de diciembre del destronado Miguel I, Rey de Rumanía, a los 96 años de edad, a causa de una leucemia crónica que le obligó a dejar la vida pública en marzo de 2016, su nieto apartado de la línea sucesoria trata de recuperar sus opciones de llegar al trono o al menos a la cabeza de la Casa Real. En pleno siglo XXI, Nicholas Medforth-Mills es consciente de que estas batallas ya no se luchan en palacio a puerta cerrada y se vale de las redes sociales y los medios de comunicación para hacer su “campaña”.
Hay que recordar que el rey Miguel - tuvo un funeral con honores de Estado el pasado 16 de diciembre al acudieron representantes de todas las familias reales del mundo, entre ellos don Juan Carlos y doña Sofía, los Reyes de Suiza, el Gran Duque de Luxemburgo y el príncipe Carlos de Inglaterra- dejó como Custodia de la Corona Rumana y por tanto nueva Majestad de la Casa Real a su hija mayor, la princesa Margarita. La nueva Reina de Rumanía no tiene descendencia por lo que será su hermana, la Princesa Elena, la que estaría llamada a ser su sucesora. La historia es compleja pero aún se complica más si tenemos en cuenta que el hijo de Elena, Nicholas Medforth-Mills, revindica los derechos que un día tuvo: el título de Príncipe de Rumanía y su posición en la línea sucesoria.
El rey Miguel de Rumanía excluye a su nieto Nicolás de la sucesión al trono
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Nicholas Medforth-Mills es el mayor de los nietos del rey Miguel y, además, el único varón si tenemos en cuenta que su tía Irina Walker –la tercera de las cinco hijas que tuvo el Rey con Ana de Borbón-Parma- perdió el título de princesa y los derechos dinásticos para ella y su descendencia después de ser condenada por un tribunal estadounidense por organizar peleas de gallos ilegales en el rancho que comparte con su marido. Dejando este polémico capítulo a un lado, las últimas actuaciones de Nicholas tampoco han estado exentas de escándalo, una controversia con la que él no está de acuerdo y así lo viene expresando en su cuenta de Facebook desde que en agosto de 2015 su abuelo tomó la decisión de excluirlo de la línea sucesoria.
“Me entristece profundamente y no entiendo la agresividad de la Casa Real de hacer todo lo posible para impedirme ver a mi abuelo y desacreditar mi imagen. No voy a entrar en este juego sucio”, publicó Nicholas días antes del fallecimiento de su abuelo, cuando trascendió –a través de un comunicado de la propia Casa Real- que había intentado entrar a la fuerza en la residencia del convaleciente monarca. Según el comunicado, el nieto del Rey llegó a agredir a tres personas en su intento, según su abogado, “perdió la compostura pero no agredió a nadie”.
Tras esta actuación, fue su propia madre la princesa Elena la que confirmó en un comunicado lo que se venía rumoreando en Rumanía desde el 2015, que su hijo pudo ser excluido de la línea sucesoria al tener una hija ilegítima con Nicoleta Cîrjan. “El Rey estaba profundamente entristecido porque no había hecho nada para aclarar la paternidad de su supuesto hijo, una niña de casi dos años. Esto muestra una inaceptable falta de responsabilidad”, dice el comunicado que la princesa Elena publicó después del incidente.
Mientras transcurren los 40 días de gran luto y los tres meses de luto, Nicholas Medforth-Mills, que caminó detrás del ataúd de su abuelo en su funeral y planea su boda religiosa con Alina-Maria Binder para el 2018, ha encontrado en la prensa británica un protagonismo que no tenía hasta ahora. “La pareja es muy popular y son vistos como los Harry y Meghan de Rumanía”, publica Express; mientras que Daily Mail afirma que “su creciente popularidad en Rumanía ha obligado a la familia a darle la bienvenida de nuevo”. “Él y su prometida se están ganando los corazones de Bucarest”, publica The Sunday Times que también recoge unas declaraciones de la historiadora estadounidense Marlene Eilers Koenig que añade “hay indicios de que esta popularidad no ha sentado bien a algunos miembros de la propia familia real”.
En Rumanía recogen estas noticias con sorpresa y titulares como “La prensa británica compara al príncipe Nicholas y Alina con el príncipe Harry y Meghan” (Ziarul de Iasi) o “La prensa británica sobre el ex Príncipe Nicholas: ‘conquistó los corazones de los rumanos’” (Stirileprotv). En lo que sí ponen el foco varios medios del país es en que Medforth-Mills no tiene problema en llegar a los tribunales para recuperar su título y sus derechos. “De acuerdo con la declaración hecha por su abogado, Radu Enache, Nicholas está dispuesto a ir a la corte y luchar por lo que le pertenece, sobre todo porque nunca se le explicó por qué fue excluido de la familia real y de la línea de sucesión al trono”, explica el medio Ziarul de Iasi.
Desde sus redes sociales Nicholas, que aunque nació en Suiza vive desde los cinco años en Londres, comparte algunas de estas publicaciones a la vez que expresa el dolor por la muerte de su abuelo y lo unidos que estuvieron: “Perdí a mi mejor amigo, mi abuelo, pero me considero un hombre afortunado porque tuve el privilegio de ser criado y formado por él: con el sentimiento de deber al país y la promesa de que siempre voy a tratar de hacer que esté orgulloso de mí”.
Hay que recordar que Miguel I tuvo que marcharse al exilio en 1947 y que Rumanía es una república que no contempla ningún poder para la monarquía en su Constitución, sin embargo la Casa Real en Rumanía sí que conserva el cariño de buena parte de la población y el Jefe de la Casa Real otorga ciertos honores y gestiona las propiedades de la familia en el país.
Muestra de ello fueron las impresionantes honras fúnebres que se brindaron al rey Miguel -al que el Senado le reconoció sus derechos como exjefe de Estado en 2011- y cuyo féretro recibió el homenaje, entre otros, del Presidente de Rumanía, Klaus Iohannis que afirmó en un mensaje de condolencia: "Nos ha dejado un verdadero líder que representó a nuestro país con honor, valentía y patriotismo en periodos difíciles, convirtiéndose en un referente de identidad y solidaridad".