Miguel I de Rumanía vuelve a casa por última vez arropado por su familia. Le acompañarán en su última despedida prácticamente todos sus seres más (y algo menos) queridos, que dejarán sus diferencias a un lado en sus funerales del próximo miércoles. La hasta ahora princesa Margarita, la mayor de las cinco hijas del difunto Príncipe de Hohenzollern, el último jefe de Estado superviviente de la Segunda Guerra Mundial y el rey que se ciñó dos veces la corona rumana, desempeñará su primer acto oficial como nueva Jefa de la Casa Real y Custodia de la Corona Rumana, el debut más triste y doloroso en el nuevo cargo, al recibir en el aeropuerto de Otopeni los restos mortales de su padre, procedentes de Suiza. El féretro será trasladado tras su recepción al palacio de Peles, residencia estival neorrenacentista de la región de Transilvania.
El último adiós a Miguel de Rumanía, que fallecía el pasado martes en la localidad suiza de Aubonne (cantón de Vaud) a los 96 años, a causa de una leucemia crónica y de un carcinoma espinocelular con metástasis, reunirá a representantes del Gobierno y de la Iglesia Ortodoxa, y al parecer también al resto de su familia, punto que nadie se atrevía a dar por hecho. No faltarán junto a la princesa Margarita y su marido, el príncipe Radu Duda –actor con el que se casó en 1996-, sus otras cuatro hijas, las princesas Helena, Sofía, María e Irina, quien en 2013 fue despojada de todos sus derechos reales, al igual que sus dos hijos, fruto de su primer matrimonio con John Kreuger. La contundencia del rey Miguel atendía a los cargos que pesaban sobre la princesa Irina por organizar peleas de gallo ilegales en su rancho de Oregón, junto a su segundo marido, John Wesley Walker.
No es la única de la familia que ha levantado ampollas en vida de Miguel I de Rumanía y que sin embargo estará en sus honras fúnebres. Nicolás Medforth Mills podrá acudir en compañía de su actual mujer, Alina Binder. El que fuera elegido como tercer heredero al Trono, después de su tía la princesa Margarita y de su madre, la princesa Helena, también está despojado de los derechos reales, del título de Príncipe de Rumanía y del tratamiento de Alteza Real, que una vez ostentó. Hasta que en 2015 trascendió que había tenido una relación extramatrimonial con Nicoleta Cirjan, a quien dejó embarazada, hecho que nunca reconoció y Miguel I alegó “principios morales” para excluirle de la sucesión. No encajó la decisión de su abuelo, que achacó a los propios intereses de la princesa Margarita, y un mes antes de que falleciera trató de entrar por la fuerza y a la desesperada en su residencia suiza de Aubonne, lo que le costó una denuncia de allanamiento de morada.
Olvidarán pese a todo sus discrepancias en el momento de la verdad, ante el difunto rey. Luego, tras su paso por el Palacio de Peles, sus restos mortales continuarán su última travesía al Palacio Real de Bucarest, donde los rumanos podrán también presentarle sus respetos en la Sala del Trono, hasta el sábado 16 de diciembre. No estará permitido el acceso a aquellos que no vistan de oscuro o acudan con móviles o cámaras de fotos. Esa misma mañana tendrá lugar una ceremonia religiosa y militar en la Plaza Real, tras la cual se oficiará una misa en la Catedral y finalmente se procederá al entierro en la nueva Catedral Real y Episcopal, en la necrópolis real donde descansa la reina Ana, esposa de Miguel I, quien falleció en agosto de 2016. A estos actos, de carácter privado, solo acudirá la Familia Real rumana y las familias reales extrajeras emparentadas. Los reyes Juan Carlos y Sofía ya han confirmado su asistencia.