Seis años han pasado desde que Pippa Middleton se convirtiera en la protagonista inesperada de la boda de su hermana, la Duquesa de Cambridge. De abril de 2011 a mayo de este 2017 cuando vuelve a estar en el foco de la noticia, pero esta vez con motivo de su propia boda.
Mucho antes de conocer a su futuro marido, James Matthews, Pippa Middleton tenía muy claro cómo deseaba casarse y quería hacerlo de una manera nada convencional, tal y como reveló en 2013. “Si tuviera que casarme, lo haría con mis pantalones cortos de tenis, sin pliegues ni volantes”. Estas fueron las palabras con las que sorprendió Pippa a su familia cuando era tan solo una niña. Una divertida anécdota que ella misma compartió en la edición estadounidense de la revista Vanity Fair. Añadía que en la niñez era “una chica poco femenina y muy decidida”.
Pippa Middleton es una deportista nata, pero sobre todo, siente auténtica pasión por el tenis. Esto explicaría que incluso pensó en casarse con la equipación de este deporte. “He pasado mi fase tomboy (chicote), pero no habrá vestidos blancos este verano, aparte de los de mi club de tenis”, añadía en julio de 2013.
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Pero estamos en 2017 y Pippa va camino del altar. Por lo tanto, sí que habrá vestido blanco, el secreto mejor guardado. Tendremos que esperar al 20 de mayo para ver a la gran novia del año. Si decide seguir la línea que lució en el enlace de su hermana elegirá un traje sencillo. En aquella ocasión dejó a todos con la boca abierta gracias a un vestido de la directora creativa de Alexander McQueen, Sarah Burton, que sigue marcando tendencia seis años después.