Mako de Japón se casará con un compañero de clase, despidiéndose así de la Casa Imperial

La nieta mayor de los Emperadores perderá su estatus y sus funciones de representación tras el 'sí, quiero'

Por Sira Acosta

Con una abdicación planeando en el horizonte, la Familia Imperial japonesa afronta un nuevo cambio. La nieta mayor de los Emperadores, la princesa Mako, se casará con su compañero de universidad Kei Komuro, al que conoció en el año 2012 en la International Christian University de Tokio en la que ambos estudiaban. Un motivo de celebración que a la vez marcará su salida de la Casa Imperial.

Los medios del país recogen esta noticia -tras el comunicado emitido por los funcionarios de la Casa- y publican que los padres de la Princesa, el príncipe Akishino y la princesa Kiko, han aprobado la unión y que los Emperadores ya están al corriente de los planes de su nieta. Según recoge Japan Times, el compromiso oficial se espera para mediados de junio y la ceremonia para el próximo año. De Kei Komuro, que ha atendido a los medios a la salida del despacho de abogados en el trabaja en Tokio, destacan que fue un brillante estudiante, que soñaba con trabajar en asuntos exteriores y que toca el violín. Mientras, en el país también recuerdan que este enlace supondrá la pérdida de una representante del Trono del Crisantemo.

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Hay que recordar que la normativa que rige la Casa Imperial desde 1947 establece que las mujeres que nacen en su seno pierden su estatus de Alteza Imperial y las funciones de representación al contraer matrimonio con un hombre que no pertenezca a la Familia Imperial. Este fue el caso de la única hija de los actuales Emperadores, la princesa Sayako que salió de la casa tras su boda con un funcionario del gobierno de Tokio en 2005, convirtiéndose en Sayako Kuroda. “¿Puede este sistema sobrevivir sin reformas drásticas en sus leyes de sucesión?” se pregunta el citado medio sobre una institución marcada por una amplia brecha generacional y que cada día ve menguado su número de miembros.

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En los últimos tiempos, la Princesa de 25 años se había convertido en el rostro activo más joven de la Familia Imperial, lo que le valió el título de la “Kate Middleton japonesa”. Tras licenciarse en su país y estudiar –de incógnito- un máster sobre arte y museos en la Universidad de Leicester, Inglaterra, Mako regresó a Japón y se volcó en su faceta de nueva “embajadora”. Aunque desde los 20 años –cuando se considera en Japón la entrada en la edad adulta- se había comprometido a esforzarse al máximo con sus deberes oficiales, lo cierto es que en los dos últimos años esto se había intensificado y en diciembre de 2015 realizó su primer viaje oficial en solitario en representación de su abuelo, una gira que le llevó entre Honduras y El Salvador.

La Princesa estuvo presente en la cena de gala que los Emperadores ofrecieron en honor a don Felipe y doña Letizia durante su reciente viaje de Estado y en su agenda todavía se agolpan algunas citas importantes, como su primer viaje oficial a un país asiático que le llevará a Bután el próximo junio.

Este compromiso vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre la reforma en la Ley de la Casa Imperial y esos aires de cambio que no terminan de soplar en el Imperio del Sol Naciente. El artículo uno de la citada ley establece que solo un varón puede ocupar el Trono del Crisantemo y que el acceso es únicamente por descendencia masculina. Es decir, aunque la princesa Mako tuviera un hijo este jamás tendría acceso al trono.

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Por otro lado, distintos medios del país recuerdan que ya en el 2014 el gabinete del Primer Ministro, Shinzo Abe, elaboró una propuesta que permitiera a las princesas permanecer en la familia y desempeñar deberes oficiales después de contraer matrimonio; una medida que todavía no se ha llevado a cabo y que evitaría la disminución en el número de miembros de la Familia Imperial.

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