¿Qué hacía Lorenzo Caprile en la última sesión del juicio por el caso Nóos?
El diseñador, que fue el creador del vestido de novia de la infanta Cristina, ha acudido como público mostrándole su apoyo
Ni la infanta Cristina ni tampoco su marido Iñaki Urdangarín han querido hacer uso del último turno de palabra cuando la presidenta del tribunal, Samantha Romero, les ha preguntado si tenían algo que decir en el último día del juicio del caso Nóos. El resto de acusados, entre los que se encontraban Diego Torres y Jaume Matas, tampoco han querido añadir nada más.
De nuevo, su llegada fue la que más expectación causó, aunque en este último día hubo otra que generó un gran número de comentarios. Se trata del diseñador Lorenzo Caprile, que asistió como público mostrando su apoyo a la hermana del Rey Felipe VI. Caprile, que fue el encargado de crear el vestido de novia de la Infanta en su boda con Urdangarín en 1997, llegó al edificio minutos antes que doña Cristina, a la que saludó con un abrazo una vez que se encontraron en la sala de vistas. Además, el diseñador madrileño de origen italiano es uno de los modistos habituales de la infanta y su hermana, doña Elena, al igual que de la reina Letizia, para la que ha creado diferentes modelos.
Doña Cristina y su marido, además de los otros 15 acusados, han vuelto a estar presentes en la sala de vistas, donde se sentaron por primera vez el pasado 11 de enero y donde este miércoles 22 de junio han atendido a los informes finales de tres defensas. La jornada, la sexagésima primera del juicio, arrancó con la presentación del informe final de la defensa del exvicealcalde de Valencia Alfonso Grau, del asesor fiscal Salvador Trinxet y de la propia infanta, procesados los tres solo a instancias de las acusaciones populares. En representación de la hermana del Rey, acusada de cooperar en dos delitos fiscales de Iñaki Urdangarin, el letrado Pau Molins ha defendido la inocencia de su defendida, además de asegurar que la pena "absolutamente desproporcionada" de 8 años de prisión que pide Manos Limpias para ella demuestra que ha actuado de "mala fe" con la única "voluntad de hacer daño mediáticamente y en la sociedad" a la hermana del Rey.
En su informe final, Molins ha pedido que el sindicato Manos Limpias, única parte que acusa a la infanta, sea condenado en costas por el tribunal por haber mantenido su acusación a pesar de la inexistencia de pruebas "de manera totalmente temeraria, con malicia y mala fe procesal", y por intereses egoístas. Además, el sindicato reclama una "pena inédita en la historia judicial española", que ni siquiera se ha planteado en casos de presuntos autores directos, por lo que mucho menos cabe para una presunta cooperadora de delitos de su esposo, ha argumentado.
El defensor de la infanta se ha quejado también de que la estrategia de Manos Limpias ha contado con el refuerzo de medios de comunicación que durante los "últimos años" (hace casi seis que se abrió la pieza vista hoy para sentencia) y ha considerado que su cliente ha sido víctima de "una masa de prejuicios". Al inicio de su informe, Molins ha citado a Albert Einstein para afirmar: "Vivimos en una triste época en la que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio".
Manos Limpias mantuvo su petición de ocho años de cárcel para la infanta Cristina por el presunto fraude por parte de su esposo en el IRPF de 2007 y 2008, una posición que criticó duramente el fiscal Pedro Horrach, que también censuró al juez instructor, José Castro, y a la Audiencia de Palma por legitimar la acusación.
- La defensa de la infanta Cristina vuelve a pedir su absolución en el caso Nóos
Después de que se negasen a hacer uso de su último turno de palabra, la magistrada que ha dirigido la vista ha declarado el juicio visto para sentencia, cerrando así el antepenúltimo capítulo de un caso que se abrió hace casi seis años como una pieza separada del procedimiento conocido como Palma Arena, impulsado por el juez Castro en colaboración con el fiscal Horrach.