La Duquesa de Cambridge recicla uno de sus trajes icónicos para la emblemática fiesta del jardín del palacio de Buckingham
La Duquesa repitió el famoso estilismo que estrenó en 2013 para el bautizo del príncipe George
Hay trajes que nacen con una puesta especial y después duermen en el armario a la espera de otro gran acontecimiento que recuerde en relevancia y en sensaciones a su estreno. Ha sido el caso del icónico conjunto que la Duquesa de Cambridge lució ayer para asistir a la emblemática fiesta del jardín de la temporada estival en el Palacio de Buckingham, junto a la Familia Real británica -la Reina y el Duque de Edimburgo, el príncipe Guillermo y las princesas Beatriz y Eugenia de York. Había estrenado el famoso estilismo de Alexander McQueen de color marfil en un día señalado como pocos de 2013, con motivo del bautizo real del príncipe George, y encontraba la ocasión idónea para volvérselo a poner en la tradicional celebración al aire libre de la hora del té, que se remonta a tiempos de la reina Victoria y en la actualidad acontece tres veces al año.
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La Duquesa lo coronó con el mismo tocado con adorno de flor de Jane Taylor que llevaba en el bautismo de su hijo, si bien esta vez optó por recoger su larga melena en un elegante moño. No sólo no le quitó ápice de protagonismo el traje repetido, sino que si acaso influyó en su éxito total. Acaparó todas las miradas, todos los saludos de los ilustres asistentes y todos los elogios de elegancia volviéndose a proclamar reina de reciclaje. Y eso que Isabel II, anfitriona de la cita junto al Duque de Edimburgo, está de celebración por su 90º cumpleaños -habrá nuevos festejos en junio- y recibió en su encuentro cercano con los invitados a palacio un sinfín de felicitaciones.
Ni la Duquesa ni nadie faltó a la etiqueta de glamour. La Reina reinó con un traje azul de Stewart Parvin y sombrero de Rachel Trevor-Morgan; Beatriz de York floreó la ocasión con un vestido negro de florido estampado gris y tocado negro con rosa blanca, y Eugenia de York dio la nota de color con un inmaculado vestido pintado con muñecas de colores y con un tocado en un vivo naranja. Los caballeros, el Duque de Edimburgo y el príncipe Guillermo, proporcionaron apostura en su frac y sombrero de copa al tradicional recorrido por los jardines, que normalmente no están abiertos al público, para agradecer a todos aquellos que han contribuido al buen nombre del país.
Los miembros de la Familia Real británica se turnan para asistir a las fiestas de la Reina y esta vez se ausentaron el príncipe Carlos y la Duquesa de Cornualles, así como el príncipe Harry, pero como siempre corrió el té (27.000 tazas de una preparación especial Té de la fiesta del jardín del palacio de Buckingham), los sándwiches (20.000 emparedados) y los trozos de bizcocho (otras 20.000 porciones).