El 15 de agosto del año 2008 la vida de Miriam Ungría cambió por completo tras sufrir un terrible accidente de tráfico junto a su marido Kardam de Bulgaria. Desde ese momento y hasta el día de hoy- en el que el Príncipe ha fallecido a causa de una infección pulmonar relacionada con la grave parálisis que sufrió desde entonces- la princesa de Tirnovo ha sido un ejemplo de lucha y de superación.
Mientras intentaba recuperarse de sus lesiones –que le costaron operaciones de brazo, de muñeca y largos meses de rehabilitación y fisioterapia- Miriam se apoyó en su fe religiosa y en el enorme amor que siente por su marido para arroparle en un largo proceso de recuperación que desgraciadamente no ha tenido el final esperado.
Su historia de amor se inició en los años 90, cuando sus miradas se encontraron en la madrileña discoteca Joy Eslava. Kardam la descubrió entre la gente y le dijo a uno de sus amigos: “Acabo de ver a la mujer con la que me voy a casar”. Unos años después, en julio de 1996, se cumplía aquella premonición y se celebraba su boda en la iglesia ortodoxa de Madrid, en presencia de los reyes Juan Carlos y Sofía.
Desde ese momento y hasta el día de hoy Miriam no se ha separado ni un segundo de su marido. Cuando a los cuatro meses del fatal accidente el hijo de Simeón de Bulgaria y Margarita Gómez-Acebo pudo regresar a casa la esperanza inundaba las palabras de la Princesa: “Kardam ha dado pasos pequeños, pero importantísimos, y quiero pensar que todo va a ir a mejor. Yo le digo que tengo una suerte inmensa al poder cuidarle”.
Grandes dosis de fuerza y coraje son las que ha demostrado la princesa de Tirnovo durante estos años, cuando el destino le guardaba duras pruebas como explicar a sus hijos, Boris y Beltrán, la dramática situación. “Beltrán, el más pequeño, me preguntó: “¿Papá se puede morir?”. Sí, puede —le dije—, pero vamos a pensar que eso no sucederá. Tenemos que afrontar esta situación con optimismo y esperanza”, explicó Miriam a ¡HOLA! en diciembre de 2008.
Se define a sí misma como una "corredora de fondo" y una persona "activa e inquieta, pero de paciencia infinita". Su optimismo también es alabado por los que la conocen, aunque ha confesado vivir “momentos indescriptibles” durante estos casi siete años. “Se vive con mucha más profundidad la ternura, por ejemplo, y aprendes a comunicarte de otra manera. Es un amor incondicional y totalmente desinteresado”, contó la Princesa el pasado mes de diciembre.
Gemóloga de formación y diseñadora de joyas de profesión, Miriam pudo retomar su trabajo en mayo del 2014 y lanzó su propia firma, un trabajo que compaginó con el cuidado de Kardam, su principal preocupación. En ese momento habló con cariño de su joya favorita, su anillo de pedida, pero también demostró su enorme entereza ante la adversidad y dijo con fuerza: "¿Qué si añoro la vida que teníamos antes de agosto de 2008? Vivir es mirar para adelante, añorar es quedarse anclado en el pasado. Así no se crece".