Las Princesas no herederas también reinan
Los últimos serán los primeros... al menos alguna vez. O infinidad de ellas, como es el caso de las Princesas que nos ocupan que, pese a no ser herederas, también reinan. El destino no las ha designado para hacer historia llevando las riendas del reino y, en consecuencia, su protagonismo es más discreto, sus agendas oficiales son más livianas, sus guardarropas pasan más inadvertidos y los joyeros albergan piezas menores. Con todo, se coronan como harían si encabezasen la línea de sucesión y dan la mejor imagen del país cuando se lo permiten las titulares. Unas como Beatriz de York estrenan reinado de elegancia. La nieta de la reina Isabel es en los últimos tiempos una Princesa en todo su esplendor gracias a su receta (no) secreta: dieta, deporte y estilista. Otras como Marie de Dinamarca y Tatiana de Grecia llevan instaladas varios años en el trono del estilo haciendo la regencia de las siempre majestuosas Mary de Dinamarca y Marie Chantal de Grecia. Algunas otras como la infanta Elena, Magdalena de Suecia y Carlota Casiraghi imponen glamour simplemente con un golpe de tacón como una reina con un golpe de su cetro. No están destinadas a reinar un país, pero sí a reinar una noche. Y todas las que vengan.