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Nada se ha contado de sus planes personales ni de qué le gustaría ser en el futuro. Tampoco si hubiera elegido otro destino de haber tenido la oportunidad. Lo único que se sabe es que Carlota Marie Pomeline Casiraghi de Monaco (Charlotte para su familia y amigos), inmensamente bella y exótica, heredera de la elegancia y el porte de todas sus hermosas antecesoras, ha esperado la llegada de los 21 –los cumple el próximo 3 de agosto- para dejarse fotografiar realmente enamorada.
No es Alex el primer joven con el que se la relaciona – entre ellos, Hubertus Herring-Frankensdorf, noble austriaco emparentado con el clan alemán de los Schaumburg-Lippe, y Félix Winckler, hijo de un abogado residente en Bruselas-, pero sí la primera que Carlota se pone el mundo por montera dejándose ver jugando a ser mujer y dando y recibiendo mimos.
A Hubertus, aquel “ligue” adolescente que viajaba en familia con todos los Hannover acompañándoles en sus incursiones por las montañas nevadas, hace mucho que Carlota lo perdió de vista. En cuanto a Félix, su amor de juventud, ya no hay duda de que éste, después de dos años de relación, ha sido definitivamente destronado como novio de la espectacular Carlota por un brasileño muy mundano y amplio currículo sentimental.
Los hijos de Carolina prueban suerte lejos de su secular y pequeño reino
De Alex, hijo de Guy Dellal, empresario multimillonario afincado en Londres y de Andrea, ex modelo brasileña, se dice que es modelo y que abandonó el anonimato de su círculo de amigos para salir durante seis meses con las hijas de dos rockeros de los Rolling: Elizabeth Jagger, hija de Mick Jagger, y Leah Wood, primogénita de Ronnie Wood (No deja de tener gracia que el padre de Alex, Guy Dellal saliera durante algún tiempo con Jerry Hall)
Y, de Alex se dice también que bebía los vientos por Carlota desde hace mucho tiempo, pero que no fue hasta que su hermana Alice (Alix) -la novia de Pierre Casiraghi- los presentó, cuando La hija de Carolina cayó atrapada bajo sus redes.
Alice, que ha participado como modelo en la campaña de Burberry, y Pierre, que se mostraron tan enamorados durante el premio de Fórmula 1 celebrado en el Principado, no han vuelto a ser fotografiados en las últimas semanas... Aunque quien sabe. Cualquier día de estos podemos volver a encontrárnoslos a todos juntos bebiendo champán sobre la cubierta del PACHÄ III, el barco de Carolina.
En cuando a Carlota y Alex, desde que aparecieran juntos por primera vez el pasado 17 de mayo, no hay cámara que se les resista. La hija de Carolina, que ha vivido durante sus casi 21 años en un mundo amurallado por su madre sin apenas testigos, parece querer desquitarse de tanto y tan largo anonimato.
De hecho, en las últimas semanas, no ha dejado de aparecer en la prensa de medio mundo compartiendo con Alex unas apasionadas vacaciones de verano: en la playa, en la piscina, en París, en cualquier parte del mundo... Carlota, la joven que se resistió a vivir la misma adolescencia que su madre o su tía Estefanía, se vuelca, ahora, con su nuevo novio señalándolo, quizá, desde su existencia de chica mayor, como el primer gran amor de su vida.
Aunque todo está por escribir, y faltan años para poder visualizar lo que a los hijos de Carolina les tocará vivir sentimentalmente, no deja de tener su gracia que, en este momento, tanto Andrea –que lleva con Tatiana Santodomingo tres años de noviazgo- como sus dos hermanos más pequeños: Carlota y Pierre hayan elegido Brasil –la madre de Tatiana y la de Alex y Alice nacieron en Río-, el país más grande de América del Sur y uno de los más extensos del mundo, para probar suerte en sus amores, lejos de su secular pero pequeñísimo “reino”.
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