La verdadera historia de los Rocasolano, la familia de doña Letizia Ortiz

Por Hola.com

La historia de los Rocasolano esconde grandes sorpresas para aquellos que pensaban que el origen de la familia de doña Letizia era más bien modesto. Nunca más lejos de la realidad. La revista ¡Hola! ha descubierto la auténtica alcurnia de la futura Princesa de Asturias que nada que ver tiene con la presente situación económica.

Los Rocasolano fueron los primeros interesados en no desvelar su anterior fortuna y abolengo. De hecho, cuando se anunció el compromiso oficial de la pareja, se encargaron de quitar de la red una web que tenían con el escudo de armas de la familia y el árbol genealógico con los antepasados de los últimos 500 años. Linaje, por otra parte, en el que cabe destacar, además de la prosperidad económica, la vinculación de algunos de los parientes de la futura Princesa con el campo de la Ciencia. De hecho, en la calle madrileña de Serrano se encuentra el Instituto de Química física Rocasolano, un centro de investigación en Química, de orientación fundamentalmente experimental, que debe su nombre a Antonio de Gregorio Rocasolano, Presidente de la Real Academia de Ciencias de Zaragoza, desde 1922 hasta 1932, y autor de Estudios Químico Físicos sobre la Materia Viva.

Antepasados franceses y millonarios

Los Rocasolano provienen de Francia, de la antigua Auvernia (todavía se puede encontrar su escudo de armas en un petit-Chateaupróximo a Lyon), donde ejercían como señores de sus tierras, hasta que una parte de la familia decidió instalarse en España a principios del siglo XX. Miguel Rocasolano dejó atrás siglos de historia, compró tierras y empezó a construir viviendas unifamiliares en la zona de Chamartín (al Norte de la capital). Una empresa que, a pesar de los prósperos comienzos, acabaría quebrando décadas después. Circunstancia que llevaron tanto al abuelo de doña Letizia, don Francisco, como a sus once hermanos (todos ellos ya fallecidos), que no habían estudiado ni se habían preparado para afrontar ninguna clase de penuria, a trabajar en lo primero que encontraron, cimentando una vida (la que hoy todos conocemos) completamente diferente a la llevada por sus antepasados.

Poco importan, sin embargo, estos detalles a doña Letizia, quien ha sido definida por aquellos que de verdad la conocen como un ser generoso, poco apegada a lo material y nada presumida. Una persona que ha renunciado, de verdad, a toda una vida sólo por amor al príncipe, aun a sabiendas del enorme coste que traería consigo pertenecer a la Familia Real española. Especialmente, en el entorno familiar de los abuelos. El no poder evitar que éstos se conviertan en protagonistas de la noticia. El no poder protegerles de su elección. Tener que asumir de alguna forma que éstos, en Asturias, y entre mil ejemplos posibles, se hayan visto obligados a tomar la decisión de levantar un muro alrededor de su propiedad para garantizar un mínimo de seguridad e intimidad. De ese caserío, rodeado de prados y con increíbles vistas a la costa de Ribadesella, en el que, contrariamente a lo soñado, no se han podido retirar con la tranquilidad esperada.