Las historias que solo HOLA puede contar. HOLA presenta el podcast de Julio Iglesias, del hombre a la leyenda. En el episodio anterior la carrera de Julio Iglesias ya había despegado imparable. Continuamos con el capítulo más angustioso de su vida: el secuestro de su padre, mientras, ya instalado en Estados Unidos, el cantante buscaba superar su separación de Isabel Preysler. Esta es la historia de Julio Iglesias, contada por ¡HOLA!
Episodio cuatro: Me olvidé de vivir.
La mañana del 30 de diciembre de 1981 Julio Iglesias dormía en su casa de Miami tras una noche de trabajo. Había estado hasta muy tarde en los estudios de grabación Criteria. Trabajaba en el que sería su álbum de estudio número quince, un disco que se llamaría Momentos.
ALFREDO FRAILE
“Me llama mi cuñado José María…”
Mientras, al otro lado de la bahía, en la zona residencial de Bay Point, su manager, Alfredo Fraile, relata una llamada con la que todo saltó por los aires. Era el marido de su hermana, el célebre periodista deportivo, José María García. Le llamaba desde la Dirección General de la Policía española en Madrid…
ALFREDO FRAILE
… y avisa y me dice lo que ha pasado, dice vete para casa de Julio porque le vamos a llamar ahora, y le vamos a contar y es mejor que estés allí…”
El padre de Julio Iglesias había desaparecido. El manager, con un nudo en la garganta, atravesó Miami Beach a toda velocidad para llegar hasta Indian Creek. En su casa, el cantante iba a desayunar cuando el manager irrumpió corriendo. No tuvo que decir nada. Al verlo Julio Iglesias le lanzó la pregunta con miedo: “¿Qué le ha pasado a mi padre?”
Hagamos un breve paréntesis para explicar cómo era la vida de Julio Iglesias hasta entonces. En 1981 lanzó De niña a mujer, con su hija Chábeli en la portada y consiguió cifras de venta sin precedentes. Se puede decir que hasta esa mañana había sido un buen año. Sobre todo, si lo comparamos con los anteriores, en los que Julio Iglesias luchó contra una depresión…
SUENA ME OLVIDÉ DE VIVIR
“De tanto correr por la vida sin freno
Me olvidé que la vida se vive un momento
De tanto querer ser en todo el primero
Me olvidé de vivir
Los detalles pequeños…”
No desvelamos ningún secreto, ya que lo contó el propio Julio en las memorias que publicó en esa época, si decimos que los meses posteriores a su separación de Isabel Preysler fueron complicados. Tras la ruptura del matrimonio el cantante se instaló en Miami, siempre con la mirada puesta en la conquista del mercado estadounidense, pero, al menos una vez al día, se preguntaba si merecía la pena el precio que pagaba por su éxito.
SUENA ME OLVIDÉ DE VIVIR
“… De tanto jugar con los sentimientos
Viviendo de aplausos envueltos en sueños
De tanto gritar mis canciones al viento
Ya no soy como ayer
Ya no sé lo que siento
Me olvidé de vivir
Me olvidé de vivir
Me olvidé de vivir
Me olvidé de vivir…”
Julio Iglesias fue superando ese bache siguiendo su instinto. Llenó su cabeza de música, de idiomas, de viajes, de grabaciones, de discos y de una obsesión total por el trabajo. De ese momento fue testigo Ramón Arcusa, que ya era una persona clave en su proceso creativo desde el éxito de Soy un truhan, soy un señor.
RAMÓN ARCUSA
… Lo supe enseguida que era perfeccionista, detallista, repetía en el estudio las frases, las palabras, una por una, hasta que estaban perfectas de emisión, perfectas de sentimiento, perfectas de afinación y no es que Julio cantara en absoluto mal, porque a la primera que cantara cualquier canción, ya valía, pero bueno, le gustaba la perfección máxima en todo, no...”
Componían durante el día y grababan en el estudio por la noche, de allí volvían a casa, donde la madre de Julio les esperaba con la mesa puesta…
RAMÓN ARCUSA
“Siempre que terminábamos en el estudio, sobre todo en los primeros años, en Miami, pues íbamos a la casa después de haber estado en el estudio 8 o 10 horas. Había una cocinera estupenda… Y la madre de Julio, Charo, siempre preparaba una tortilla de patatas que la devorábamos evidentemente... era maravillosa....”
Rodeado de los suyos y centrado en la música, Julio Iglesias fue dejando atrás esos momentos de angustia. Encontró además el lugar en el que quería vivir: la isla privada de Indian Creek, un paraíso al que tienen acceso muy pocos. Precisamente fue en esa casa en la que el cantante y su familia celebraron la Navidad de 1981. Cuatro días después el doctor Iglesias Puga desapareció….
La mañana del 29 de diciembre de 1981 el padre de Julio Iglesias acababa de regresar a Madrid desde Miami y pensaba ir a su trabajo en el Hospital Maternal de la calle O’Donnell. Hacía meses que esquivaba las peticiones de un periodista para participar en un documental sobre su hijo. Al doctor no le apetecía hacerlo y había declinado la propuesta, incluso le llevaron a casa el cuestionario al que respondería si cambiaba de opinión. El doctor Iglesias Puga era amable con la prensa, como padre de una estrella se sentía obligado a ello, y finalmente la presión le hizo ceder. Julia Higueras, su biógrafa, nos ha ayudado a entender en este episodio a un hombre del que la prensa se quedó solo con su imagen simpática…
JULIA HIGUERAS
“Él era una persona que confiaba en los demás, no hubiera podido vivir sin confiar en los demás…”
El doctor era un padre totalmente entregado, un médico brillante, el más joven de su época en la sanidad pública y un pionero en España en las técnicas de parto sin dolor. Sabía reírse de sí mismo, era vital, positivo, tremendamente educado y capaz de abordar cualquier tema de conversación sin prejuicios. Quienes estuvieron a su lado nos cuentan que era imposible no cogerle cariño.
Aquella mañana de diciembre de 1981, cuando finalmente accedió a dar esa entrevista, le recogió un coche que supuestamente iba a llevarle a los estudios de televisión de Prado del Rey. El vehículo lo conducía un hombre de unos veinte años. Al lado iba otro exhibiendo una gran cámara. El doctor se sentó en la parte trasera del vehículo, junto al periodista que creía conocer y éste le dijo: “Es usted muy importante para su hijo, se nota que le quiere”. Entonces el coche cambió de rumbo.
El padre de Julio Iglesias les advirtió que se estaban equivocando de camino. Se hizo el silencio. Uno de ellos sacó una pistola y se la apretó contra el vientre. Le dijo: “Esto es un secuestro y si no cooperas te mato”. En ese tiempo, España vivía sus “Años de Plomo”.
La banda terrorista ETA asesinaba y secuestraba como medida de financiación y chantaje. Fueron años de violencia. Los informativos abrían con bombas, ejecuciones y secuestros. Fue en ese contexto en el que desapareció el padre de Julio Iglesias. Lo último que recordó de ese día es que le obligaron a tragar un puñado de pastillas, le vendaron los ojos y le dieron un golpe seco con la puerta del Seat 131 rojo en el que se lo llevaron…
Desorientado en medio de la oscuridad, el doctor de 66 años abrió los ojos. Hacía frío, pero no un frío cualquiera: uno insoportable. Calculaba que estaría a tres grados. Estaba tumbado boca arriba, sobre una cama estrecha.
No le habían quitado nada: conservaba su cartera y su reloj de pulsera. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, descubrió que estaba en una pequeña habitación donde solo había un cubo para sus necesidades; una jarra con agua casi helada y un lavabo sucio, parecía que alguien se había afeitado allí.
Viendo ese lavabo, con los restos de la barba de otro hombre, sin saber por qué, el doctor Iglesias Puga se acordó de Luis Suñer, un empresario valenciano que había sido liberado después de que su familia entregara a la banda terrorista más de 300 millones de pesetas, el equivalente a 1’8 millones de euros. ¿Cuánto pedirían por él?
Esta era una de las preguntas que se hacía continuamente el doctor, aunque la clave no era “cuánto”, sino “quién”. Porque nadie había reivindicado su secuestro. Ni dentro ni fuera de ese zulo se conocía la identidad de sus captores.
COMISARIO DOMINGO MARTORELL
“ETA político-militar, que fue la organización que lo secuestró, encubrió desde el primer momento como que eran delincuentes comunes…”
Él es Joaquín Domingo Martorell y esta la primera vez que habla, no solo sobre el secuestro del doctor Iglesias Puga, que él mismo resolvió, sino sobre cómo este suceso le cambió la vida. En ese momento él era Comisario Jefe de la Brigada Central de Información y el director del Mando Único de la Lucha Antiterrorista.
Nos recibió en su oficina de Madrid, con unas vistas impresionantes de la Plaza Colón, y nos explicó la investigación de un secuestro en el que la banda terrorista camufló su identidad para desviar la atención, ya que a la vez estaban negociando una tregua con el gobierno que presidía Leopoldo Calvo Sotelo.
COMISARIO DOMINGO MARTORELL
“Ellos se hicieron pasar por una televisión alemana para hacerle una entrevista… y le regalaron un televisor que pagaron con un cheque sin fondos… necesitaban dinero y encubrieron el secuestro como delincuentes comunes. Entonces cuando entra la unidad nuestra de antiterrorismo es cuando tenemos ya la certeza de que ha sido ETA político-militar. Y arrancamos desde ahí en la provincia de Vizcaya…”
Volvamos a Indian Creek. Horas después de que la noticia del secuestro del doctor Iglesias Puga llegara a Miami, agentes del FBI se instalaron en casa de Julio: pincharon los teléfonos y montaron guardia. Esa fabulosa casa, rodeada de agua y árboles tropicales, se llenó de tensión y sabemos que fue así, porque ¡HOLA! fue el único medio de comunicación que estuvo dentro durante el tiempo que duró el secuestro. Eso fue posible, al margen del interés internacional que despertó la noticia y que atrajo a decenas de medios a Miami, porque entre ¡HOLA! y el cantante la relación ya era de amistad. La revista fue testigo de cómo se sucedían los días sin recibir noticia alguna, Julio pasaba horas con la mirada puesta en el teléfono, esperando una llamada, esperando que alguien pidiera un rescate.
Su madre, que caminaba nerviosa del salón a su dormitorio y del dormitorio al salón, que rezaba en voz baja haciendo promesas que nunca revelaría. Ramón Arcusa trataba, sin éxito, de distraer al cantante sin éxito. Le animaba a sentarse en el piano, negro, de la marca Yamaha, sobre el que se apilaban cientos de cartas y telegramas de apoyo llegados de todo el mundo. En el momento del secuestro trabajaban en una canción que decía: “No me vuelvo a enamorar, me da miedo la tristeza. Me hace daño hasta el llorar, el vivir de esta manera”. Cuando caía la noche algunos se retiraban a las habitaciones y otros se quedaban de duermevela en el salón. Entonces, el silencio solo era interrumpido por una radio que sintonizaba noticias españolas y que nunca se apagaba.
Cuando el parte meteorológico anunciaba bajas temperaturas, Julio siempre se lamentaba: “Pobre papá, estará pasando frío, con esa manía de salir sin abrigo”. Entonces el cantante caía desplomado sobre la mullida moqueta beige del suelo. Su perro perdiguero, de color blanco y negro, corría a enroscarse a su lado. Se llamaba ¡Hey!, como la canción y también tenía la mirada triste. Tumbado boca arriba, con los ojos clavados en el techo, nadie podía evitar que a Julio le golpeara la culpa.
En una de esas largas noches, con estas palabras lo confesó a ¡HOLA!: “El secuestro de mi padre es un tributo más, el más grande, el más dramático y duro que yo pago por mi éxito. Si no fuera quien soy, a mi padre no lo hubieran secuestrado. Eso está claro. Eso me atormenta. No puedes imaginarte las noches que paso en blanco mirando al techo, dando vueltas a una serie de acontecimientos de mi vida que me han marcado profundamente: mi nacimiento, la enfermedad que cambió el rumbo de mi existencia, mi boda con Isabel, el nacimiento de mis hijos, el fracaso de mi matrimonio y el secuestro de mi padre. Esto último ha colmado el vaso y me obliga a replantear mi vida y, por supuesto, mi escala de valores. Lo preocupado que estaba por entrar en el mercado americano, ya no me importa. Solo quiero ver a mi padre sano y salvo…”
Llegó la Nochevieja, el día de Reyes y, el 8 de enero amaneció con horror. ¡HOLA! escribió esta crónica esa misma mañana desde la casa del cantante: “El despertar no puede ser ni más desagradable ni más doloroso. El teléfono, la televisión de Miami en todos sus canales y todas las emisoras de radio, repiten una y mil veces la noticia de que el doctor Iglesias Puga ha sido asesinado en Portugal… Fácil es imaginar, aunque no se tenga imaginación, la impresión que dicha noticia produce en todos los que estamos en esta casa, aunque ya se sabe que se trata de una broma de incalificable gusto o del montaje de una noticia cruel y criminal”.
El padre del cantante seguía vivo y se concentraba en la cuenta de sus pasos: ocho mil pasos, nueve mil pasos, diez mil pasos… En la habitación que estaba encerrado podía dar dos pasos y medio, así que había calculado que para caminar ocho kilómetros tenía que dar unos veinticinco mil pasos al día…
JULIA HIGUERAS
“Cuando se dio cuenta que le secuestraron, él como hombre inteligente, como médico, sabía que se tenía que mantener activo, físicamente e intelectualmente, él contaba que en los pocos metros que tenía todos los días seguía una rutina física de ejercicios para poder mantenerse físicamente potente y esto ayudaba a que los pensamientos fueran positivos, el secuestro lo que demostró es su fortaleza no, su fortaleza mental, era un hombre que nada se le ponía por delante…”
El doctor quería poder defenderse y le preocupaba que no le respondieran las piernas si tenía la oportunidad de escapar. Tenía miedo. Le daba vueltas a la cabeza, a la cantidad de dinero que habrían pedido por él y por qué no se pagaba el rescate. Se preguntaba si sus hijos le habrían olvidado. También se acordaba de su hermano Pepe y de la Guerra Civil que vivieron juntos, eran un par de críos a los que una noche sacaron de la cárcel de Aranjuez para fusilarlos, de ese camino de veinte minutos que hicieron agarrados de la mano, pensando que iban a morir. Sentía lo mismo: un enorme vacío…
Entonces algún ruido le sacaba de esos pensamientos. Escuchaba aviones, el tintineo de un rebaño de ovejas y conversaciones con acento de Aragón. No andaba desencaminado: lo tenían encerrado a las faldas de la sierra del Moncayo, en un minúsculo pueblo de Zaragoza de cien habitantes.
COMISARIO DOMINGO MARTORELL
“Yo participé desde la primera investigación hasta la última, hasta la entrada en Trasmoz en la casa donde lo tenían”.
Joaquín Domingo Martorell, el comisario que obtuvo la primera pista sobre el paradero del doctor, nunca reveló sus fuentes. Pero sí confiesa que en parte fue fortuito, ya que el rastro que seguía era el de otro secuestrado. En el transcurso de esa investigación se enteró de que el doctor Iglesias Puga estaba en manos de la banda terrorista. La confirmación definitiva le llegó tras una detención en el País Vasco, en la que encontró en el bolsillo de un terrorista una carta firmada por el doctor Iglesias Puga. Los secuestradores le habían obligado a escribir una prueba de vida que reproducía un texto publicado en el diario ‘ABC’ del 14 de enero de 1982. Martorell tiró de ese hilo y logró estrechar el cerco en el pueblo de Trasmoz. Cuando habían pasado 15 días del secuestro, la Brigada Operativa comenzó a infiltrarse en la zona. Al otro lado del Atlántico, Julio Iglesias no sabía que la policía española se estaba acercando a su padre…
Martorell decidió que la operación se ejecutaría en la madrugada del 17 de enero, para aprovechar el movimiento de las fiestas de San Antón. Como jefe de la unidad operativa, debía decidir entre forzar un diálogo con los secuestradores o hacer que los GEO –el Grupo de Operaciones Especiales de la Policía española para intervenciones de alto riesgo- entrara en la casa por asalto. Optó por lo segundo y uno de los GEO que llegó esa noche al pueblo, como siempre, siguiendo instrucciones y sin información precisa del objetivo, nos lo cuenta. Él es Miguel Jarque…
MIGUEL JARQUE
“Todavía no estaba claro cuál era el habitáculo exacto de donde podía estar secuestrado el padre de Julio Iglesias… 7:06 Con las informaciones que ellos tenían que se trataba de una casa por el centro... por las características de la puerta de entrada…”
Jarque nos cuenta que hasta esa misma noche la unidad operativa no había tenido la oportunidad de acercarse a la casa sin ser vistos. Así que mientras los GEO se escondían esperando a actuar, dos inspectores, hombre y mujer, se infiltraron en la verbena del pueblo haciéndose pasar por una pareja. Así averiguaron exactamente cuál era la casa y la mejor forma de entrar en ella, pero también corrieron un riesgo y es que sin saberlo se cruzaron con los secuestradores...
MIGUEL JARQUE
“El asalto no era muy complejo en cuanto que éramos, lo típico, que la fuerza dominante gane en número... El factor sorpresa, a pesar de eso, es fundamental, porque perdida ésta pueden... surgir mil hipótesis…”
Era ahora o nunca. No podían fallar y a las tres de la mañana comenzó el operativo...
Tras explosionar la puerta de la casa, 16 GEOS entraron en línea, agrupados por parejas, con pasos coordinados y equipados con chalecos antibalas, cascos y subfusiles MP5.
MIGUEL JARQUE
“El primer binomio de asalto debía ir a la última habitación y así hasta ocupar toda la casa…”
Sus compañeros desde el exterior, rompían las ventanas con granadas aturdidoras...
MIGUEL JARQUE
“Fue cuestión de 5 o 6 segundos no más… no le dio tiempo a nadie de reaccionar...”
En la planta baja de la casa, con el ritmo cardíaco acelerado, el comisario Martorell avanzaba tras el comandante Holgado, jefe de los GEO, ellos tenían la misión de evacuar al padre de Julio Iglesias cuanto antes. Derribaron la puerta con una maza y gritaron: “Somos policías y hemos venido a liberarle”. Así lo recuerda el comisario Martorell...
COMISARIO DOMINGO MARTORELL
… Él oyó los ruidos de la entrada, de las explosiones que se produjeron. Y estaba sentado encima de la cama y cuando nos vio entrar al comandante de los GEO y a mí, lo único que nos dijo es: “¡cuánto habéis tardado!”.
En la casa comenzaron las detenciones y los inspectores se dieron cuenta que los secuestradores eran los mismos que horas antes se habían cruzado en la verbena. En ese momento el doctor Iglesias Puga ya sentía el aire fresco en la cara y la buena noticia corría desde Madrid hasta Miami. Casualmente esa noche, la de la liberación, Julio Iglesias no estaba en su casa.
Era la primera vez que salía desde que comenzó el secuestro, pero tanto su familia como su equipo le habían animado a regresar al estudio de grabación. Fue allí donde sonó el teléfono. Era su hermano Carlos desde Madrid. Le dijo que por fin la pesadilla había terminado. Julio estaba emocionado y solo podía decir: “¡Charly! ¡Charly! ¡Dime que es cierto!”.
El cantante fue a casa para abrazar a su madre. Todos lloraban y comenzaron a descorchar botellas de champagne.
COMISARIO DOMINGO MARTORELL
“Julio me llamó por teléfono a las 10 de la mañana del día siguiente, más o menos… que me agradece mucho porque él tiene con su padre una relación tan especial que no podía vivir, no podía dormir, no podía hacer su trabajo. Estaba completamente hundido. Y que había sido la mejor noticia que le habían dado en toda su vida…
Yo tardé luego siete años en irme con Julio…”
Cuando el comisario Martorell habla de irse con Julio, se refiere a trabajar para él en Miami, pero de eso hablaremos más adelante. El doctor Iglesias Puga reveló con el tiempo algunos detalles de su secuestro como que su hijo al conocer su desaparición metió mil millones de pesetas (unos seis millones de euros) en un avión rumbo a Madrid.
También contó que Julio Iglesias llamó personalmente al Presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, para pedirle que no frenara esa salida de divisas. Quería esa cantidad disponible en el caso de que los secuestradores exigieran el pago de un rescate.
Otra curiosidad que confirmó el doctor Iglesias Puga es que el rescate sí se pidió, pero tarde. Concretamente un día después de su liberación, una carta con matasellos de Siria pidió exactamente esos mil millones de pesetas por él.
RUEDA DE PRENSA LIBERACIÓN - DOCTOR IGLESIAS PUGA
“¿Doctor Iglesias, le amenazaron? Jamás. ¿Le explicaron el motivo del secuestro? Jamás, sabían que había mucho dinero. ¿Pero no le preguntó los fines? No hablaban conmigo. ¿Doctor Iglesias, pagó un rescate por usted? Ni un céntimo”.
Este audio corresponde a la rueda de prensa que el doctor Iglesias Puga dio desde el Jockey Club de Miami tres días después de su liberación. El interés era máximo y había medios de comunicación de todo el mundo, Julio Iglesias trató de guardar silencio ante las cámaras pero cuando alguien le dijo que el secuestro podía haber terminado en tragedia no pudo más…
RUEDA DE PRENSA LIBERACIÓN - JULIO IGLESIAS
“Nosotros estamos hablando ahora de un final feliz, no estamos hablando de ninguna suposición, todo está ya pasado…. yo no quiero saber qué hubiera pasado… Queremos agradecer de verdad profundamente, y esto lo digo con mucho cariño, porque yo sé el esfuerzo de muchas gentes y que van a decir que porque esto no se hizo en Madrid, yo no he ido a Madrid nunca, ha sido mi hermano el portavoz de toda esta circunstancia para evitar que mi llegada a Madrid provocara más especulaciones y pusiese en peligro la vida de mi padre”.
Horas antes de esa rueda de prensa, ¡HOLA! fue el único medio que presenció el encuentro de Julio Iglesias y su padre, que había volado desde Madrid en compañía de sus nietos Chábeli, Julio José y Enrique, los niños, por motivos de seguridad, terminarían viviendo en Miami. ¡HOLA! describió el reencuentro: “Mientras se abrazaban, el cantante musitó con la voz entrecortada por la emoción y los ojos arrasados por las lágrimas: ‘Papá papá’; el doctor lloraba como un niño y decía una y mil veces: ‘Julito, ha sido terrible, terrible, terrible. Yo temí que me pasara algo y que tú no volvieras a cantar’. Y se separaban para mirarse y volvían a reencontrarse en un emocionado abrazo. Así una y varias veces”.
El doctor nos concedió una entrevista en ese momento. Fue entonces, recordando los detalles de su cautiverio, cuando confesó entre lágrimas cuál había sido su principal preocupación: “Julito, yo sabía que con mi muerte te destruía”. El doctor conocía a su hijo: triunfaba como artista pero venía de atravesar horas bajas, por eso, tanto sus padres como su hermano Carlos, se habían instalado en Miami. Julio Iglesias se centró en el trabajo para superar esa depresión que arrastraba desde su ruptura matrimonial pero, en muchos sentidos, era “un hombre solo”, lo que acabó dando título a uno de sus discos más célebres.
JULIA HIGUERAS
“Su padre para Julio Iglesias era una persona francamente importante en su vida, él sabía perfectamente cómo su padre ayudó a forjar su carrera, era un hombre muy inteligente, tenía las cosas muy claras. Y luego en la enfermedad cómo se enfrentó a aquellos doctores que estaban errando en su diagnóstico, él como médico no lo tenía claro, fue fundamental para que Julio… siguiera caminando y empezara en una carrera de éxito sin parangón”.
Tras el secuestro, el doctor Iglesias Puga vivió 24 años. El final de su vida lo pasó en Jacksonville, Florida, al lado de su segunda mujer, Ronna Keith, 48 años más joven que él. Relata el periodista y amigo de Julio, Fernando Ónega…
FERNANDO ÓNEGA
“De toda la familia Iglesias, los que estaban más unidos naturalmente durante más tiempo han sido el padre, el doctor iglesias, y el hijo Julio… La relación era absolutamente cordial, relación que se extendió además hacía la mujer del doctor, la segunda mujer del doctor, con la que tuvo su hijo, al llegar a los noventa años, que asombró al mundo, pero fue verdad… y esa relación se mantiene todavía yo creo que se mantiene porque era la mujer que quería su padre y él la sigue queriendo exactamente igual…
El 18 de diciembre de 2005 el doctor se encontraba de viaje en España y fue al estadio Santiago Bernabéu para ver el partido que enfrentaba a su equipo, el Real Madrid, con el Osasuna. Al salir del estadio llamó a Julio. Comentaron las mejores jugadas, se interesó por la grabación de su nuevo disco y cuando su hijo le preguntó por su salud le respondió con la frase de siempre: “Tranquilo, que tienes padre para mucho tiempo”. Horas después el doctor falleció de forma repentina. Días antes había anunciado el embarazo de su segundo hijo con Ronna: una niña, la única y a la que no conoció.
SUSANA URIBARRI
“Desgraciadamente cuando falleció… Julio estaba fuera, su hermano Carlos también…”
Nos lo cuenta Susana Uribarri, popular manager de “celebrities” que formó parte del equipo de trabajo de Julio durante los años noventa…
SUSANA URIBARRI
…Me quedé toda la noche hasta que Julio apareció a las cinco de la mañana, procedente de Miami… lo hice con el corazón primero porque le adoraba yo también, al doctor Iglesias Puga, le adoraba, y segundo porque vi a Julio destrozado. Nunca se me olvidará ese momento, en el que él perdió a su padre y llegó al tanatorio, lo que rezamos, cómo nos abrazamos y cómo lloró Julio…. realmente esa unión era maravillosa”.
Julio Iglesias ha hablado de esa unión en HOLATV…
JULIO IGLESIAS
“Es que yo me parezco tanto a mi padre… lo recuerdo libre, liberal, sin miedo, no libertino, pero liberal, sin izquierdas, sin derechas, solo con la generosidad de querer a sus hijos de una manera increíble. Todos los días de mi vida, todos, como si un golpe me diera aquí en la nuca, y venga el reflejo de mi padre inmediatamente, todo lo que hago y que pienso que voy a hacer siempre tengo una reflexión como diciéndome “qué lástima que mi padre no esté aquí”. Pero es una cosa natural...Son reflexiones genéticas, que van dentro de la sangre y que no se pueden olvidar nunca”.
En el próximo episodio contaremos cómo Julio Iglesias llegó a la Casa Blanca, cómo conquistó Hollywood primero y el mercado estadounidense después. También hablaremos de su faceta como seductor. En definitiva, escucharemos cómo el hombre se convirtió en leyenda…