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lorena van

Lorena Van Heerde

Con tan sólo diecisiete años se convirtió en la primera Miss española del siglo XXI. Sus profundos ojos verdes, una larga melena oscura y un metro setenta y siete fueron sus mejores armas para convencer a un jurado exigente de que su belleza bien merecía un próspero reinado.


7 de noviembre de 2006 - 14:12 CET

Nombre: Lorena Van Heerde

Nacimiento: 21 de mayo de 1984

Lugar: Amsterdam

Aunque su padre Gerald es holandés y ella nació en Amsterdam, el corazón de Lorena creció en Mutxamel (Alicante). Allí practicó sus deportes favoritos (en especial la gimnasia rítmica y el balonmano); acudió a las salas de cine para ver a su actor favorito, Tom Cruise; y paseó con sus compañeros de colegio, en especial con Jesús Escalona quien, con el tiempo, se convirtió en su novio. Todo parecía la vida normal de una muchacha normal que, por circunstancias familiares, con diecisiete años hablaba perfectamente tres idiomas (español, inglés y holandés).

Sin embargo, su vida pronto dio un giro. Primero fue ganar el certamen de Miss Alicante; y luego, en febrero de 2001, dejarse coronar por Helen Lindes como Miss España. Aún no había alcanzado la mayoría de edad y sentía miles de ojos fijarse en ella y sus medidas casi perfectas (85-61-93). Ante tal aluvión de responsabilidades y experiencias nuevas que supone su reinado, Lorena Van Heerde ha mantenido los pies en la tierra gracias, en parte, a los consejos de su madre: "Escuchas muchas cosas, pero sólo me fío de mi madre que me ha dicho que siempre sea yo misma". Y ella, según los que bien la conocen, es extrovertida y con mucho carácter, "soy géminis, algo tendré". A pesar de su juventud no es fácil embaucarla porque se siente continuamente apoyada por su familia ("les echo mucho de menos").

Con respecto a su futuro, tras un año de reinado, Lorena aún no tiene muy claro hacia dónde encaminar sus pasos: le gusta la pasarela pero también interpretar; no descarta seguir estudiando y titularse en Odontología; o, tal vez, sea la televisión el medio en el que los ojos verdes de Lorena nos sigan hablando. Le queda tanto por delante...

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