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heather mills

Heather Mills

Heather Mills o cómo fortalecerse a sí misma a medida que la vida crea trabas. Su historia es la historia de una mujer fuerte que ha sabido crecerse con las dificultades. Desde la infancia supo lo que era vivir en un mundo duro, hostil. Pero ella, todo lo ha reinvertido en energía positiva. Tanto que desde 1996 ha sido nominada al Premio Nobel de la Paz. Ahora, junto a Paul McCartney, sigue con más fuerza que nunca su trabajo en la organización que ella misma fundó contra las minas antipersona.


7 de noviembre de 2006 - 14:12 CET
Washington, Estados Unidos

La realidad supera a la ficción y en el caso de Heather Mills, su realidad parece propia de una novela cuya heroína se niega a claudicar y lucha a viento y marea por construir un mundo mejor a pesar de las sombras.

Su familia
Nació en 1968 en el seno de una familia más que conflictiva. Su padre era muy violento; y su madre, harta tal vez de los malos tratos y abusos, se fue de casa y abandonó a sus tres hijos. A los catorce años, según ha contado en repetidas ocasiones la propia Heather, dormía por las calles de Londres. Después de un tiempo de conocer en su piel la dureza de una vida marcada por la supervivencia, se puso a trabajar en una pastelería. Pero aquí vio las arbitrariedades y durezas de trabajar para otro. Muy joven supo que ella quería ser su propio jefe. Con dieciocho años conoció a Alfie Karmal, quien la convenció de que se dedicase a la moda. Así, casi por azar, tras ganar un concurso de belleza de una revista, comenzó una carrera que culminó con la creación de su propia agencia de modelos.

Pero la vida seguía, y su curiosidad e inquietud la llevó, de mano de un instructor de esquí, a los Balcanes. Allí, en primera fila, supo de todas las atrocidades que se sufrieron durante la guerra. De nuevo, Heather sacó fuerzas de flaqueza y creó un centro para refugiados en la antigua Yugoslavia.

Su carrera
Su carrera de modelo le permitía acceder a todos aquellos que pudieran dar fondos para una organización preocupada fundamentalmente por los desgarros físicos que ocasionaban las minas antipersona.

Ella, por esas extrañas paradojas y terribles azares que llenan la vida, sufrió la amputación de su pierna izquierda (por debajo de la rodilla) el 8 de agosto de 1993: "Ahora veo este accidente como parte de mi destino que me advertía de que mi vida tenía que ocuparse en grandes cosas". Pero en aquel momento, con veinticinco años, no sentía más que oscuridad y dolor. Hasta que, envuelta en ese envidiable halo de dureza, recordó cómo se sintió siendo niña al ser abandonada por su madre y cómo se prometió a sí misma superar todas las dificultades.

Si su trabajo como modelo sufrió un golpe irreparable, no fue así su labor en la Heather Mills Trust. En 1999 durante una recepción para premiar su labor, la conoció Paul McCartney. Impresionado por la energía de la joven, donó doscientos cuarenta mil libras a esta ONG. Heather se sintió en la obligación de informar al ex Beatle de todo lo realizado gracias a su generosidad. De la admiración mutua al amor hubo tan sólo un paso. A finales de julio de 2001 los dos anunciaron sus planes de boda.

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