En Navidad es fácil dejarse llevar por el consumismo, por la obsesión por regalar y por colmar a nuestros niños de juguetes. Y eso tan solo es (o debería ser) una mínima parte de esta época del año. Se viva o no desde un punto de vista religioso, la Navidad es tiempo de compartir y, sobre todo, de disfrutar en familia. Pero de disfrutar en plena presencia, dejando móviles y distracciones a un lado; y mucho más aún si ese tiempo se comparte con niños. Eso, que se ha dado en llamar tiempo de calidad, es imprescindible entre padres e hijos en la primera infancia. Y en Navidades, lo ideal es que se unan otros familiares, como abuelos, tíos, primos… Cargar la mochila emocional de nuestro hijo de recuerdos y emociones únicos es el mejor regalo que podrán recibir. Hemos seleccionado algunas ideas de lo más sencillas para compartir tiempo de calidad con ellos:
Cocinar juntos
Hacer galletas de jengibre, una pizza, unas galletas, preparar una ensalada… Hay multitud de opciones con las que dar la oportunidad a los niños de cocinar sin riesgos en compañía de un adulto. Y los beneficios son bastantes y muy valiosos; en primer lugar, lo más importante: fortalece el vínculo padre o madre-hijo (o abuelo/tío-niño). Es un momento perfecto para entablar una conversación estrecha con el pequeño, para que cuente abiertamente sus cosas, pero también para reír y disfrutar del mero placer de hacer algo juntos.
En segundo lugar, “observar cómo los ingredientes se mezclan y transforman estimula la curiosidad de los niños, llevándolos a cuestionar y reflexionar sobre los procesos”, tal y como apunta Ruby George, subdirectora de Infantil y Primaria en el campus BSB City de The British School of Barcelona.
Hacer manualidades
Recortar, pegar o dibujar juntos, poner ideas en común o simplemente eso de ‘pasame ese rotu’ es una manera sencilla y entretenida de pasar tiempo de calidad con nuestros hijos. Adulto y niño concentrados en una misma actividad a la vez (aunque cada uno tenga su propia cartulina o manualidad) es más que suficiente para que el pequeño se sienta importante y brote en él el sentimiento de pertenencia. En Navidad, “elaborar adornos navideños o hacer christmas” es una fantástica idea que “fomenta la creatividad”. Lo importante es, en todo caso, “valorar el proceso creativo por encima del resultado final, apreciando la oportunidad de que los niños puedan expresarse”, explica Ruby.
Explorar tradiciones festivas de todo el mundo
“Conocer cómo se celebra la Navidad en diferentes culturas amplía su perspectiva y promueve la apertura mental”, señala la docente. Pero es que además el hecho de investigar junto a papá o mamá, buscar en libros, en la biblioteca, en un documental de internet… o escuchar con atención historias de los abuelos en torno a las tradiciones ahonda aún más en el sentimiento de pertenencia del que antes hablábamos y, por supuesto, en el vínculo familiar.
Juegos en familia
Y si hay algo que fomente el vínculo y que llene de energía a los niños (pero también a los mayores) eso es jugar en compañía. El juego es una parte esencial del desarrollo de todo individuo en sus primeros años de vida y hacerlo junto a sus adultos de referencia le ayudará a sentirse valorado y querido. Aún así, no siempre es sencillo jugar para quienes hace años que no lo hacen; pero para ellos también hay opciones: “los juegos de mesa y de rol, los rompecabezas, los bloques de construcción y otras actividades como las sesiones de cuentos”, apunta George, que añade que sirven, además, para “estimular la creatividad y la curiosidad, así como la resolución de problemas y el pensamiento crítico”. También el juego simbólico, es decir, ponernos con los niños a jugar a las cocinitas, con la mesa de herramientas de juguete o a dar la comida a un bebé será una oportunidad única para todo lo anterior.
Contacto con la naturaleza
“Los juegos al aire libre, como la búsqueda del tesoro o el escondite, o simplemente explorar y observar la naturaleza” hará que pasemos un buen rato en el que, seguro, las risas no faltarán. Niños y mayores liberarán endorfinas y se sentirán más felices, a lo que hay que sumar que “son actividades que mejoran las experiencias físicas y sensoriales de los niños”.
Cantar y bailar juntos
Y si de liberar endorfinas se trata, pero la climatología no acompaña como para pasar el día o la tarde en la naturaleza, ¿por qué no hacer un karaoke en casa? Cantar y bailar en compañía de sus papás o de los abuelos hará que los niños se rían sin parar y que sientan una alegría inmensa. Tan sencillo como buscar en una plataforma gratuita de vídeo canciones (mucho mejor si son villancicos) que todo el mundo conozca y que vengan subtituladas. Todo lo demás vendrá solo.
Un plan propiamente navideño
En estas fechas no puede faltar un plan propiamente navideño: dar un paseo nocturno para ver el alumbrado de la ciudad, acudir a alguna obra infantil de temática navideña o a uno de los mercadillos que se abren exclusivamente en esta época del año… Son muchísimas las opciones a elegir en toda España en las vacaciones de Navidad. Lo importante es decantarse por unas u otras en función de los gustos e intereses del niño e ir con la mejor de las sonrisas para que lo disfruten como merecen.
Ir a la Cabalgata de Reyes
Si hay algo que haga verdadera ilusión a los niños en Navidades es todo lo que tenga que ver con Papá Noel y los Reyes Magos. Escribir la carta juntos, acudir a algún establecimiento en el que sus Majestades de Oriente reciban la visita de los más pequeños serán momentos muy especiales, aunque si hay uno que se lleve la palma ese es la Cabalgata de Reyes. La espera, las carrozas espectaculares lanzando caramelos, la música… un entorno mágico que culmina con el paso de los Reyes Magos saludando a todos los asistentes. Los nervios y la emoción los sentirán a tu lado; disfrutarlo con ellos será el colofón perfecto a las vacaciones de Navidad.
Abrir los regalos con ellos con plena presencia y atención
Y, como no, abrir los regalos el 6 de enero por la mañana. Los niños, casi con toda probabilidad, estarán absortos abriendo con emoción desmedida los paquetes, pero aún así te necesitan ahí. Y te necesitan verdaderamente presente, sin móviles, sin distracciones, centrándote en ver sus caritas de ilusión, en sus gestos, sus comentarios… Y en estar ahí al lado para darle algún que otro abrazo y para asombrarte con él o ella con aquello que los Magos le han dejado junto al zapato. El verdadero regalo acompañará a tu hijo o a tu hija el resto de su vida en forma de recuerdo.