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alergia a la leche en ni os© AdobeStock

Salud

¿Cómo detectar que un niño es alérgico a la leche?

A qué edad se suele presentar este problema y cómo se diagnostica


30 de junio de 2023 - 12:17 CEST

Lo que popularmente se conoce como ‘alergia a la leche’ es, desde el punto de vista médico, una alergia a las proteínas de la leche de vaca (APLV). De las alergias alimentarias, esta es la más común entre los lactantes y los niños pequeños. Suele iniciarse en el primer año de vida del bebé y afecta a un 2% de los menores de cuatro años.

La Dra. Cristina Ortega Casanueva, pediatra y alergóloga en la Clínica Materno Infantil Senda, de Madrid, y miembro de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), nos da las claves para saber lo más importante sobre esta alergia.

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¿Qué síntomas tiene?

Hay dos tipos de alergia a las proteínas de la leche de vaca. Una alergia mediada por IgE, es decir, por el sistema inmune. Y otra que no está mediada por el sistema inmune.

En el primer caso, “los síntomas aparecen de forma inmediata, tras el primer momento de la toma, hasta dos horas después”, aclara la experta. Así, puede haber desde manifestaciones cutáneas, hasta digestivas, respiratorias, cardiocirculatorias o una combinación de todas ellas. “Los padres pueden notar que el bebé rechaza el biberón, llora y está irritable sin presentar otras manifestaciones de enfermedad”, explica.

En otros casos, pueden aparecer ronchas (lesiones habonosas) alrededor de la boca o en otras partes del cuerpo. También inflamación de los labios o de los párpados, molestias al tragar, náuseas, vómitos, tos, dificultad respiratoria... como detalla la Dra. Ortega Casanueva.

En el segundo caso, cuando la APLV no está mediada por el sistema inmune, los síntomas pueden aparecer en un tiempo más tardío, después de las primeras dos horas, o incluso varios días después tras la ingesta de leche. Lo más habitual es que se presenten manifestaciones digestivas, detalla, como vómitos, dolor abdominal, deposiciones con hilillos de sangre...

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¿Cuándo puede ser grave?

Cuando hay una reacción grave, esta se desencadena de forma rápida y “puede ser mortal”, advierte la especialista. Hablamos entonces de una anafilaxia.

Hay que permanecer atentos a la reacción del bebé lactante, que puede pasar más desapercibida “y presentar palidez e hipotonía”.

En el caso de niños mayores, tras la ingesta de la leche puede aparecer de forma inmediata urticaria y angioedema (inflamación), vómitos, dolor abdominal, diarrea, tos, dificultad respiratoria, hipotensión, temblores, convulsión, pérdida de conocimiento... Son señales muy significativas, tal como describe la alergóloga, que ya alertan de que el episodio puede ser grave.

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¿Cómo se confirma el diagnóstico?

Para diagnosticar la APLV se realizan pruebas cutáneas, denominadas prick test y también se lleva a cabo un análisis de sangre para realizar la determinación de IgE específica.

“También la prueba de exposición oral controlada (PEOC) con leche, lo que comúnmente se llama provocación”, explica la Dra. Cristina Ortega Casanova. Con la provocación se da al niño la leche y “se comprueba o se descarta la alergia”.

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¿Cómo debe ser la dieta?

Cuando se confirma que el niño tiene alergia a las proteínas de la leche de vaca debe seguir una dieta exenta de leche y de todos sus derivados lácteos. Hay que tener en cuenta que la proteína de la leche de vaca se suele añadir a muchos productos de alimentación, por lo que hay que mirar bien el listado de ingredientes antes de ofrecer el producto al niño.

Las proteínas de la leche de vaca pueden aparecer bajo distintas denominaciones. Para conocer cuáles son, la SEICAP facilita una guía: https://seicap.es/wp-content/uploads/2022/05/Dieta-para-personas-con-alergia-a-proteinas-de-leche-de-vaca.pdf

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¿Se puede tener alergia a la leche tomando pecho?

Los niños que toman lactancia materna también pueden desarrollar alergia a las proteínas de la leche de vaca. Puede ocurrir que, cuando se introduzcan los lácteos en su dieta, por ejemplo, el yogur, el bebé muestre la alergia. En este caso, la madre tendrá que seguir una dieta exenta de leche y sus derivados, si así se lo indica el pediatra.

En niños con lactancia mixta o con lactancia artificial, la alergia a las proteínas de la leche de vaca se puede presentar en las primeras semanas de vida. En ese caso, como las leches de fórmula están elaboradas a partir de proteínas de leche de vaca, hay que darles otro tipo. Son las leches extensamente hidrolizadas, que “tienen proteínas de leche de vaca fraccionadas en fragmentos muy pequeños para que disminuya su capacidad alergénica”, aclara la alergóloga.

Además, hay otras leches, denominadas elementales, que llevan aminoácidos, “los fragmentos mínimos de las proteínas, para perder totalmente la capacidad de dar alergia”, resalta. Estas últimas se utilizan cuando el niño no responde bien a las hidrolizadas. Otras alternativas serían las bebidas de soja y los hidrolizados de arroz.

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¿A qué edad se suele superar?

“Las alergias no se tienen desde el nacimiento, se desarrollan poco a poco”, comenta la especialista de la SEICAP. Hay un factor que puede inducir la aparición de esta alergia a las proteínas de leche de vaca: es el denominado ‘biberón pirata o fantasma’. Se trata de un biberón que toma esporádicamente el niño cuando está siendo amamantado y que le puede condicionar para acabar desarrollando una APLV.

Con respecto al momento de superar la alergia, en la mayoría de los casos se logra antes de los cuatro años de edad. Según datos de la SEICAP, “hasta el 56% de los niños al año de vida consiguen tolerar de forma espontánea la proteína de la leche de vaca, entre el 60-77% a los dos años; el 71-87% a los tres años y el 90% a los seis años”.

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¿En qué consiste la inducción de tolerancia oral?

Para superar la alergia a las proteínas de la leche de vaca se puede realizar la inducción de tolerancia oral (ITO). “Es un tratamiento basado en la introducción pautada, bajo supervisión médica y en dosis crecientes del alimento al que el niño es alérgico, en el caso que estamos tratando, la leche, para conseguir la desensibilización”, aclara la pediatra y alergóloga.

Si tiene éxito, el cambio en la calidad de vida es sustancial, ya que “disminuye de forma significativa la posibilidad de tener una reacción severa y esto genera tranquilidad a la familia y al propio niño”.

Es importante que, una vez que se consigue la tolerancia, el niño no deje de tomar el alimento durante un tiempo prolongado, ya que podría tener una reacción al reintroducirlo.

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¿Qué diferencia hay con la intolerancia a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa es totalmente diferente a la alergia a las proteínas de la leche de vaca. La lactosa en un azúcar presente en la leche que puede causar síntomas digestivos tras tomar leche cuando la persona no tiene suficiente cantidad de lactasa, que es la enzima que la digiere para que pueda absorberse. “Cuando la lactosa permanece en el intestino y no se absorbe produce dolor abdominal, diarrea y otros síntomas”, revela la especialista.

Pero “un niño alérgico a la leche, si toma leche, presentará síntomas, independientemente de que la leche contenga o no lactosa. Por eso se debe tener mucho cuidado en no confundir ambos términos, pues el desenlace puede ser fatal”, alerta.

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¿Qué hacer en caso de reacción alérgica?

Cuando hay una reacción alérgica, en este caso tras la ingesta de leche, las medidas a tomar van en función de la intensidad y gravedad de los síntomas.

“Se administran antihistamínicos para las reacciones de piel o rinoconjuntivitis, broncodilatadores en casos de broncoespasmo y en el caso de la anafilaxia, la adrenalina”, repasa la Dra. Cristina Ortega Casanueva.

“Todos los niños con cualquier tipo de alergia alimentaria deben tener consigo el autoinyector de adrenalina (AIA). Es su salvavidas. Puede suponer la diferencia entre vivir o morir”, concluye.