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grupo de padres© Unsplash

aprendizaje

¿Conoces los grupos de padres? Así pueden ayudarte en la educación de tus hijos

Cómo funcionan y para qué casos pueden resultarte útiles


16 de noviembre de 2022 - 11:42 CET

La educación de los hijos es una tarea apasionante que no está exenta de dificultades. Surgen muchas dudas, situaciones nuevas, puede haber distintos puntos de vista con el otro progenitor... Por eso, toda ayuda en esta etapa es poca. Uno de los recursos que sirven de apoyo son los grupos de padres. Muchos gabinetes psicológicos organizan este tipo de encuentros para avanzar juntos en distintas cuestiones que afectan a la educación de niños y adolescentes.

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¿En qué consisten los grupos de padres?

Los grupos o talleres para padres pueden ayudar en distintas situaciones. Es muy común que se recurra a ellos cuando los hijos presentan problemas de conducta, agresividad, alta impulsividad o baja tolerancia a la frustración. “Toda esta sintomatología presente en el niño tiene como consecuencia un comportamiento disruptivo en casa que interfiere en la convivencia diaria”, explica Mar Molés Amposta, doctora en Psicología y directora del centro Troba’t Psicología, de Villarreal (Castellón).

Pero, hay otro enfoque más. Y es que estos grupos “ayudan a conocer y aprender de las experiencias ajenas y de las propias, ayudan a darse cuenta de qué necesitamos como padres y qué necesitan nuestros hijos como tales”, apunta Mª Ángeles García Martínez, psicóloga especialista en niños y adolescentes de Mesana Psicología, en Córdoba.

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¿Cuál es el perfil de los padres que acuden a estos grupos?

Tal como comenta Mar Molés, el perfil tipo de los progenitores que acuden a estos grupos es el de padres desbordados por la situación que viven en casa diariamente. “Es cuando existen conflictos que no saben cómo resolver, discusiones o explosiones de ira por parte de ellos mismos o sus propios hijos, el momento que empiezan a pensar en la idea de acudir a un profesional para que les dé pautas sobre cómo manejar estas situaciones”, detalla.

Pero también hay padres que no tienen grandes dificultades en la crianza de sus hijos, pero “quieren aprender más, conocer qué factores hacen que su hijo se comporte de una determinada manera y ser un buen modelo de conducta para ellos”, apunta.

En este sentido, para Mª Ángeles García “la mayoría de los padres y madres que asisten a los grupos terapéuticos suelen ser personas preocupadas por el bienestar de sus hijos e hijas y, sobre todo, con un nivel de conciencia y de introspección desarrollado”.

micropagos en videojuegos infantiles© AdobeStock

Las dudas más frecuentes en la infancia

“La duda universal que surge a cualquier padre o madre durante la vida de sus hijos e hijas es: ‘ ¿Lo estaré haciendo bien?’ ; el miedo a no ser buenos padres o madres es prácticamente universal, la necesidad de saber cómo o qué hacer en cada momento genera muchas dudas e inseguridades que luego se ven reflejadas en este tipo de grupos terapéuticos”, comenta la especialista de www.mesanapsicologia.com.

Pero, igualmente, los progenitores que acuden a grupos de padres buscan respuestas sobre cómo cambiar conductas determinadas de sus hijos. “En muchas ocasiones acuden porque estos no siguen las indicaciones que ellos les dan, o se niegan a cumplir las normas de casa, o incluso existen conductas desafiantes o de falta de respeto”, indica la directora de www.trobatpsicologia.com.

Otros temas clásicos son los problemas en el ámbito académico o en los estudios y cómo hacer que repartan bien el tiempo entre sus obligaciones diarias y su tiempo de ocio, por ejemplo, con los videojuegos.

consumo de cannabis en la adolescencia© AdobeStock

Las dudas más frecuentes en la adolescencia

El tipo de cuestiones y dudas sobre crianza o educación varía mucho en función de la edad de los hijos. Así, si en la primera infancia hay preocupación por los límites y el manejo de las rabietas, en relación a la adolescencia, “lo que más abunda es el ‘qué le pasa a mi hijo’: la necesidad de saber qué está pasando por esas cabezas que les hace comportarse de esa forma tan distinta a como lo hacían cuando eran pequeños”, aclara Mª Ángeles García Martínez.

De esta forma, los padres que acuden a estos grupos desean “mejorar la relación con sus hijos, que puede haberse visto deteriorada con el tiempo. Quieren conocer cómo acercarse a ellos y así intentar entrar un poco más en su mundo”, revela Mar Molés.

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¿Cómo es la dinámica de estos grupos?

Hay muchas formas de llevar a cabo un grupo de padres, pero se suele partir de la premisa de que los participantes tengan hijos en edades similares o inquietudes cercanas. De esta forma se puede “aprovechar lo que llamamos el ‘efecto grupo’. Se trata de un espacio en el que compartir experiencias, aprender los unos de los otros, así como recibir información y ponerla en práctica en casa para aumentar sus habilidades como padres”, indica la experta de @trobat_psicologia (en Instagram).

Por su parte, la psicóloga de Mesana (@mesana_psicologia_gestalt, en Instagram), apunta la importancia de que los padres hagan “un acercamiento a los hijos que ellos mismos fueron hace años; poder conectar con las necesidades que tuvieron cuando también eran hijos, y ver de qué manera fueron resueltas por sus propios progenitores, y, desde ahí, poder ver cómo se relacionan con sus propios hijos”.

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¿Por cuánto tiempo se suelen prolongar estos grupos de padres?

“Los grupos de padres y talleres no suelen tener una duración larga, ya que son sesiones que tienen objetivos generales como, por ejemplo, resolver problemas en casa, aplicar consecuencias positivas y negativas tras la emisión de una conducta, aumentar la empatía, validar sus emociones…”, explica Mar Molés. Son, por tanto, distintos al trabajo que se hace para tratar problemas específicos y que se abordan en sesiones individuales donde hay una evaluación y un diagnóstico.

Es habitual que los grupos de padres duren un curso académico “porque también se considera importante el ‘descanso’ para poder digerir e integrar lo que en ellos se trabaja y descubre”, comenta Mª Ángeles García.

c mo afecta la pareja la llegada de un beb © AdobeStock

¿Es necesario que acudan los dos progenitores?

La situación ideal es que ambos progenitores acudan al grupo de padres. Hay una razón de base, y es que se involucren de igual forma en la crianza, y, por otro lado, una razón práctica: la de que ‘remen’ en la misma dirección en cuanto a la educación de sus hijos.

De no ser posible la asistencia de ambos, los especialistas recomiendan que haya una buena comunicación entre ellos para actuar como un equipo unido ante sus hijos.

el papel fundamental de la familia© AdobeStock

¿Asisten los hijos a los grupos de padres?

En cada gabinete psicológico abordan el tema de la presencia de los hijos en los grupos de padres de un modo. Hay algunos que no los contemplan, otros que lo permiten en determinadas circunstancias a partir de la adolescencia y otros en los que están plenamente integrados en las sesiones.

Los padres deben elegir el tipo de dinámica con el que se sientan más cómodos y saber diferenciar entre las intervenciones destinadas a proporcionar pautas generales de las sesiones terapéuticas individuales.

ayudarlos a fijarse metas realistas© AdobeStock

Los beneficios de los grupos de padres en la familia

“Los beneficios de los grupos terapéuticos son innumerables, ya que, con ellos, no solo se aprende de los profesionales que los facilitan, si no que las personas se enriquecen de las experiencias y sabidurías de sus propios iguales”, subraya la psicóloga de Mesana. Así, destaca “la toma de conciencia sobre el propio estilo educativo y de crianza; introspección sobre la forma en la que nos relacionamos con nuestra familia; conocimiento sobre nosotros mismos y, con ello, mejora de los aspectos que descubramos que son susceptibles de mejora y evolución”.

Por su parte, la directora de Troba’t Psicología destaca “la reducción del estrés familiar, ya que mejoran los sentimientos de capacidad y competencia de los padres que se perciben con mayores herramientas para educar a sus hijos”. Igualmente, “mejora el clima familiar, lo que repercute en el bienestar emocional tanto de padres como de sus hijos. Por último, aumenta la empatía entre todos los miembros de la familia, lo que ayuda a que seamos más amables, comprensivos y en definitiva nos tratemos mejor los unos a los otros”.