Las personas con daltonismo tienen dificultades para percibir los colores. Esta afección les lleva a confundirlos, debido a un problema con las células nerviosas oculares que se encargan en distinguir las distintas tonalidades. Hay un daltonismo más severo, donde todo se ve en blanco y negro, pero es muy poco frecuente, y un daltonismo más común donde al afectado le cuesta especialmente diferenciar el rojo del verde y, en ocasiones, también del azul.
La Dra. Lucía Fernández-Vega Sanz, responsable de la Unidad de Oftalmología Pediátrica y Estrabología del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, nos cuenta todo lo que hay que saber sobre el daltonismo en niños.
Afecta más a niños que a niñas
El daltonismo afecta más a hombres que a mujeres. “Se transmite por herencia, asociado al cromosoma X, por lo que es más frecuente en varones”, explica la experta.
Así, entre los chicos está presente en un 8%, mientras que solo un 0,5% de chicas tiene esta afección. Cuando otros miembros de la familia ya estén diagnosticados de daltonismo, hay que poner más atención sobre el niño, por si lo hubiera heredado también.
¿Cómo se detecta el daltonismo en niños?
Lo normal es que el niño tarde un tiempo en reconocer los distintos colores, pero cuando este periodo se prolonga más de lo habitual, puede surgir la sospecha de que se deba a un problema visual como el daltonismo. En este sentido, “los niños que sufren daltonismo no saben que lo padecen, ya que su manera de percibir los colores ha sido la única forma que han tenido siempre de verlos”, aclara la oftalmóloga.
Para hacer el diagnóstico, al niño se le muestran una serie de láminas en distintas tonalidades entre las que se esconde un número o un dibujo. Así, en ausencia de daltonismo se percibe una cosa, y si está presente, otra o no ven nada en particular. Esta prueba recibe el nombre de test de Ishihara.
¿Desde qué edad se puede diagnosticar el daltonismo?
El daltonismo se diagnostica a partir de los tres años de edad. La razón, tal como apunta la Dra. Fernández-Vega, es que “el cerebro continúa formándose en lo referente al procesamiento de estímulos visuales”.
Entre los tres y cuatro años, se confirman las sospechas de daltonismo y “a partir de los cuatro años, el diagnóstico de algún tipo de daltonismo es definitivo en niños con un desarrollo neurológico normal”.
¿Es hereditario el daltonismo?
El daltonismo se hereda de padres a hijos, al menos en los tipos más comunes, ya que se trata de una afección genética. Esto implica que “la visión de los colores no mejorará ni empeorará con el tiempo”. No es una alteración que se pueda tratar ni curar. Los afectados aprenden a convivir con ella y con distintos trucos pueden adaptarse a un mundo que usa los colores para distintas funcionalidades.
Pero esta dificultad para distinguir los colores también puede ser adquirida y aparecer con el tiempo, si la persona tiene una enfermedad o una lesión que afecte a los ojos o al cerebro.
¿Pueden llevar una vida normal?
El daltonismo no se cura, pero “se trata de una circunstancia que no afecta a las actividades diarias”, tranquiliza la especialista del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega (www.fernandez-vega.com).
“La mayoría de los daltónicos llevan una vida completamente normal y muchos son diagnosticados de forma muy tardía, sin que suponga ningún problema”, destaca.
En algunos casos, la calidad de la visión se ve afectada, pero es solo en pacientes graves, donde hay otras manifestaciones como movimientos rápidos de los ojos de un lado a otro (nistagmo).
Otros problemas de visión que afectan al color
Hay otros problemas de visión que pueden afectar a la percepción de los colores y que no son realmente daltonismo.
Así, “la baja visión puede caracterizarse por una pérdida de agudeza visual o de campo visual, pérdida de sensibilidad al contraste, anomalías en la visión del color y en la visión nocturna y aumento de la sensibilidad a la luz”, detalla la especialista.
Las patologías oculares más frecuentes en niños
Alrededor de un 5% de los menores tienen alguna de las patologías típicas de la infancia. Son la ambliopía (ojo vago con baja visión por falta de uso) y el estrabismo (desviación ocular).
Al margen de estas, “también son especialmente frecuentes en edad pediátrica los defectos refractivos o problemas de enfoque”, cita la responsable de la Unidad de Oftalmología Pediátrica y Estrabología del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega. En concreto, la miopía (visión borrosa de lejos), la hipermetropía (visión borrosa de cerca) y el astigmatismo (visión borrosa de cerca y de lejos).
¿Cuáles son los signos de alarma de que el niño tiene un problema visual?
Se recomienda que la primera visita con el oftalmólogo sea a los tres años de edad. Si hubiera alguna alteración, los controles deberían ser periódicos y si no, el médico citará para la siguiente revisión.
En todo caso, hay que tener en cuenta que muchas de las enfermedades oftalmológicas salen a la luz en edad pediátrica, por lo que hay que estar muy atentos a determinadas señales de alarma. Entre ellas, están:
- Tener con frecuencia dolor de cabeza.
- La hipersensibilidad a la luz.
- Frotarse mucho los ojos.
- Guiñarlos de forma continuada.
- El parpadeo en exceso.
Además de estas, que pueden indicar algún defecto de refracción, cualquier otro síntoma que se considere anormal en relación a los ojos sería motivo de consulta.