Hace miles de años el ser humano comenzó a cultivar sus primeros productos: unas hortalizas. Un hecho que fue clave para el desarrollo de nuestra especie y que nos permitió pasar de la vida nómada a la sedentaria, establecernos en pequeños grupos y sociedades e intercambiar todos nuestros conocimientos entre unos y otros. Son los inicios de la agricultura, pero también de la creación de los primeros huertos. Sencillos, pequeños y, generalmente, sin una variedad muy extensa. Pero suficientes para su autoabastecimiento. Algo que, debido al impulso de una vida más sostenible entre las nuevas generaciones, está convirtiéndose en una tendencia al alza: crear tu propio huerto urbano.
En el caso de los niños, además, les invita a realizar una actividad con sus propias manos y pasar tiempo en familia, entre muchos de sus beneficios:
La familia consigue ahorrar dinero si se organiza bien.
Se aprende mucho sobre biodiversidad, te acercas a la naturaleza.
Aumentas tu tiempo al aire libre.
Por eso, con la ayuda de Jordi Font, autor de Huerto fácil con niños (Larousse), hemos querido elaborar un pequeño manual de lo que tienes que saber y lo que necesitas para crear un huerto con tus hijos.
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Confeccionar un calendario de actividades
Una de las mejores formas que tenemos de asegurarnos que todo lo que cultivemos tendrá un resultado satisfactorio es crear un calendario para ello y ordenarlo por estaciones. Así, ten a mano siempre una libreta en la que anotes todo lo que vais haciendo en el huerto, sabiendo en todo momento: qué día has sembrado, qué día has abonado o cuándo ha sido el último día que has regado. Estos datos te serán muy útiles para llevar un exhaustivo control sobre tu huerto y entender por qué una cosecha sale u otra no es para nada abundante. Para los niños, que no tienen mucha experiencia con esto de la jardinería, puede ayudarles mucho en el día a día.
Consejos de cultivo por estaciones
Una de las cosas que hay que tener en cuenta, y que debes explicarle a tus hijos, es que cada estación del año es diferente y, de la misma manera que nosotros cambiamos de ropa y nos adaptamos, las plantas también lo necesitan.
Primavera: las hortalizas de esta época deben ser cultivadas al principio, teniendo siempre en cuenta las posibles heladas, que arruinarán tu cosecha. Además, también es el momento de cosechar tus cultivos de invierno. Es un buen momento para podar las plantas más grandes.
Verano: las temperaturas diurnas son bastante altas, por lo que tendrás que incrementar el riego y, en algunos casos, buscar la sombra para tus plantas.
Otoño: hay que recoger los cultivos de verano que ya han dado sus frutos y preparar todo el suelo para la cosecha del año siguiente. Por eso, estos días son los mejores para comenzar.
Invierno: es la etapa más complicada para sacar algo adelante, por lo que lo mejor es reservar una pequeña zona o macetas de tu huerto para los cultivos de invierno, pero abonar el resto para la primavera.
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Planificar el huerto paso a paso
Tener un huerto no significa plantar sin ton ni son, sino que hay que pensar muy bien las cosas. Por eso, es importante que os sentéis a planificar qué queréis en vuestro huerto y cómo vais a organizaros. Si lo hacéis bien, el desarrollo y resultado será satisfactorio. Además, el trabajo en equipo funciona mucho mejor en estos casos. Para ello:
Dibujad un esquema de vuestro huerto con las especies que queréis plantar y cómo se deben distribuir.
Tened en cuenta la altura y destreza de cada miembro de la familia, para que todos tengan un acceso cómodo a sus tareas.
Elegid bien la zona de cultivo y, por supuesto, protegedla bien entre todos.
Reservad una parte para dejar todo el material necesario a mano.
El material básico que necesitas
Ya tenemos nuestro calendario y nuestro esquema, todo ello en una libreta, pero para cuidar nuestro huerto necesitaremos algunas herramientas. Debemos intentar que estén adaptadas a las manos de un niño.
Mejor que una manguera para los más pequeños, usaremos regaderas.
Tijeras de podar y palas aptas para su edad, para mantener la seguridad.
Guantes para trabajar la tierra.
Un rastrillo de altura media.
Y, en el caso de los productos químicos a utilizar, lo mejor es que se mantengan alejados de su alcance.
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Ideas de reciclaje que pueden ayudarte
Aunque lo más recomendable es plantar las plantas y hortalizas en un huerto, si no tienes demasiado espacio y, aún así, quieres conseguir tener uno, puedes echar mano de macetas y otros recipientes adecuados. De hecho, es una buena idea de reciclaje para que tus hijos den rienda suelta a su creatividad. Entre las posibilidades, que son muchas, destacan:
Latas y cajas de galletas metálicas que podemos pintar antes.
Botas de agua que ya no utilices.
Una carretilla vieja o neumáticos viejos.
Una caja de cartón o macetas.
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En el caso de tener una terraza o balcón
Por otro lado, no todos nosotros tenemos la suerte de contar con un jardín o un espacio en el que poder crear nuestro huerto, muchos vivimos en una gran ciudad y contamos, tan solo, con una terraza o balcón. También podéis crear vuestro propio huerto. Tan solo tienes que averiguar la orientación más correcta, puesto que las plantas requieren mucha insolación: en verano debe existir, al menos, 5 horas de sol. Y si no tienes una terraza o balcón, anima a tu hijo a que comience en una ventana que tenga este requisito indispensable. Ahora bien, pide a los niños que mantengan ordenadas las plantas: primero las más pequeñas y después las más grandes, para garantizar que la luz les llegue a todas. Os sorprenderá lo organizados que se vuelven.
Cómo proteger tus cultivos
Hay numerosos insectos y animales que pueden amenazar el bienestar de tus plantas, antes de asustarte, debes intentar protegerlas, sobre todo, de los pájaros, que pueden ser muy beneficiosos, ya que se alimentan de insectos dañinos, pero también se comerán todo lo que siembres, incluidas las semillas antes de que germinen. Para mantenerlos alejados, los niños pueden hacer algunas manualidades:
Crear un molinillo de viento con cartulinas de colores y situarlo cerca de la cosecha.
Construir un pequeño espantapájaros con retales de ropa que ya no usen.
Confeccionar pequeñas figuras con papel de aluminio (de que hay en la cocina) y, a modo de guirnalda, colocarlas encima de la cosecha.
Como el ruido les asusta, esas guirnaldas también pueden ser creadas con piezas metálicas o que generen ruido al tocarse.
Y, si tenéis mascotas en casa, no es mala idea proteger las plantas de su acción con, por ejemplo, algunas redecillas.
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El riego, un paso fundamental
Regar es una tarea que requiere responsabilidad y que, además, es variable a lo largo del tiempo. Y, aunque no requiere una atención constante y diaria, si que hay que darle un cuidado constante a la tierra, que tenga la humedad que necesite. Por eso, los niños deben ser prácticos. Tienen que planificar (y tú con ellos) bien la plantación y tener la regadera siempre a mano, para que no se olviden de hacerlo. Lo mejor es hacerlo a primera hora de la mañana, como una rutina más, porque además, así, evitaremos las horas centrales y más calurosas del día, cuando más rápido se evapora el agua.
Cuidado con la bajada de las temperaturas
Por último, por la época en la que nos encontramos, tenemos que tener muy en cuenta que, en apenas unos meses, llegará el invierno. Esta época, en la que las bajas temperaturas se mantienen durante muchas horas del día, puede dañar seriamente las plantas que cultivemos. Sin embargo, no por ello debemos abandonar nuestro huerto. Simplemente hay que protegerlo. Para ello:
Tened en cuenta el viento, intentad que no existan corrientes de aire directas.
Por las noches, justo cuando cae el sol, pide a tu hijo que cubra las plantas o las resguarde.
Pídele también que anote en su librera la reducción del riesgo.
Podéis, si el suelo es muy frío, cubrirlo con paja.
Crea una pequeña casa para tus plantas y guárdalas cada noche o cúbrelas, por ejemplo, con botellas de plástico abiertas.