La mente humana es sumamente compleja y se organiza de muy diversos modos. Esto ha hecho que el concepto de ‘normalidad’ se revise desde el punto de vista del desarrollo y la psicología. Hay niños que procesan la información y los sentidos de otro modo. Entre ellos están los que tienen doble excepcionalidad.
Para saber qué engloba esta realidad, hemos recurrido a Bea Sánchez, experta en altas capacidades y doble excepcionalidad. Desde su web www.mamavaliente.es y sus redes sociales (@soymamavaliente) se dedica a la divulgación de la doble excepcionalidad en niños y adultos.
¿Qué es la doble excepcionalidad?
La primera condición que cumple un niño o un adolescente con doble excepcionalidad es que tiene altas capacidades. Esa sería la base. Pero a esta se le suma otra. “Además, el niño tiene otras condiciones que están dificultando que ese potencial se desarrolle o se observe con claridad”, destaca la experta.
Así, señala cómo hay niños inteligentes que no son visibles por otras condiciones añadidas que interfieren en esta capacidad.
¿Qué tipos de doble excepcionalidad son las más frecuentes?
Las manifestaciones más observadas de la doble excepcionalidad son la alta capacidad unida a dificultades del aprendizaje, como pueden ser la dislexia, la disgrafía o la discalculia. También es habitual, como señala Bea Sánchez, que la altas capacidades convivan con el autismo o con el TDAH.
“Pero también es doble excepcionalidad si, además de alta capacidad, hay discapacidad física o alguna condición de salud mental, como depresión. En suma, cuando se convive con una realidad que añade un reto a tu habilidad”, relata.
¿Cuándo hablamos de triple excepcionalidad?
Pero no solo hay doble excepcionalidad, sino también triple. En este caso, además de las condiciones ya mencionadas para la doble excepcionalidad, “el niño pertenece a un grupo que ha sido socialmente marginado”, como aclara la especialista.
Sería el caso de niños o adolescentes con doble excepcionalidad y que, además, formen parte de una realidad social infrarrepresentada (minoría étnica o cultura o diversidad de género). Todo esto, como subraya Bea Sánchez, “sumará dificultades en su adaptación y atención”.
¿A qué dificultades se enfrentan los menores con doble excepcionalidad?
Hay una gran variabilidad entre los niños y adolescentes con doble excepcionalidad, pero la misma dualidad en la que viven les dificulta la pertenencia a un grupo, con todo lo que eso conlleva en épocas clave como la adolescencia. “Esto puede incrementar la ansiedad del niño y, a mayor inteligencia, mayor ansiedad con esta doble excepcionalidad”, advierte la creadora de www.mamavaliente.es
Las dificultades que encuentran en el día a día pueden camuflarse, gracias a sus habilidades cognitivas, “pero compensar toda la vida tiene un alto coste emocional”, alerta.
¿Cómo es el desarrollo de los menores con doble excepcionalidad?
Puede haber un desajuste en el desarrollo de los niños y adolescentes con doble excepcionalidad. La razón es que tienen habilidades extraordinarias, pero a la vez hay desafíos que pueden impactar negativamente en algunas áreas como la atención, las respuestas emocionales o incluso la motricidad.
Esto puede ocasionar, como recalca Bea Sánchez, una “frustración máxima”. “Como persona con alta capacidad quieres ir más rápido, aprender más y en más profundidad, eres curioso e independiente, pero... otra parte de ti necesita un apoyo extra”.
La doble excepcionalidad en el colegio
La doble excepcionalidad es todo un reto en el entorno escolar. El menor tiene altas capacidades y, por tanto, una inteligencia elevada, pero a su vez otros problema para los que necesita ayuda. Esta dualidad no es siempre fácil de comprender. “Muchos docentes no entienden esto y lo califican de vago, desmotivado o caprichoso. Se suele derivar todo a conducta y se pierde ver lo que hay detrás”, puntualiza Bea Sánchez.
Esto conlleva muchos desafíos para el niño en todos los ámbitos, también en el de las relaciones sociales. “Pero el mayor problema es que no se detecte su doble excepcionalidad porque o bien solo vemos la inteligencia o bien solo el desafío o bien no vemos ninguno porque las dos realidades se camuflan entre sí”, detalla.
Los padres ante la doble excepcionalidad
Para los padres de niños con doble excepcionalidad, la crianza también puede suponer un reto. Por eso, la especialista recomienda atender por igual cualquiera de las excepcionalidades. “Es un error cuando, por ejemplo, solo se reciben apoyos para el autismo y no para su alta inteligencia. Por ejemplo, se dice ‘vamos a olvidarnos de la alta capacidad y nos vamos a centrar en que haga amigos’”.
Para ella, es mucho más acertado afrontar cualquier reto que se presente en el día a día del menor, teniendo en cuenta sus intereses y habilidades para conseguir que se sienta motivado. Igualmente, las expectativas con respecto a su alta capacidad intelectual han de ser realistas.
¿Suele ser una condición heredada?
“Cuando hablamos de neurodivergencias como autismo, TDAH, dislexia, desorden del procesamiento sensorial... estamos hablando de genética familiar. Con la alta inteligencia ocurre algo similar: existe una parte de herencia genética que necesita de un ambiente que ponga a funcionar esos recursos”, explica la experta.
En ocasiones, los padres con doble excepcionalidad lo descubren a raíz de verlo en sus hijos. Sucede igual con los hermanos: es más fácil detectar al que solo tiene alta capacidad intelectual que al hermano doblemente excepcional. “Ese hermano puede recibir frases como ‘es listo, pero no se esfuerza’ o ‘se le da bien esto, pero en clase es un desastre’”, relata.
¿Es aconsejable que el niño conozca su condición?
Bea Sánchez aconseja que al niño se le explique su doble excepcionalidad, “en la medida en que pueda entenderlo y en un lenguaje adaptado”, ya que ellos ya saben que son diferentes, y lo saben muy pronto.
Cuando el menor no conoce la causa que hace que sea distinto, puede atribuirlo a causas negativas y hacer asociaciones de ideas que no le benefician ni a él ni a nadie, como que no pertenece a su familia o que está poco equilibrado. “En realidad tiene un extraordinario potencial que necesitamos como sociedad”, subraya.