Lucía, mi pediatra es una de las divulgadoras de mayor éxito en la actualidad. Junto a Clínica Baviera ha lanzado un decálogo para cuidar la salud visual de los más pequeños de la casa, ya que el sentido de la vista es de los más importantes, pues a través de él el bebé recibe desde que nace una gran cantidad de estímulos y de información. “Aunque pensemos que el niño es todavía muy pequeño, existen métodos de diagnóstico adaptados a las diferentes edades para conocer el estado de su visión”, indica el Dr. Carlos Laria, director de la Unidad de Oftalmología Pediátrica de Clínica Baviera.
Hay distintos síntomas que pueden alertar de que el niño tiene un problema de visión. En este sentido hay que prestar atención a estas señales, entre otras:
El exceso de pantallas puede perjudicar tanto a la calidad del sueño como a la salud ocular, por eso es muy importante fijar una serie de normas cuando los menores hagan uso de ellas. Es fundamental limitar el tiempo de exposición y hacer descansos periódicos. En este sentido, las recomendaciones internacionales hablan de que los menores de dos años no deberían usar pantallas y que entre los dos y los cinco años, el límite sería de una hora al día, ampliable a dos entre los cinco y los doce años de edad.
Tal como recoge el decálogo de Lucía, mi pediatra y Clínica Baviera, los niños han de usar las pantallas a una distancia adecuada. Así, para leer, escribir o ver móvil o tabletas, la separación debe ser de 35 cm. En portátiles, de 40-45 cm; en un ordenador de sobremesa, 45-55 cm y con el televisor, entre dos y tres metros. Por otra parte, las pantallas no deben usarse nunca como única fuente de luz; debe haber otra luz ambiente.
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3. Disfrutar de tiempo al aire libre
Realizar actividades al aire libre permite aumentar el catálogo de intereses de los niños (y desligarlo de las pantallas como única distracción) y, muy importante, “ayuda a ejercitar la visión lejana”.
Además, tal como recogen varios estudios citados por Clínica Baviera, una menor exposición al sol (menos de dos horas al día) se relaciona con la posible aparición de la miopía.
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4. Acudir al oftalmólogo desde pequeño
La primera visita al oftalmólogo debe realizarse durante el primer año de vida, aunque el niño no presente ninguna alteración en este sentido.
Aunque el pequeño no hable ni colabore, existen métodos con los que se puede conocer el estado de su visión en las distintas etapas de su desarrollo.
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5. Mantener una alimentación saludable
No hay ningún aspecto en la salud general del niño que no se pueda ver afectado si la alimentación no es la correcta. Y, al contrario, una dieta adecuada puede ayudar al buen funcionamiento de las células del sentido de la vista.
Así, las recomendaciones de Lucía, mi pediatra y de Clínica Baviera son llevar una “dieta sana y equilibrada, rica en nutrientes con alto contenido en vitaminas A y C y minerales como el magnesio”.
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6 y 7. Buena iluminación y cuidar los ojos de la luz solar
El niño debe contar con buena luz para leer, ya sea en formato digital o en papel, y para trabajar frente al ordenador. “La luz que empleemos debe ser preferentemente natural y directa, evitando los reflejos”, comentan los expertos.
Además, hay que proteger siempre los ojos del menor si hay una exposición prolongada solar, con gafas de sol homologadas.
8. Prestar atención si hay antecedentes de patologías visuales
Algunas patologías visuales pueden tener un origen genético, por lo que si en la familia hay antecedentes hay que aumentar la atención que se presta a este aspecto de la salud infantil.
Así, los seguimientos deberían ser más continuados y, por otra parte, se aconseja que el oftalmólogo sea informado de estos antecedentes.
9. Usar gafas de bucear en la piscina
El cloro es una sustancia irritante que puede provocar una reacción alérgica en la conjuntiva si entra en los ojos, la llamada conjuntivitis alérgica, que causa picor o escozor.
Es aconsejable emplear gafas de bucear para proteger los ojos de los más pequeños si hacen zambullidas en las piscinas. Para retirar el cloro se puede lavar el ojo con lágrima artificial o con suero fisiológico tras volver de la piscina.
10. Cuando sea necesario, llevar las gafas graduadas de forma correcta
Cuando el niño no lleva una graduación correcta, esto puede afectar a la visión. Si se detecta algún problema visual y necesita gafas, las revisiones con el oftalmólogo han de ser más frecuentes.
Se debe confirmar la evolución de la graduación y adaptar las gafas a las necesidades de los menores, que pueden cambiar con el crecimiento y el desarrollo.