Actividades extraescolares diferentes para despertar la curiosidad de los niños
Es muy común que nuestro hijo acuda a clases de idiomas o practique algún deporte, pero ¿sabías que existen otras muchas posibilidades para hacer después del colegio?
Nuevo curso, nuevas ilusiones y, por qué no, nuevas actividades extraescolares. Después de haber disfrutado un estupendo verano con la familia y los amigos, la vuelta a la rutina suele hacerse un poco difícil, no solo para nosotros, sino también para los más pequeños. Por ello, intentar amenizar su día a día con alguna actividad lúdica puede ser una opción perfecta para ocupar algunas horas después del colegio. Quizás, ellos mismos nos han dado las pistas que necesitamos para saber elegir cuál durante las vacaciones. No todas deben ser siempre un idioma o un deporte, que también, por supuesto, pero algunos niños estarán más cómodos con otras en las que no habías pensado. De hecho, pueden ser complementarias. Hay niños que necesitan mucha actividad y otros menos, lo importante es luchar contra las horas abusivas de pantallas y el sedentarismo.
Además, las actividades extraescolares han ido ganando valor como un recurso educativo más con las que ampliar la formación y el aprendizaje de nuestros hijos, además de estimular el desarrollo cognitivo y social tanto de los más pequeños, como de los adolescentes. Entre sus beneficios, encontramos:
Se eleva el nivel educativo, las competencias interpersonales y el nivel de atención de los alumnos.
Fomenta el pensamiento crítico y la madurez del menor.
Mejora la motivación y las aspiraciones de cada alumno, reduciendo así las tasas de abandono escolar.
Para todos ellos, hay un curso o taller que, seguro, les hará disfrutar. De entre todas las opciones, te dejamos algunas de las más originales, por si tu hijo aún no ha encontrado la suya.
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Una escuela de cerámica
Trabajar con barro es una actividad muy divertida y creativa. Las escuelas que imparten esta actividad suelen coger niños desde los cinco o seis años, con lo que es perfecta para trabajar la coordinación de sus manos. Además de aprender cómo se cocina el barro, con diferentes técnicas de modelado, también son clases de pintura o estampación porque, por lo general, la obra no culmina hasta que los niños le han dado color o han esmaltado las piezas. Entre sus muchos beneficios, destacan:
Desarrollo de las habilidades manuales, motricidad y creatividad de los niños.
Desconexión del mundo virtual, consiguiendo crear un momento que, en realidad, es relajante.
Clases de circo o teatro
El circo ha sido y siempre será un mundo atractivo para los niños. Sus diferentes temáticas les sorprende y les apasiona. Además, los datos nos dicen que las escuelas de circo que imparten clases van en aumento. De hecho, hay muchos talleres de funambulismo (el arte de caminar sobre una cuerda floja) creados específicamente para los más pequeños. Se practica sobre una cuerda con cierta elasticidad que se ata, por lo general, en un elemento fijo y de pequeña altura respecto al suelo, para que sea divertido y no exista peligro. Las escuelas de circo suelen ofrecer cursos completos o talleres, con clases de acrobacias, equilibrios, malabares o contorsionismo.
Y, al igual que con el circo, podemos optar por el teatro. Mucho más sencillo de encontrar. Incluso, hay centros educativos que ya cuentan con una programación dentro de su catálogo de actividades extraescolares. Su práctica estimula aún más su imaginación y les ayuda a desarrollar sus capacidades expresivas. Por ello, tanto el circo como el teatro pueden ser una buena elección para los niños más tímidos, porque mejorarán sus habilidades sociales y potenciará su seguridad y autoestima.
Talleres infantiles de cocina
Incluir a los niños en nuestras cocinas es una decisión inteligente que les reporta grandes beneficios. El primero de ellos, quizás el más importante, es el de conseguir que adquieran hábitos saludables a corto y largo plazo. Por eso, en los talleres y cursos de cocina infantiles (los hay de diversas duraciones en múltiples escuelas, desde un fin de semana hasta el curso escolar completo), no solamente se aprenden técnicas y se utilizan diferentes utensilios, sino que también se elige la materia prima y se elaboran muchas recetas diferentes. Y suelen estar adaptados a las diferentes etapas del crecimiento e, incluso, hay jornadas para disfrutar en familia.
Clases de pintura diferentes
A través de la pintura, los niños descubren un mundo repleto de formas, trazos y colores. Se potencia con ella la imaginación, la creatividad y la paciencia. Además de aumentar la capacidad de concentración y estimular su propia expresión. De hecho, se han puesto muy de moda desde hace un par de años, porque son una opción estupenda para los más pequeños. Y no solo de aquellos talleres que entendemos como pintura, con un gran pincel y un lienzo, sino de otro tipo de clases en las que se enseña cómo pintar otro tipo de materiales, como telas o figuras en miniatura que, al final, se convierte en un auténtico juego.
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Robótica y programación para niños
Hace un par de años se puso de moda la educación STEAM, es decir, un método educativo que prima los conceptos que le dan nombre: Science (Ciencias), Technology (Tecnología), Engineering (Ingeniería), Arts & Maths (Arte y Matemáticas). Y parece que está teniendo éxito, porque este verano, Pedro Sánchez anunciaba la inclusión de la programación y la robótica en todos los cursos de la educación obligatoria. Sin embargo, entre los jóvenes, ya era una actividad extraescolar que podía impartirse offline u online. El objetivo de estos talleres era que los niños explorasen y aprendiesen un poco más del campo científico-tecnológico y la influencia que tiene en el mundo, algo que a los más pequeños les causa gran curiosidad. Hay incluso campeonatos a nivel nacional e internacional. Por tanto, puede ser una opción no solo lúdica, porque se trabaja a través del juego, sino muy educativa. Y son más comunes de lo que nos pensamos.
Costura, punto y diseños textiles
Las manualidades en general han sido siempre una opción muy recurrida entre los padres que buscaban incluir un matiz artístico a la formación educativa de sus hijos. Sin embargo, cada vez las opciones cada vez son más específicas y, en vez de apuntar a los niños a clases generales, se buscan y se encuentran clases más concretas: clases de costura, talleres de diseño o jornadas para hacer punto (una actividad que, por cierto, es muy relajante). De esta forma, los niños aprenden a coser, pero también a trabajar su imaginación, su creatividad y su constancia. Desde realizar bocetos y patrones, hasta darles vida con un par de agujas, lanas y telares.
Clases de magia
Siguiendo la estela del circo y el teatro, otra opción interesante puede ser apuntar a tus hijos a clases de magia. Los beneficios que aporta su estudio y práctica son muchos, como, por ejemplo, la estimulación de las capacidades cognitivas a la hora de comunicarse y expresarse, favorecer su relación con el público y la estimulación de su ingenio y creatividad. Hay muchas escuelas que preparan cursos para todo el año, de una manera sencilla, ordenada y adaptada a la edad de los niños, con grupos de jóvenes en la misma etapa de crecimiento.
Graffiti como técnica de pintura
Los graffiti, cada vez menos, se ven como algo marginal o sucio, sino que en los últimos años se ha convertido en una actividad artística e interesante. Tanto, que se consideran Street Art las obras que se realizan. Muchos son los festivales que se organizan en las ciudades y muchas las obras que logran convertir espacios urbanos decadentes en auténticos museos al aire libre. De hecho, hay muchas localidades que cuentan con su propia ruta turística. Son pocos los talleres, pero existen, que ofrecen esta técnica como actividad extraescolar. Y qué mejor que entenderla como un concepto artístico y respetuoso.
Cine y fotografía
Por último, ahora que todos tenemos teléfonos móviles y cámaras fotográficas integradas, los niños sienten especial atracción por ellos. Por eso, aprender a contar una historia de manera audiovisual puede ser la mejor actividad extraescolar para ellos. De ahí que el cine y la fotografía se postulen como opciones muy prácticas. De hecho, los niños aprenden a dominar las imágenes mucho antes que las letras. ¿Por qué no dejarles hacer su propio cortometraje o su propio álbum de fotografías? Aprendiendo, no solo diversas técnicas, sino cómo contar una historia.