7 actividades que estimularán la creatividad de tus hijos este verano

Una de las grandes ventajas de las vacaciones de verano es que los niños cuentan con todo el tiempo libre del mundo para aficionarse al placer de la lectura, sin prisas ni obligaciones, desarrollando su capacidad de concentración y de atención.

La lectura les libera del mundo real mediante la fantasía, permitiéndoles soñar y explorar las diferentes emociones del ser humano que, a veces, tanto nos cuesta reconocer cuando ya somos adultos.

Para adentrarles en el mundo de Literatura es fundamental que se rodeen de libros adaptados a su edad y en su lengua materna desde que son pequeñitos. Al principio, como padres, tendremos que acompañarlos en la comprensión de la propia historia del cuento y explicárselo detenidamente. Sin embargo, poco a poco cogerán soltura y serán capaces de leerlos por sí solos y sumergirse en ellos... preguntándose qué pasará en el próximo capítulo.

Escribir un diario se considera una actividad creativa. Este cuaderno se convertirá en su fiel acompañante durante los meses de verano. En él narrará sus aventuras durante los días de vacaciones y así, al volver al colegio en septiembre, recordará sus historias o recuerdos de vacaciones y se lo podrá enseñar a sus amigos.

Los diarios son una manera de que el niño se exprese y un lugar en el que confesarse o expresarse libremente. No hay reglas, lo único que importa es escribir... De esta manera, tenderá a aportar en él su toque creativo, ya sea mediante palabras o dibujos.

Para iniciarles en esta práctica, se les puede tentar regalándoles un cuaderno bonito expresamente para ello, pero es importante no obligarlos e ir invitándoles, poco a poco, a que cojan un lápiz y se pongan manos a la obra.

Los niños necesitan contacto con la naturaleza. Por eso, convertir a nuestros hijos en auténticos exploradores y acercarles a lugares de naturaleza real es uno de los mejores regalos que podemos hacerles durante su infancia. También es una forma muy práctica de despertar el aprendizaje de los niños pequeños y apreciar el mundo que les rodea.

Además, la naturaleza activa su imaginación mediante la experimentación y el juego con actividades, como explorar rocas, trepar árboles, cruzar un riachuelo u observar la fauna y la flora en todo su esplendor.

La creatividad también se fomenta mediante la socialización. Invitar a nuestros hijos a hacer nuevos amigos es un recurso clave para estimularlos. Estar rodeados de compañeros y conocer a gente diferente a ellos, con situaciones y vivencias diversas, les ayudará a despertar su imaginación y a desarrollar ciertas capacidades que serán muy útiles para su desarrollo educativo y su futuro.

Socializar también les beneficia en su desarrollo cerebral, ya que favorece el desarrollo del lenguaje o la memoria. Además, les ayuda con su maduración cerebral porque, entre otras cosas, tienen la sensación de que forman parte de un grupo.

Se trata de que pinten lo que imaginen y sin límite alguno. Pueden probar con acuarelas o ceras, con el objetivo de que disfruten todavía más... o dejar que pinten con sus manos aunque se manchen mucho. Además, dibujar promueve la comunicación con los mayores.

Una de las mejores formas de ayudarles a exprimir esta actividad es intentar adivinar lo que quieren dibujar o contarles una historia (o provocar que lo hagan ellos) mientras van configurando su dibujo. Y, mientras lo hacen, proponerles pintar diferentes elementos, como por ejemplo: cambiar las formas, innovar con colores... ¡Y que den rienda suelta a su creatividad!

La idea de que exploren con materiales reciclados y originales puede ayudarles (y mucho) a dejar volar su imaginación. Podemos aprovechar los cartones de leche, el papel higiénico o albal, trozos de tela, periódicos o revistas, abalorios, legumbres o marcos de fotos que ya no queramos... En definitiva, materiales viejos para realizar nuevas cosas.

Además, sin duda esta actividad será muy estimulante para ellos, ya que mejorará su psicomotricidad y sentido del orden. Por último, mediante las manualidades es evidente que los niños se verán obligados a tirar de imaginación para desarrollar sus proyectos, generando un resultado de lo más original.

Construir una cabaña o un fuerte, disfrazarnos o buscar un tesoro... Estos juegos les dará alas para explorar la naturaleza y su entorno, saliendo de él utilizando su propia imaginación. Las cabañas se pueden hacer con ramas o directamente con un par de sábanas y una cuerda, estirando una cuerda entre los árboles, lanzando una sábana vieja por encima y fijar los bordes con clavijas de madera, pinzas o algo parecido.

Para ellos tiene una gran importancia el proceso de construcción. Por eso dedican tiempo a buscar materiales a su alcance con los que construir (muchas veces, incluso, imaginarios). El resultado será su refugio, su lugar secreto en el que dictarán sus propias normas... y formará parte del desarrollo saludable de los niños. Además, las actividades al aire libre les ayudarán a estar fresquitos durante los días de altas temperaturas.