Un mandala es una antigua herramienta de meditación que, a grandes rasgos, consiste en colorear una figura (nació en la India siendo una figura circular) y, mientras se hace, se dice que se acalla el ruido mental diario, conectamos con nuestro interior y conseguimos volver, de nuevo, a un equilibrio entre cuerpo y mente que, por la rutina habitual, solemos perder. En realidad, fueron creados como símbolos religiosos y espirituales del Hinduismo y Budismo, donde creen que todas las fuerzas del universo pueden ser representadas por círculos. Por ello, en principio, todos los mandalas se configuran partiendo de un centro y tienen forma circular. Sin embargo, como todo, esto ha cambiado mucho.
Y lo ha hecho, no solo en su forma, sino también en su público final. Pues mientras antes eran los adultos quienes lo utilizaban, ahora son también los niños los que pueden obtener de ellos muchos de sus beneficios. Eso sí, hay que saber diferenciar entre aquellos que han sido concebidos para los primeros y los que han sido pensados para los segundos que, sobre todo, deben ser más fáciles. ¿Por qué? Porque con ellos, una de las cosas que más buscamos es reducir los niveles de estrés, además de trabajar otro tipo de capacidades que nos hacen pensar en esta actividad como un plan estupendo para una tarde de otoño en casa .
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Así ayudan los mandalas a los niños
Actualmente, son cada vez más los adultos y niños que se animan a pintar un mandala, algo que fomenta mucho la capacidad de espera y la paciencia, además de favorecer la constancia. Piensa, por ejemplo, cuando te dicen que tienes que sentarte a pintar un mandala, lo primero que te viene a la cabeza es esa sensación de tranquilidad y relajación, de tener un momento para tí. Pues lo mismo les ocurre a los niños.
Pero este no es el único beneficio, sino que también producen ventajas a nivel motriz, emocional y cognitivo. Los enumeramos a continuación:
Dejando a un lado ese carácter espiritual, a los niños pintar este tipo de figuras les genera cierto equilibrio, pues se mantienen concentrados para darle cierto sentido al dibujo y con la atención plenamente puesta en la tarea. De esta forma, disminuye la sensación de estrés o ansiedad que pueda tener el niño.
Además, de manera inconsciente, los niños al colorear expresan un sentimiento, un pensamiento o una emoción. Por ejemplo, si el niño es una persona positiva, utilizará colores vivos, si es más bien negativo o está triste, tenderá a los grises. A ellos les ayuda a identificar esas emociones y expresarlas, a nosotros como padres, a entenderlas.
Por supuesto, hacen aflorar la creatividad e imaginación de los más pequeños. Y es que es la parte creativa de nuestro cerebro la que se activa, mientras que la racional se queda, un rato, en silencio.
Desarrollan, como hemos dicho, su paciencia, su constancia, pero también su autoestima.
Los mandalas para niños han de ser sencillos o, al menos, adecuarse a su edad. Normalmente, se pintan con ceras, porque les permite mezclar colores, pero se puede elegir cualquier otro tipo de material. Lo que más importa, en realidad, es el ambiente que creamos en torno a esta tarea:
Es mejor que pinten solos, que no lo hagan en grupo o que estemos encima de ellos para que pongan uno u otro color. Ellos eligen tanto la figura como la forma de pintarla.
Pantallas apagadas, ni televisión ni escuchando música, puede ser un elemento que les distraiga y uno de nuestros objetivos es que consigan la atención plena.
La posición cómoda y el lugar bien iluminado, además de intentar que el sitio elegido tenga una temperatura adecuada.
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Una pequeña selección de mandalas infantiles
‘Los mandalas de El Principito’, de Antoine de Saint-Exupéry (Bruño)
Uno de los cuentos clásicos que más suele gustar a los niños es el que creó el escritor francés Antoine de Saint-Exupéry. La historia sigue siendo la misma, pero, esta vez, se ha recreado en forma de 30 mandalas diferentes, dando vida a los personajes más famosos de la obra, para que los niños puedan relajarse y dejar volar su imaginación, como el propio protagonista. Sus hojas pueden despegarse para que la tarea sea más sencilla.
Edad recomendada: a partir de 6 años.
‘Colección completa de Mandalas educativos’, de VV.AA. (Cuadernos Rubio)
La editorial Cuadernos Rubio ha creado una completa colección de mandalas, todos ellos educativos, que clasifica por edades, consiguiendo un pequeño y manejable cuaderno para cada uno. Hay para los niños de Educación Primaria, pero también para aquellos que acaban de cumplir 3 años. Sí, ellos también pueden dejar volar su imaginación. Y es que este tipo de actividades, ya hemos dicho, es esencial para su desarrollo cognitivo y psicomotriz. Cada uno de los cuadernos está compuesto por 32 páginas y su tamaño, de poco más de 20 cm, lo hace estupendo para las manos más pequeñas.
Edad recomendada: a partir de 3 años.
‘Mandalas para niños’, de VV.AA. (Editorial Alma)
Este cuaderno de mandalas cuenta con un total de 44 láminas para que los más pequeños de la casa (su sencillez está enfocada principalmente a ellos) puedan colorear sin importar si se salen un poco de la línea. Además, todas las páginas pueden separarse, para una mayor comodidad, y cada una de ellas nos transporta a un mundo de aventuras completamente diferentes. Cuenta también con una adivinanza de Carmen Gil por lámina, para jugar y pintar a la vez.
Edad recomendada: a partir de 5 años.
‘Batalla de colores’, de Hervé Tullet (Timun Mas Infantil)
Aunque la editorial lo cataloga como un libro para los niños que están en preescolar, aquellos que se encuentren en los primeros cursos de Educación Primaria también podrán disfrutar con él. Su autor, más que a pintar, nos anima a despertar su creatividad con un conjunto de actividades en las que hay muchas batallas (de ahí, su título): batallas espaciales, peleas de robots y carreras de lápices.
Edad recomendada: a partir de 6 años.
‘Star Wars Darth Vader y su familia’, de Jeffrey Brown (Zenith)
Otro libro para colorear completamente juvenil es éste que, además, puede gustar mucho a los más pequeños, pues mezcla el cine y los cómics en grandes viñetas para que sea más sencillo. Con más de 100 páginas, los más pequeños podrán colorear la galaxia junto al famoso Darth Vader, mientras éste dirige al Imperio y vigila a sus dos hijos: Luke y Leia. Por tanto, no solo nos encontramos con un cuaderno para darle color, sino también una historia que va avanzando a través de escenas y diálogos.
Edad recomendada: a partir de 6 años.
‘Fantasía’, de ImHope (Zenith)
Con casi un centenar de páginas, este cuaderno para colorear no nos puede dejar volar más nuestra imaginación. Al título que lleva nos remitimos. Y es que el fenómeno que ya creó en su día los libros de Johanna Bradford, se le han ido uniendo diferentes autores que han buscado encerrar en páginas en blanco y negro una auténtica fantasía de figuras para que el lector, en este caso, el pequeño lector, pueda ponerle color.
Edad recomendada: a partir de 9 años.
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‘40 Mandalas Dinosaurios’ (Mandala Collection)
Aunque en su origen un mandala nacía de un punto central y siempre circular (por eso, los mandalas no podían ser cuadrados), todo se ha actualizado tanto que ahora, hasta los dinosaurios nos valen para fomentar la creatividad e imaginación de los más pequeños. Porque no hay nada más atractivo para que se sienten a las mesa que pintar un Tiranosaurus Rex. Son un total de 40 ilustraciones con páginas impresas que nos desvelan muchas de las criaturas que desaparecieron en aquella gran colisión de asteroides.
Edad recomendada: a partir de 5 años.
‘Imágenes para la calma’, de Arcturus (Editorial Hispano Europea)
Este libro contiene una atractiva gama de diseños y paisajes, pero con dibujos muy limpios y sencillos que le hace convertirse en un cuaderno apto para todos los públicos. Su temática es, sobre todo, un paseo por la fauna y la flora de todo el mundo, para que sea el pequeño artista quien la llene de colores. Es una auténtica terapia de relajación con casi 130 páginas esperando a ser coloreadas.
Edad recomendada: a partir de 7 años.
‘Japimandalas’, de Distroller (Zenith)
Otro libro estupendo y repleto de color para colorear es éste que, en sus 80 páginas, asegura que podremos decirle “adiós” al estrés antes de contar hasta tres. Los morrocochidos (no te contamos qué son) son los protagonistas de un cuaderno en blanco y negro que te propone darle mucho contraste a sus figuras; pues son mandalas para que utilices colores muy vivos, pero nada chirriantes, porque asegura que, después de usarlo, conseguirás una actitud muy zen.
Edad recomendada: a partir de 6 años.
NO TE LO PIERDAS
‘Las Crónicas de Narnia. Colouring Book’, de C.S.Lewis (Destino)
Con casi 100 páginas, este libro recoge un sinfín de ilustraciones de la serie original, a toda página, para que entremos con ellas en el mágico mundo de Narnia. Se recogen historias y paisajes del cuento clásico, pero también sus criaturas, como los centauros, las faunas y las brujas. Quizás, llevándoles un poco de magia a los niños, se animen a darle color y centrarse durante un largo rato en el dibujo (porque no son precisamente los más pequeños de los que te proponemos). También encontrarán a los protagonistas de la saga, como son Peter, Susan, Edmund, Lucy o la Bruja Blanca.
Edad recomendada: a partir de 9 años.
‘Arte Pop Disney’, de VV.AA.(Hachette Heroes)
Por último, con un total de 45 dibujos diferentes, quizás a tu hijo le guste colorear a sus personajes favoritos de la factoría Disney, dándoles un toque personal y, como leemos en el título de este cuaderno, muy pop. Los dibujos, en este caso, vienen todos ellos en formato cuadrado y con una estética muy divertida y diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en sus películas más clásicas. Modernizarás a tu gusto a muchos de sus protagonistas, como la Cenicienta, la Bella y la Bestia o Pinocho.