El parto es, a la vez, muy esperado y muy temido. Supone el encuentro tan deseado con el bebé que se ha gestado durante nueve meses. Y, por otro lado, un momento que para algunas mujeres puede resultar especialmente doloroso y cansado.
Las experiencias son muy diversas en este sentido y en la vivencia del parto intervienen muchas variables que pueden incrementar el nivel de molestias o de dolor. Además de la epidural, que es la técnica más conocida, hay otros métodos para rebajar esas sensaciones dolorosas.
Epidural: el remedio farmacológico más utilizado
Hablar de parto y de epidural son casi la misma cosa, ya sea porque la mujer quiere acceder a esta analgesia o porque ha decidido renunciar a ella. La epidural se administra introduciendo un catéter muy fino por el espacio epidural que hay entre las vértebras lumbares.
El encargado de ello es el médico anestesista, que regulará la cantidad de fármaco en función de “la estatura de la mujer, la evolución del parto y el control del dolor en ese momento”, explican Susana Bravo y Elena P. Tamame, matronas de Susmatronas, donde se dedican a la preparación teórica y física (en agua y suelo) del parto y a la recuperación posparto.
Así, hay que tener en cuenta que la analgesia epidural no es algo establecido de antemano ni predefinido, “sino que debe adaptarse a cada mujer y cada circunstancia”, destacan.
Epidural no significa inmovilización
Recibir la epidural no obliga a que la mujer permanezca quieta sin moverse en su cama. Es cierto que el catéter puede reducir los movimientos, pero no los imposibilita. Además, existe la denominada ‘walking epidural’, o epidural ambulante, con la que la parturienta puede incluso andar mientras llega el momento de dar a luz.
Cuando la mujer se mueve, facilita la adaptación del bebé al canal del parto, aunque, eso sí, ha de tener cuidado para que no haya caídas. De hecho, tal como comentan las especialistas de Susmatronas, hay partos que se estancan cuando, tras la epidural, la mujer se queda inmóvil en la cama. Ante esto, es necesario buscar posturas que faciliten el proceso. “Todas las mujeres saben cómo hacerlo, solo hay que recordarles de vez en cuanto que tienen que escuchar a su cuerpo”, insisten.
Otros fármacos como el óxido nitroso
En algunos países, la epidural no es el fármaco más utilizado para aliviar los dolores de parto. Por ejemplo, en Reino Unido y el norte de Europa se utiliza, sobre todo, el óxido nitroso.
Se trata de un compuesto que es inhalado por vía respiratoria por la mujer justo antes de cada contracción. Eso sí, a diferencia de la epidural, “su efecto es de tan solo unos segundos tras la inhalación”, explican las matronas.
Algunos hospitales lo tienen disponible en España, aunque su uso no es comparable al de otros países de Europa.
La importancia de la postura
“Hay que comprender el parto como un proceso fisiológico y dinámico; es decir, es un proceso natural que va cambiando en función de, en primer lugar, los movimientos que realiza el bebé dentro del útero y, en segundo lugar, de los movimientos de la mujer”, detallan las especialistas de Susmatronas (www.susmatronas.com).
Sus recomendaciones para sentir menos dolor pasan por “escuchar al cuerpo, sentir dónde notamos rigidez de movimientos y realizar adaptaciones de posturas que alivien ese dolor”.
En este sentido, no hay mejores posturas que otras. Las más adecuadas serán las que contribuyan a paliar las sensaciones dolorosas. “Ese movimiento que nos alivia, que nos conecta un poco más con nosotras mismas, esa postura que nos mantiene más tranquilas, todo eso es fundamental para el proceso de parto”, destacan.
Las posturas que alivian pueden combinarse con hidroterapia (tanto en la ducha como en una bañera), musicoterapia, masajes... Hay distintas vías para aminorar el dolor, teniendo en cuenta que la base de todo es “estar tranquilas, comprender el proceso y no tenerle miedo”.
Lo más eficaz para controlar el dolor de parto
Aunque es cierto que los métodos más eficaces para controlar el dolor del parto son los farmacológicos, hay mujeres que optan por otros o bien porque no desean dar a luz en un hospital o bien porque prefieren sentir todo el proceso sin enmascarar las sensaciones. “La elección debe depender de la mujer”, apoyan Susana Bravo y Elena P. Tamame.
Es cierto que cada parto es diferente y que cada mujer percibe del dolor de una forma, pero, por lo general, tanto la ducha como la bañera suelen disminuir la sensación de dolor. También, como ya sabemos, adoptar una postura determinada puede conseguir el mismo efecto.
En todo caso, “siempre deben disfrutar del proceso, solicitar la analgesia que mejor se adapte a sus necesidades y estar acompañadas de su pareja y de un profesional de su confianza”, destacan las matronas.
Los distintos umbrales del dolor
Ante un mismo estímulo doloroso cada persona reacciona de un modo distinto. Hay quienes casi ni se inmutarán y otros para los que resulte casi insoportable. Es lo que se denomina umbral del dolor y sucede igual en el parto. En el umbral del dolor intervienen factores genéticos, biológicos y también psicológicos, con gran peso de estos últimos.
“No es igual una mujer que haya sufrido dolor previamente y haya tenido que hacer una gestión de esa sensación, que aquella que no haya sufrido nunca algo similar”, aclaran las matronas. “El cerebro hace una comparativa y sabe hasta dónde puede llegar y soportar porque ya lo ha vivido, tiene herramientas para hacerle frente y sabe que una vez ya lo superó con éxito”.
Así, y aunque no haya habido una experiencia previa como el parto, si la mujer tiene acceso a elementos de gestión del dolor va a sentirse más segura cuando dé a luz.
El apoyo del acompañante
En la percepción del parto juegan también un papel dos variables: el sentido que se le dé al dolor y el apoyo que reciba de su acompañante.
“La concienciación sobre el dolor y cómo se entiende ese dolor, como medio para lograr ‘algo bueno’ y no como sufrimiento, también son variables importantes que deben ser trabajadas previamente”, explican las especialistas.
Igualmente, el apoyo del acompañante, sentirse parte activa del proceso y confiar en el profesional que lleve el parto son claves y aumentan la tolerancia al dolor.
Preparación al parto para sentirse seguras
En opinión de las expertas de Susmatronas, la preparación al parto no debe constar solamente en charlas sobre las particularidades de ese momento y del posparto, “sino que debe ser un proceso largo que aporte seguridad e información a la mujer, de manera que las pueda utilizar para hacer introspección y conocerse mucho mejor”.
Con estas clases, la mujer debe saber las distintas alternativas que tiene para recibir a su hijo. En definitiva, “son nueve meses en los que tenemos que reencontrarnos con nosotras, aprender a escuchar a nuestro cuerpo, controlar las expectativas y repetirnos muchas veces que sabemos hacerlo. Porque sabemos. Solo que a veces necesitamos a alguien que nos lo recuerde”.