El estreñimiento es un trastorno caracterizado por la dificultad e imposibilidad de evacuar que puede ser habitual en los niños y bebés. Al menos, más frecuente de lo que imaginas. Bien es cierto que las deposiciones que podríamos llamar ‘normales’ son diferentes en cada niño, pero también es verdad que los músculos abdominales de los más pequeños son aún muy débiles y lo que podríamos ver como síntomas de estreñimiento (llorar, empujar y enrojecerse, por ejemplo), no tiene por qué preocuparnos. Si las deposiciones son blandas y suaves, probablemente, no haya ningún problema. Pero, ¿si no lo son?
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Como nos confirma la Dra. Aránzazu Recio Linares, especialista en Gastroenterología Infantil y Nutrición de la Unidad de Pediatría y Neonatología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón (Madrid), “el estreñimiento es un problema frecuente en la infancia y afecta por igual a ambos sexos”. Lo habitual es que el recién nacido realice entre 4-6 deposiciones al día, aunque “la variabilidad es mucho mayor si se recibe lactancia materna”.
Sin embargo, nos advierte la Dra. Recio que “el estreñimiento no puede definirse exclusivamente como un descenso en el número de las deposiciones, puesto que existen otras características (como la dureza de las heces o el dolor) que se deben valorar”. Aunque sí que es cierto que el número normal de deposiciones disminuye con la edad.
Así, más del 90% de los estreñimientos en la edad infantil se engloban dentro de los trastornos funcionales y no se deben a ninguna enfermedad. Solo en un 10% de las ocasiones forman parte de enfermedades orgánicas como hipotiroidismo, enfermedad celíaca, alergia a proteínas de la leche de vaca, enfermedades de la motilidad intestinal, enfermedades neurológicas o uso de medicamentos. El estreñimiento funcional tiene un origen bio-psico-social y viene definido por los Criterios Roma IV.
¿Cuáles son los síntomas del estreñimiento en bebés?
En los primeros meses de un bebé, la coordinación de su intestino y esfínter no es suficientemente efectiva. Por eso, a la hora de evacuar, lo más normal es que el pequeño se mueva, levante las piernas y tenga que empujar con insistencia. Sin embargo, estos gestos también pueden ser síntoma de estreñimiento. Podríamos decir que un bebé está estreñido cuando, además de esos movimientos, se pone rojo con el esfuerzo, llora y le vemos nervioso o intranquilo. Ahora sí, debemos estar atentos. Cuanto más tiempo estén las heces en el colon de nuestro hijo, más secas y duras se volverán y, por tanto, más dolorosa será su eliminación.
La frecuencia de evacuación de los bebés va disminuyendo a medida que van creciendo. Durante la lactancia materna, los bebés suelen ensuciar el pañal casi con cada toma. Sin embargo, a partir de los 2 meses de edad, las deposiciones no suelen ser más de dos diarias. Aunque estas varían según la alimentación de cada uno. Teniendo esto en cuenta, las señales de estreñimiento son:
1. Observamos que existen evacuaciones duras o en forma de gránulos.
2. Mueve y tensa todo su cuerpo para conseguir eliminar las heces.
3. Llora y se enrojece demasiado.
¿Cuándo es posible que se produzca el estreñimiento?
Para la Dra. Recio, existen varios factores de riesgo en la vida de los niños en los que es más frecuente que se inicie y perpetúe el estreñimiento funcional:
1.- Durante la retirada de pañal y la escolarización. En estas dos situaciones se produce un rechazo a realizar deposición en lugares nuevos con conductas retentivas que conllevan a un aumento en el volumen y la consistencia de las heces provocando dolor al defecar y de nuevo originando conductas retentivas.
2.- Durante el destete o la introducción de alimentación complementaria. Los cambios en la dieta pueden repercutir en la frecuencia y consistencia de las heces.
3.- Otros factores de riesgo: ejercicio físico escaso, baja ingesta de fibra y predisposición familiar.
¿Cómo debo actuar?
En la mayoría de los casos, como confirma la Dra. Recio, se establece un círculo vicioso de evitación-retención-dolor- evitación. El diagnóstico de estreñimiento funcional se lleva a cabo mediante criterios médicos y, por tanto, no son necesarias pruebas complementarias. Salvo que existan casos de duda, mala evolución o ante la presencia de síntomas de alarma. En el estreñimiento funcional no son necesarias pruebas como la analítica de sangre o la ecografía de abdomen. Pero, la Dra. Recio apunta a que es importante informar siempre a la familia, motivar al niño y no culpabilizarle.
Tratamiento del estreñimiento
El tratamiento se basa en cambios conductuales y de la dieta, ejercicio físico y laxantes. Esto, como nos confirma la Dra. Recio, incluye un incremento del aporte de fibra en la dieta, reducción de la ingesta de lácteos (garantizando unos mínimos en función de la edad), ingesta apropiada de agua, realización de ejercicio físico y establecimiento de un hábito intestinal con lugares y horarios apropiados. En caso de que estas medidas no funcionen, se puede recurrir al tratamiento médico con laxantes.