Tras ganar, con tan solo 25 años, el Premio Planeta en 1999, Espido Freire es una de las escritoras más reconocidas de España. Ahora, se acaba de alzar con el XXII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil por El diario de la peste (Ed. Anaya), dirigida a un público adolescente y preadolescente. Con motivo de la publicación de esta novela histórica y del prestigioso galardón que ha ganado, hemos hablado con ella sobre qué hay que tener en cuenta a la hora de atraer a la lectura a niños y a adolescentes. Esto es lo que nos ha contado:
‘El diario de la peste’ está ambientada en el Toledo del siglo XVI y dirigida a niños o adolescentes a partir de 12 años. ¿Cómo lograr que al público infantil le interese una novela histórica?
¡Es una sorpresa, pero a muchos de ellos les entusiasma la historia! Lo comprobé con El chico de la flecha, que publiqué hace unos años, ambientada en la Hispania Romana y que ya lleva 16 ediciones. Creo que todo tiene que ver con compartir una pasión.
Es más importante, en este momento, trabajar mucho la comprensión lectora y la expresión escrita, no necesariamente creativa
Con esta obra, has ganado el Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil 2025; ¿qué significa para ti este reconocimiento?
Es uno de los tres premios más importantes en esta categoría, y estoy muy emocionada. Llevo muchos años escribiendo para chavales, con centenares de encuentros y de conferencias, y esto me indica que esta apuesta, en la que tanto creo, se valora y se premia.
¿Qué te aporta el escribir para un público infantil o adolescente?
Yo creo que la respuesta no es tanto que me aporte algo como que creo que es una obligación el dedicar parte de mi tiempo y de mi obra a los nuevos lectores. Se lo debo a la niña que fui. Y además, me encanta compartir historias con ellos, sobre todo con los adolescentes.
¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de atraer a los niños a la lectura (sea esta del tipo que sea)?
Que su capacidad de atención no es la nuestra, que no son adultos en miniatura, sino niños, que se puede hablar de todo con ellos, siempre que se contextualice y que valoran mucho que se les respete.
¿Cómo pueden los padres fomentar ese interés en sus hijos cuando a estos les produce rechazo abrir un libro?
Un buen primer paso es que los vean leer a ellos, compartir sus lecturas y hablar de libros. Muchas veces el rechazo es temporal, propio de la edad. Lo que ven tenderán a reproducirlo. Las pasiones familiares se heredan, y el ejemplo también.
¿Es necesario fomentar en ellos, además del interés por la lectura, la creatividad literaria? ¿Por qué?
Yo creo que es más importante, en este momento, trabajar mucho la comprensión lectora y la expresión escrita, no necesariamente creativa. Han de leer mejor, comprender más, escribir mucho y hacerlo con corrección.
¿Cómo potenciar la imaginación de los niños?
No dándoles todo hecho, y con un menor uso de pantallas y uno mayor de otros entretenimientos. No rechazo, ni mucho menos, la tecnología, y creo que ha sido una gran ayuda. Pero es el momento de volver a lo manual, los libros, la lectoescritura, el dibujo, los instrumentos, la danza, el acercamiento a la naturaleza...
En tu propio proceso creativo, ¿qué técnicas diferentes empleas o cómo trabajas la redacción de la que será una novela para adultos de una pensada para niños y preadolescentes?
En realidad es algo muy similar: la diferencia principal radica en la complejidad de la estructura y del lenguaje, y en que las de jóvenes suelen tener a niños como protagonistas.
¿Cómo inicias la creación de una obra infantil? ¿Cómo te surge la inspiración y cómo la plasmas sobre el papel?
Ay, la inspiración… ojalá existiera. Muchas de estas historias las escribí o conté cuando era una niña yo misma. Algunas las conservo en cuadernos, y ya me gustaba pensar en ellos cuando tenía 10 o 12 años. Otras son ocurrencias en las que creo que entraría un niño, como en un juego. Siempre pienso en qué me hubiera gustado que me contaran a mí, que era una lectora voraz, y a partir de ahí comienzo.
¿Qué le dirías a un niño o a un adolescente que tenga en mente escribir su propia novela, pero que no sepa por dónde empezar a la hora de enfrentarse a la hoja en blanco?
Que no pasa nada, que no es el momento. Los niños o adolescentes no tienen por qué escribir novelas, sino leerlas, leer cuentos, ver adaptaciones, empaparse de cómics… primero hay que aprender cómo lo hacen otros, y después ya verán si ellos mismos sienten la necesidad de contar algo diferente. Ser lector es maravilloso por sí mismo.