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Dos adolescentes bebiendo un cóctel© Getty Images

Adolescentes

Alcohol y menores: 7  medidas clave para reducir su impacto

El alcohol tiene efectos nocivos claros sobre la salud física y mental de los más jóvenes. Una nueva ley que tiene que desarrollarse pone el acento en la prevención para evitar todos esos perjuicios.


21 de abril de 2025 - 15:53 CEST

El 75% de los estudiantes entre 14 y 18 años ha probado el alcohol alguna vez, y el 48% de ellos ha llegado a emborracharse. No es un consumo puntual, ya que el 73% lo ha tomado en el último año y el 56% en el último mes. Son datos de la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES), que ponen de relevancia la dimensión del problema del alcohol en menores. 

La edad media de inicio en el consumo sigue siendo alarmantemente precoz: 13,9 años. Este consumo temprano "no solo supone un riesgo para su desarrollo, sino que incrementa la probabilidad de generar patrones de consumo problemático en la edad adulta, aumentando el riesgo de trastornos del estado de ánimo, trastornos amnésicos, disfunciones sexuales, trastornos del sueño, etc. ", advierten desde Fad Juventud.

Por todo ello, se hacía necesario abordar el problema de una forma integral. Es lo que se pretende con el Anteproyecto de Ley de Alcohol y Menores, aprobado en marzo por el Consejo de Ministros y que tiene que seguir ahora el trámite parlamentario para su aprobación definitiva. ¿Qué se pretende con esta ley? ¿Cuáles son sus puntos clave para abordar el problema del alcohol en menores?

El enfoque preventivo de la nueva ley es clave, no solo porque limita el acceso al alcohol, sino porque promueve la educación y la sensibilización

Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud

Una permisividad social que no ayuda

Para el Dr. Asensio López, coordinador de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud (PAPPS) de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, semFYC, la aprobación de esta ley es "una oportunidad para mejorar globalmente para toda la población, pero especialmente para nuestros menores de edad. Hay un problema muy importante que tiene que ver con el consumo de drogas, y especialmente con el consumo de alcohol". Y añade: "Tenemos una sociedad muy permisiva con el consumo de alcohol con muchos intereses económicos alrededor de la venta y la producción de las bebidas alcohólicas, pero estamos dejando de lado los riesgos que tiene directamente sobre la salud, especialmente sobre la población de jóvenes".

Así, la SemFYC señala cómo el consumo de alcohol es una de las primeras causas prevenibles de mortalidad y enfermedad de nuestro país. De hecho, se relaciona con más de 200 problemas de salud, enfermedades y lesiones y está considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un agente cancerígeno del grupo 1, al mismo nivel que el humo del tabaco y las radiaciones ionizantes. 

"El consumo precoz de alcohol aumenta el riesgo de desarrollar adicción y afecta negativamente al desarrollo cerebral de los menores. Los jóvenes que empiezan a beber antes de los 15 años tienen seis veces más posibilidades de desarrollar dependencia que aquellos que comienzan más allá de los 21 años", señala la citada sociedad médica. Además, apuntan cómo existe una falta de percepción de riesgo por parte de los adolescentes, "lo que favorece su aceptación social y la normalización de su consumo. Es esencial incrementar en el conjunto de la sociedad la percepción de riesgo para la salud del consumo de alcohol", ya que cualquier cantidad, por pequeña que sea, tiene riesgos.

Adolescente tumbado con botellas de alcohol© Adobe Stock

Unos patrones de consumo que han cambiado

Los adolescentes han modificado el patrón de consumo de alcohol tradicional y ahora es muy frecuente el consumo abusivo en un momento determinado o binge drinking, es decir, consumo de atracón, que implica episodios de consumo intensivo y breve. Según la encuesta ESTUDES, el 28% del los alumnos entre 14 y 18 años han consumido alcohol en este modelo de atracón en el último mes. 

Es una conducta con grave riesgo para la salud física y mental de los adolescentes. Estamos ante un problema complejo que, como destacan desde Fad Juventud, "requiere de la colaboración y cooperación de muchos colectivos distintos: familias, educación formal, sanidad, cuerpos de seguridad, productores, medios, etc.".

En este sentido, para Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud, la nueva ley de alcohol y menores es "una ley necesaria y largamente esperada, pero su efectividad dependerá de su implementación y de que la sociedad en su conjunto entienda la importancia de prevenir el consumo de alcohol en menores de 18 años. Su enfoque preventivo es clave, no solo porque limita el acceso al alcohol, sino porque promueve la educación y la sensibilización, factores esenciales para generar un cambio real en las actitudes y comportamientos".

Adolescentes con botellas de alcohol© Adobe Stock

Los fundamentos de la nueva ley de alcohol y menores

La nueva ley de alcohol trata de proteger a los menores con un enfoque que se centra en la prevención, con el objetivo de limitar el acceso de los menores al alcohol, no solo regulando los espacios de consumo, la publicidad y el patrocinio, sino también promoviendo la sensibilización y la educación para intentar retrasar al máximo la edad de inicio.

Así, estas son sus claves:

  1. Regulación estatal unificada: en todo el territorio nacional se establecen las mismas normas, lo que permitirá mayor éxito en la prevención.
  2. Actuaciones preventivas obligatorias: las administraciones deben crear programas de prevención en ámbitos como la educación, la asistencia social, la sanidad y el ocio.
  3. Formación obligatoria en sectores clave: los profesionales del comercio, la hostelería y la seguridad recibirán formación para prevenir el consumo de alcohol en menores de edad.
  4. Reinversión de las sanciones: cuando se imponga una sanción por incumplimiento, que pueden llegar hasta los 600.000 euros en casos graves, esos fondos se destinarán a programas educativos y de sensibilización.
  5. Restricción de publicidad y patrocinios: se prohíben los anuncios de alcohol en espacios que estén frecuentados por menores y se limita la publicidad y el patrocinio que puedan hacer las figuras públicas juveniles.
  6. Limitación de los espacios de consumo: no podrá haber alcohol en centros educativos, a excepción de la universidad, ni en espacios deportivos o en lugares de ocio dirigidos a menores.
  7. Control en la venta: las máquinas expendedoras y los puntos de venta de alcohol tendrán que aumentar los controles para verificar la edad de la persona que quiere comprar alcohol.

Al margen de estas actuaciones, la SemFYC ha propuesto otra serie de medidas, que se están llevando a cabo con éxito en países similares a España, como el aumento de precios del alcohol y la reducción de su disponibilidad, para desincentivar el consumo; aplicar sanciones económicas por consumir alcohol en vías públicas y otros espacios prohibidos; incluir advertencias sanitarias en los envases, al igual que se hace con el tabaco; invertir en actividades de ocio saludables para menores y fomentar la intervención de los profesionales sanitarios de Atención Primaria en la prevención y el seguimiento del consumo de alcohol en menores.

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