Un niño con fuerza de voluntad será, muy probablemente, un niño que saca habitualmente muy buenas notas, que reconoce y entiende del valor del esfuerzo y que luchará por superarse a sí mismo cada día. Tendrá, por tanto, una poderosísima herramienta que le será muy útil no solo en su vida académica, sino también en su futuro profesional y a la hora de desarrollar hábitos saludables desde la infancia.
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Tanto es así que “Albert Einstein pensaba que la fuerza de voluntad es más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica. Y, ¡no es para menos sabiendo de que se trata!”, comenta María Bustamante, psicóloga especialista en psicología infantil y terapia familiar de Instituto Centta (www.centta.es). Teniendo en cuenta todo esto, ¿cómo pueden los padres fomentar la fuerza de voluntad en los niños?
Qué es la fuerza de voluntad
Para poder ayudar a los niños a que desarrollen y potencien su fuerza de voluntad, primero hemos de tener claro en qué consiste esta capacidad exactamente. “La fuerza de voluntad es la capacidad de tomar decisiones y afrontar tareas importantes a pesar de los desafíos que implica”, explica la psicóloga. “Entrenarla tiene una incidencia directa en la calidad de vida de la persona, no solo por los logros pragmáticos, también por la construcción de sí mismo”.
Es una capacidad tan valiosa que debemos procurar cultivarla y potenciarla en los niños desde que son pequeños. Hacerlo favorecerá, además, “la función primordial de la familia en la crianza de los hijos: capacitarlos para adaptarse a la sociedad y simultáneamente saber cuidarse en ella”.
Entrenar la fuerza de voluntad a nivel emocional ayudará a sentir satisfacción, orgullo, coherencia interna, tolerancia a la frustración, alegría, ilusión, libertad, confianza, motivación, asertividad y paz interior
La fuerza de voluntad “requiere de una actitud reflexiva que permita la escucha activa desde la que se pueda acompañar a la construcción de modelos de afrontamiento basados en valores que ayuden a crear propósitos que sostengan la acción ante la labor, aunque no resulte atractiva o cómoda”, detalla María Bustamante. “Tanto los valores como el propósito del deber serán fuerzas sostenedoras en el tiempo y actúan como compensadores frente al esfuerzo, desgaste o desánimo, que invitan al abandono”.
Planteado de este modo, parece tarea imposible cultivar la fuerza de voluntad en los niños y, sin embargo, es posible hacerlo, puesto que esta capacidad se aprende y se entrena. Para ello hay que enseñarla de forma gradual y progresiva, según recomienda la psicóloga infantil, pero ¿cómo?
¿Cómo fomentar la fuerza de voluntad en los niños?
Para fomentar la fuerza de voluntad en los niños, hemos de ser muy conscientes y consistentes en la actitud para transmitirles con ella los siguientes aspectos que destaca Bustamante:
- Valoración y reconocimiento de las necesidades del niño, facilitando que las pueda expresar genuinamente. Conocer lo que realmente es importante para él sostendrá la actitud de afrontamiento.
- No amenazar, engañar o juzgar a los niños.
- No esperar resultados inmediatos, requiere tiempo y hábito.
- Explorar con el niño las dificultades o resistencias que sientan.
- Ayudarles a pensar en las consecuencias de los actos y cómo afectarían a sí mismos y su vida.
- Buscar buenas razones para llevar a cabo la tarea y compartirla con él, facilitando que descubra y exponga las propias.
- Analizar el porqué y el para qué de las decisiones o tareas a afrontar. El primero reconoce retos adaptativos y el segundo ayudará a conectar con la forma de autocuidado ante la situación.
- Ofrecer estructura, orden y organización planificada.
- Priorizar la actitud por encima de la meta.
- Distribuir el peso de la tarea de una forma saludable, dejando espacio a otras áreas vitales.
- Facilitar el hábito y ayudar a cumplir con el plan en actitud amable.
- Revisar qué puede interferir en el cumplimiento y pensar en opciones de seguridad.
- En el caso de fracasar con la propuesta, explorar qué lo puede estar dificultando o boicoteando y recalibrar medidas con la idea de volver al rumbo previsto.
- No desistir a la mínima, revisar la decisión o tarea recordando las ventajas, privilegios y emociones de bienestar personal una vez logrado.
- Neutralizar la tendencia natural a procrastinar, divagar y caer en conductas erráticas con espacios de apoyo, descanso, reconocimiento y valoración.
- Reforzar los avances y el mantenimiento de la actitud.
- Evitar la valoración personal o comparaciones en función a los resultados.
Efectos del entrenamiento de la fuerza de voluntad en los niños
Entrenar la fuerza de voluntad para desarrollarla y potenciarla en los niños tiene importantes efectos a nivel cognitivo, a nivel pragmático y a nivel emocional en ellos. La psicóloga de Instituto Centta enumera los siguientes:
1. Efectos a nivel cognitivo:
- Capacidad de reflexión, recalibrar, mayor autoconocimiento y descubrir valores.
- Firmeza de criterio, escucha y conexión con uno mismo.
- Creencias de capacitación y autovalía, autoeficacia y autosuperación.
- Capacidad de retrasar la gratificación y actitudes de paciencia gracias a la emergencia de sistema de recompensa a largo plazo.
- Recursos para resistir las tentaciones a corto plazo, disciplina y compromiso con uno mismo.
2. Efectos a nivel pragmático:
Desde una perspectiva pragmática, el niño irá adquiriendo, a medida que va desarrollando mayor fuerza de voluntad, más autonomía, así como más “recursos propios, capacidad de afrontamiento, persistencia, creación de hábitos, firmeza de criterio, consistencia, capacidad de espera para lograr objetivos a largo plazo, organización y planificación”. Sin duda, las claves para el éxito académico y para desenvolverse en la vida.
3. Efectos a nivel emocional:
“Entrenar la fuerza de voluntad a nivel emocional ayudará a sentir satisfacción, orgullo, coherencia interna, tolerancia a la frustración, alegría, ilusión, libertad, confianza, motivación, asertividad y paz interior”.