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Miriam Al Adib, ginecóloga y obstreta© Miriam Al Adib

Adolescentes

Miriam Al Adib, ginecóloga: ‘La educación sexual comienza desde que nace el bebé’

La doctora aconseja a los padres que sean ellos quienes asuman la educación sexual de sus hijos para evitar que estos busquen en Internet las respuestas que no encuentran en casa


26 de marzo de 2025 - 14:00 CET

Las familias tienen a día de hoy, por lo general, muy claro es la educación sexual es necesaria, que deben dialogar con sus hijos y mostrar cercanía con un tema que, para no pocos padres, sigue siendo difícil de tratar. ¿Cuándo es el momento idóneo para comenzar a hablar de sexo con los hijos? ¿Cómo iniciar las conversaciones relativas a sexualidad con un adolescente? ¿Qué hemos de decirles? A todas estas preguntas da respuesta, Miriam Al Adib, ginecóloga y obstreta, profesora en el Máster de Sexología de la Universidad de Extremadura y divulgadora, en la entrevista que le hemos realizado con motivo de la publicación de su último libro, Todo lo que tienes que saber sobre sexualidad y otras cosas que no te cuentan en clase (Ed. Molino).

Hay que enseñarles la sexualidad humana porque si no van a ir a buscar la información a internet y, en internet, no van a encontrar nada bueno

1. ¿Qué es lo esencial que los y las adolescentes deben tener claro acerca de su sexualidad?

Lo esencial es que conozcan realmente la realidad de la sexualidad humana porque a través de las pantallas están viendo un sexo, un concepto de sexualidad humana, completamente irreal y, encima, contaminado por el porno, que lo que está haciendo es muchísimo daño. Están entendiendo las relaciones sexuales de una manera completamente errónea, donde aquí todo es coito, que da lo mismo, de cualquier manera, que las mujeres se pueden tratar como mera mercancía, como objetos de placer sin más. Se ha banalizado el sexo y es como un artículo más de consumo.

Por no hablar de todos los daños que produce el porno, como adicción al porno, visión completamente errónea de la sexualidad humana, de las relaciones de pareja… Toda esta información errada está generando muchísimas disfunciones sexuales y relacionales. Y por no hablar de los embarazos no deseados, de las infecciones de transmisión sexual; de todo ello hay que educarles, pero toda esa parte emocional y todas esas vulnerabilidades a las que están expuestos con este concepto erróneo de la sexualidad.

Por eso, es fundamental tener claro lo que es la sexualidad humana de una manera real. Hay que enseñarles la sexualidad humana porque si no van a ir a buscar la información a internet y, en internet, no van a encontrar nada bueno.

2. ¿Cuándo empezar a hablar de sexualidad y a partir de qué edad pueden los adolescentes empezar a leer tu libro?

En realidad no hay una edad idónea; depende de cada niño y niña, de cómo maduran. Hemos puesto una edad a partir de la que se puede leer el libro, pero esto no significa que todos los niños lo tengan que leer a esa edad; habrá niños que lo tengan que leer más tarde, otros antes, pero mínimo lo hemos situado a partir de 12 años, teniendo en cuenta que actualmente la edad media de inicio de relaciones sexuales se sitúa en los 13 años y que estadísticamente hay un alto porcentaje de niños que empiezan a ver porno a partir de los 8 años. Pero, insisto, habrá niños que maduren más tarde y necesiten leerlo más tarde y, a lo mejor, habrá niños que lo necesiten leer antes, o sea que la edad es algo muy relativo para cada niño y niña.

3. En muchas familias sigue dando cierto pudor a los padres hablar sobre sexualidad con sus hijos; ¿cómo romper ‘el hielo’?

La educación sexual es mucho más fácil de lo que estamos viendo. Todo el mundo entiende que, a partir de una determinada edad, te sientas con Manolito, le das la chapa y le cuentas los peligros del sexo y todo eso; esta es la educación sexual que se está dando. ¿Cuándo es el mejor momento de hablar de sexo? Cuando te hacen las preguntas, y los niños suelen preguntar mucho sobre esto. Cuando de pequeños empiezan a preguntar, hay que responder, pero sin inventarse nada de la cigüeña ni estas cosas, sino decir la verdad, obviamente adaptado el lenguaje a la edad del niño. Si desde pequeñito le vas respondiendo a las preguntas que te hacen sin ningún pudor y con mucha confianza, te van a seguir preguntando, y esto sale de una manera muy natural. Si evitas las preguntas, le vas a generar desconfianza y no te van a preguntar más. Es una cuestión, sobre todo, de confianza.

No obstante, una vez que dices “mira, me cuesta trabajo, cómo empiezo porque no he sido capaz nunca de hacerlo”, se puede ver películas juntos y analizar esas películas; se puede sacar un tema de algo que ha pasado. Por ejemplo, una noticia de que han abusado sexualmente de una chica; analizar la noticia juntos para aprovechar y educar en ese momento. Y, por supuesto, compartiendo lectura, como la de este libro.

4. ¿Cómo transmitir una buena educación sexual a los hijos?

La educación sexual comienza desde que nace el bebé, teniendo en cuenta que las formas de crianza van a influir muchísimo en cómo van a ser, en la etapa adulta, sus relaciones de pareja. Los niños criados con apego seguro, cuando son personas adultas, tienen más tendencia a tener simetría en las relaciones de pareja sin dominación, sin sumisión. Y saben identificar las líneas rojas, saben dejar una relación cuando es necesario, sin llegar a grandes dramas.

Sin embargo, cuando has tenido una crianza con un apego inseguro, en la etapa adulta tienes más tendencia a tener relaciones no simétricas. Por eso, al fin y al cabo, desde la manera en la que criamos a nuestros hijos, ya estamos haciendo ahí educación sexual.

Nuestros hijos tienen que tener confianza en nosotros para decirnos que lo están sufriendo. Muchos niños no se atreven a contarlo a los padres porque piensan que les van a reñir, y esto es por falta de confianza 

A parte, hay que nombrar las partes del cuerpo por su nombre; si tenemos tabúes, tampoco vamos a poder educar sexualmente. Si tenemos mitos y tabúes en relación al sexo como personas adultas, a lo mejor tenemos que empezar la educación sexual en nosotros mismos. ¿Cuántas veces vemos padres y madres que comentan cosas en casa como “fíjate, Fulanito es gay”, como si fuera eso algo malo? Pues esto es totalmente lo contrario a la educación sexual. La educación sexual respeta todas las sexualidades

O la típica madre que está todo el día quejándose de “me veo gorda”, “me veo fea”, y tiene una mala relación con su cuerpo. Esto al final va a trascender a su hija, que va a repetir el mismo modelo cuando sea mayor, ese odio a su propio cuerpo. Todas estas cositas también son educación sexual.

5. ¿Qué papel desempeña la autoestima en lo que a las relaciones sexuales se refiere en adolescentes?

La autoestima es muy importante para evitar daños porque, si yo tengo la autoestima muy baja, es fácil que abusen más fácilmente de mí, que yo no sepa identificar bien las líneas rojas, me deje engatusar por cualquier cosa, porque Fulanito me pide esto y a ver si se va a enfadar… Dejas de ser asertivo y, a lo mejor, te metes en una relación sexual que incluso ni te gusta ni nada porque, al tener baja autoestima, estás más vulnerable a cualquier tipo de abuso. Por eso es importante tener una buena autoestima, para evitar también daños y que identifiquemos bien qué es un sí y qué es un no, por ejemplo, y, sobre todo, el respeto, la responsabilidad y la reciprocidad. Estas “tres erres” lo tienen muy claro las personas con autoestima.

6. En tu libro, dedicas un capítulo entero al consentimiento. ¿Cómo enseñar a nuestros hijos adolescentes a marcar límites?

Claro que le dedico un capítulo entero porque el consentimiento es una de los aspectos clave que hay que trabajar, dado que en el porno y en la cultura popular todavía hay mucho de eso “me dice dice que no quiere sexo conmigo, pero en realidad me quiere decir que sí”. Esa confusión sigue estando.

También por culpa del porno, muchas veces se dan situaciones, por ejemplo, de chicas que están teniendo una relación sexual consentida, pero, de repente, el chico le pone la mano en el cuello como si la quisiera ahogar y se asusta esta chica y ya no quiere seguir esa relación. Hay que poder decir “oye, no, esto no”. Muchas chicas, por el miedo que les entra, prefieren terminar la faena y ya está por las posibles consecuencias de decir “no”. Es muy importante tener en cuenta el consentimiento y, siempre, para que el consentimiento sea válido, tiene que haber un deseo porque yo puedo consentir una relación porque tengo miedo. Eso no es un consentimiento de verdad.

7. También hablas en el libro de las “líneas rojas” que deben poner en alerta a un adolescente en lo que a relaciones sexuales se refiere. ¿Cuáles son esas líneas rojas y cómo pueden los chicos y las chicas darse cuenta de que están ante una de ellas?

Las líneas rojas son todas aquellas que hay que tener muy claras para evitar daños, tanto dañarte a ti mismo como dañar a la otra persona. Todo lo que sea saltarte una línea que genere daño, no se debe hacer. Por eso, para no saltarte las líneas rojas, tienes que mantener las tres erres: el respeto, tanto hacia ti como hacia el otro; la responsabilidad, tanto hacia ti como hacia el otro; y, como todo, es tanto hacia ti como hacia el otro, la reciprocidad. Respeto, responsabilidad, reciprocidad. Cuando están estas tres erres, fenomenal. Todo lo que sea algo que yo no quiero que me hagan o que la otra persona no quiere que le hagan son líneas rojas; no te las puedes saltar porque faltaría a ese respeto, responsabilidad, reciprocidad.

8. Desde hace algunos años, las ETS (enfermedades de transmisión sexual) están aumentando entre los más jóvenes. ¿Qué deben saber los adolescentes al respecto?

Deben saber, como hemos dicho desde el principio, cuál es la realidad del sexo. Pero la realidad del sexo no es enseñar todo lo negativo del mismo, sino también la parte positiva. Si yo enseño al adolescente todo lo malo a lo puede dar lugar el sexo, entonces se queda insatisfecho, porque tiene curiosidad de saber la parte buena y, obviamente, van a buscar la información en internet. Y ahí, con todo lo que se ve, se banalizan mucho las medidas de protección para las infecciones de transmisión sexual, al igual que también se banaliza el sexo, que parece que se puede hacer con cualquiera de cualquier manera y, si no, me emborracho y tengo sexo porque, como me da vergüenza por lo que sea, me emborracho y hago lo que no me atrevería a hacer sin beber. Se meten en muchos líos por la presión social de “todos mis amigos han tenido sexo menos yo”. Y luego todo lo que enseña el porno, es la guinda del pastel.

Deben saber qué hacer para evitar las ETS, por supuesto, pero si no le enseñamos la parte positiva del sexo y solo nos enfocamos en la parte negativa, en todo lo malo que te puede dar el sexo, no va a servir. Y yo creo que es esto lo que está pasando, que no estamos dando una educación sexual de calidad básicamente y, de hecho, hay estudios que demuestran que, cuando se da educación sexual los niños y niñas, los adolescentes retrasan la edad de inicio de sus relaciones sexuales.

9. ¿Cómo evitar que nuestro hijo o nuestra hija sea víctima de ‘sex bullying’?

Ahora, con la las pantallas y con la inteligencia artificial, es complicado muchas veces evitarlo. De hecho, en el caso de lo de mi hija, en el caso que denuncié en Almendralejo, cogieron las fotos de las niñas y las pusieron, con inteligencia artificial, desnudas y se la empezaron a compartir entre chicos y chicas. Para evitar que pase esto, tienen que tener educación sexual. Por ejemplo, en este caso, cuando le pasó eso a mi hija, me lo contó y yo tomé las medidas.

Tenemos que saber perfectamente, primero, que nuestros hijos tienen que tener confianza en nosotros para decirnos que lo están sufriendo. Muchos niños no se atreven a contarlo a los padres porque piensan que les van a reñir, y esto es por falta de confianza. En la educación tiene que haber mucha confianza para que, a la mínima que le pase algo, nos lo cuenten. Para ello, hay que hablar de mucho con ellos, darles mucha confianza, hablar de este tema para que, si alguna vez son víctimas, nos lo cuenten, porque muchas veces no lo cuentan por miedo, por vergüenza y por culpa. Y esto hay que hablarlo. No hay que esperar que le pase a tu hijo para hablar de estos temas; hay que hablar de estos temas.

Por ejemplo, como decíamos antes, contar sucesos sociales como este de Almendralejo y explicar cómo hay que obrar bien, de qué manera hacerlo bien. Eso hace que, si algún día les pasa, lo van a decir en casa y nosotros vamos a tomar las medidas como adultos. 

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