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Niña con una tablet en clase© Getty Images

Educación

Pantallas fuera del aula: ¿una decisión valiente o un paso atrás? Dos expertas lo debaten

Hablamos con Catherine L'Ecuyer y Laura Cuesta, expertas en la ecuación tecnología y educación, una a favor y otra en contra de la medida que entrará en vigor el próximo curso en Madrid


24 de marzo de 2025 - 14:37 CET

No habrá tablets ni portátiles en las clases de Infantil y Primaria de los colegios públicos y concertados de Madrid desde el curso que viene o, al menos, se reducirán enormemente, puesto que no podrán hacer uso individual de ellos. Sus profesores tampoco podrán programar la realización de deberes u otras tareas académicas que requieran la utilización de tablets, ordenadores, móviles y demás dispositivos digitales fuera del horario escolar.

Esta noticia, que se dio a conocer hace tan solo unos días, ha insuflado fuerza renovada a un debate que cada vez cobra más fuerza: el de la presencia de dispositivos digitales en el aula y la obligación a los alumnos de estudiar en libros digitales y a utilizar plataformas para poder hacer los deberes o parte de ellos.

El concepto de competencias digitales está sobrevalorado 

Catherine L'Ecuyer, Doctora en Educación y Psicología

¿Es una medida acertada? ¿Protege a los niños o, al contrario, los expone aún más a los riesgos asociados a las nuevas tecnologías? Para dar respuesta de la manera más ecuánime posible, hemos hablado con dos expertas que son referentes nacionales en lo que al uso de la tecnología en educación se refiere, pero que tienen visiones antagónicas del asunto: se trata de Catherine L'Ecuyer, Doctora en Educación y Psicología y autora de Educar en la realidad, el primer libro en el que se advierte del uso de la tecnología en menores, y de Laura Cuesta Cano, profesora de Comunicación y estrategia digital en la Universidad Camilo José Cela de Madrid y autora de Conectados. Un contrato familiar para que el uso del móvil nos funcione a todos.

Catherine L'Ecuyer está a favor de la medida anunciada de cara al curso que viene en Madrid y Laura Cuesta Cano, en contra. Hemos hablado con ellas por separado y nos han argumentado sus respectivas posturas.

¿Hay que ‘sacar’ las pantallas y dispositivos electrónicos de las aulas?

Catherine L'Ecuyer: “Sí. Los dispositivos se introdujeron de forma acrítica y sin conjunto de evidencia previa. La industria debería haber hecho una doble prueba. Primero, debería haber demostrado que contribuían al aprendizaje de los alumnos; en segundo lugar, debería haber demostrado que no conlleva efectos perjudiciales. No hemos sido prudentes. Ahora, estamos ante un problema de salud pública”.

Laura Cuesta Cano: “Absolutamente no. Me parece que es un anteproyecto que es totalmente descabellado, que no está bien enfocado y que es totalmente ideológico y político, en el que no se ha pensado ni mucho menos en la parte pedagógica, ni en la parte de cómo asegurar la educación y formación de los niños y adolescentes en lo que ya estamos obligados por ley, la LOMLOE, que es a que adquieran todas las competencias digitales para el buen uso de la tecnología. Estamos haciendo un totum revolutum. Como siempre, en el saco de pantallas, metemos el concepto de dispositivos móviles individuales del alumnado, es decir, metemos un smartphone, metemos las tablets, metemos los Chromebooks, metemos los ordenadores y portátiles, pero también metemos la robótica, la programación, la realidad aumentada... Mezclamos todo con pantallas. Esta medida lo que hace es simplemente regular, limitar y prohibir por etapas y por tiempos, por limitación de horarios, pero no está pensando en el contenido”.

A lo que se refiere Laura Cuesta cuando habla de limitar y prohibir por etapas y por tiempos es a que el Decreto que se está ultimando en Madrid establece un límite de horas que los alumnos podrán hacer uso de los dispositivos digitales dentro del aula (uso que será siempre compartido y con la supervisión del profesor): en el segundo ciclo de Educación Infantil (niños de 3 a 6 años) y en los dos primeros cursos de Primaria, este uso compartido estará restringido a una hora semanal; los alumnos de 3º y 4º de Primaria tendrán una hora y media a la semana para su manejo conjunto; y los de 5º y 6º el límite se amplía a un máximo de dos horas semanales. En cuanto a los niños más pequeños, de 0 a 3 años que estén cursando el primer ciclo de Infantil, el Decreto deja muy claro que no tendrán contacto alguno con estos dispositivos.

Niñas con un ordenador portátil en clase© Getty Images

¿Son necesarias las competencias digitales?

Esta pregunta es, en sí misma, un debate a parte, pero que va indiscutiblemente unido al de la necesidad o no de desdigitalizar las aulas. Para responder si son necesarias o no, hemos de saber qué son las competencias digitales exactamente y tener, además, en cuenta, que están marcadas por la ley educativa nacional; es decir, que los alumnos deben adquirirlas. Como nos explica Laura Cuesta, algunas de estas competencias digitales se basan en que el alumnado tiene que saber buscar en internet información veraz y confiable, saber crear contenidos digitales y audiovisuales, saber detectar bulos y desinformación, saber pautas básicas de ciberseguridad para poder configurar sus dispositivos, saber lo que es la huella digital y poder así controlar y saber crear su identidad digital en los canales y perfiles digitales, así como “saber lo que es el bienestar digital y poder lograr ese equilibrio entre lo que es el entorno físico y el entorno digital”.

Es inviable, según Cuesta, que el docente pueda hacer un acompañamiento real al alumno en la educación y formación de estas competencias sin los pertinentes dispositivos digitales.

Para Catherine L'Ecuyer, sin embargo, “el concepto de competencias digitales está sobrevalorado”. Opina que “lo que el mercado laboral pedirá en el futuro, no es que sepan usar WhatsApp (¡claro que lo saben, y es fácil!), o que sepan manejar una tableta (si lo saben hacer con 2 años, no es porque son listos, sino porque el ingeniero que lo diseñó es listo); les pedirán que tengan una serie de cualidades que se desarrollan offline: la fortaleza, la prudencia, la templanza, la discreción, la humildad, la amabilidad, que tengan conocimiento (que no es lo mismo que información), que sean capaces de analizar datos sin depender de buscadores, etc.”.

Vamos a sacar a toda una generación del sistema

Laura Cuesta Cano, profesora de Comunicación y estrategia digital

En caso de que se considere que sí son necesarias estas competencias, surge de inmediato otra duda: ¿servirá para ampliar la brecha digital? Para Laura Cuesta, resulta evidente que la respuesta a esta cuestión es afirmativa. “Es una medida absolutamente clasista que lo que va a hacer es aumentar la brecha social y la brecha digital porque, si realmente es una medida para proteger a todos los niños de los grandes daños que está haciendo el uso masivo y abusivo de la tecnología, ¿por qué solo a los a los niños de los colegios públicos y concertados costeados con dinero público? ¿Y los colegios privados? ¿Qué pasa con la protección a esos niños? ¿No nos importan los niños y niñas de los colegios privados?”, se pregunta.

La autora de Conectados argumenta al respecto que los niños de los colegios privados seguirán recibiendo una formación adecuada en competencias digitales y en el buen uso de la tecnología, en detrimento de niños que no pueden acceder a este tipo de educación. “¿Qué pasa con las familias de los contextos más vulnerables, que normalmente son niños y niñas que acuden a colegios públicos cuyos padres no tienen competencias para poder acompañar a sus hijos y para formarles y educarles en el buen uso de la tecnología? ¿O que no pueden por conciliación? ¿Qué pasa con todos esos niños y niñas a los que a veces se les llama ‘los niños llave’, que llegan solos a casa y están toda la tarde solos, si esos niños tienen acceso total y libre?”, plantea Cuesta.

Estos niños, nos dice, tendrán smartphone y otros dispositivos, como una consola, de manera que dispodrán de acceso libre y no supervisado a la tecnología porque sus padres no pueden estar con ellos en esos momentos. “Si el único sitio seguro y confiable para poder educarles y formarles en ser unos buenos ciudadanos digitales competentes y hacer ese uso crítico, seguro y saludable de la tecnología es el centro escolar y se lo quitamos, ¿qué va a pasar?”.

Cuando preguntamos a Catherine L'Ecuyer por la cuestión de la brecha digital, ella nos respondía de manera radicalmente opuesta: “El argumento de la brecha digital está completamente desacreditado desde hace años”, nos dice. “Según ese argumento, introducir los dispositivos en familias con menos recursos ayudaría a cerrar la brecha social. Las evidencias sugieren exactamente lo contrario; indican que hay más consumo abusivo en aquellos colectivos”.

Para ella, la vía para acabar con la brecha social es “dando a todos los alumnos acceso al lujo de las relaciones interpersonales, de la lectura, etc.”.

Cuesta, por su parte, considera que despojar a ciertos alumnos de las competencias digitales hará que estos no tengan las mismas oportunidades para optar, cuando finalicen toda su etapa educativa, a esas nuevas profesiones que va a demandar el futuro laboral y profesional y también social y personal. “Vamos a sacar a toda una generación del sistema”, afirma con contundencia.

L'Ecuyer lo ve como un asunto de salud pública y cree que la medida se queda corta porque no se aplica a la ESO, “una etapa crítica para el neurodesarrollo en la que los jóvenes tienen menos aversión al riesgo y, por lo tanto, son más susceptibles de sufrir de los riesgos de la tecnología”, advierte. “Llegará un momento en que será ilegal comprar un smartphone o una tableta, o darse de alta en una red social antes de los 18 años, solo es cuestión de tiempo”.

“Lo que de verdad me tiene intrigada es que estemos tardando tanto, habiendo tantísimos padres en contra de las tabletas en las aulas. Debe haber unos intereses económicos que desconocemos”, añade. “Es cuestión de tiempo para que todas esas cuestiones salgan a la luz”.

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