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Mujer con contracciones durante el parto en el hospital© Adobe Stock

Parto

Dr. Emilio Santos Leal, obstreta: ‘Las contracciones duelen más cuando hay más miedo’

Acaba de publicar el libro ‘El don de parir’, en el que defiende un modelo de asistencia al parto que respeta la fisiología y la vivencia de cada mujer


21 de marzo de 2025 - 18:00 CET

La naturaleza ha preparado fisiológicamente a la mujer para dar a luz y, a pesar de ello, cada vez hay más mujeres con miedo al parto, tal y como nos cuenta el Dr. Emilio Santos Leal, médico especialista en ginecología y obstetricia. Con experiencia coordinando equipos de asistencia al parto en el agua en domicilio, apuesta por la atención al parto con un enfoque natural y por que la mujer pueda dar a luz en casa, como ocurre en otros países de nuestro entorno. Hemos hablado con él con motivo de la publicación de su último libro, El don de parir (Ed. Oberon).

La clave para disfrutar el parto es tener la certeza de que tu cuerpo está bien hecho para parir

Dr. Emilio Santos Leal, ginecólogo y obstreta

¿Cómo superar el miedo al parto?

Que esté en conexión con su cuerpo y tenga confianza en su cuerpo. Su cuerpo está perfectamente diseñado para caminar, para pensar, para comer, para correr... para muchas cosas mucho más complicadas que sacar un bebé que está dentro y ponerlo fuera. Está todo perfectamente diseñado, no hay nada que la naturaleza haya hecho mal en ese sentido y, al igual que no hay que preocuparse para aprender a caminar ni para aprender a respirar ni para aprender a hacer la digestión, no hay que preocuparse en este sentido, pues el parto es parte de la fisiología.

¿Qué implica enfrentarse al parto con miedo?

El miedo es una de las cosas que pueden paralizar el parto y que hacen que haya que ir a un hospital y poner oxitocina o realizar otras acciones médicas. En nuestra cultura, de alguna forma, hemos aprendido que el parto es algo que da miedo y lo tenemos demasiado metido en nuestra mente. Y el miedo va contra el parto, porque iría igual contra cualquier otra función fisiológica.  

Las contracciones, por ejemplo, duelen más cuando hay más miedo, duelen más cuando hay más prisa en querer acabar, duelen más cuando hay más preocupación social por la gente que está alrededor. Esos tres factores hacen que que duela más y esos tres factores, por desgracia, están presentes en muchos partos y son la causa de que el parto sea tan doloroso como lo es en algunos casos. Si se minan esas condiciones, el parto puede fluir en el disfrute.

¿Cuáles son las claves para afrontar el parto con mayor conciencia del momento que se está viviendo?

La clave para disfrutar el parto es tener la certeza de que tu cuerpo está bien hecho para parir, como tienes la certeza de que está bien hecho para comer y no atragantarte. Es esa es la clave. Es saber que estamos bien diseñados, que es algo muy raro que una de esas funciones que he mencionado no podamos realizarla.

¿Cómo debe prepararse la mujer, durante el embarazo, para el parto? ¿Qué es lo que debe tener en cuenta?

Lo que estamos hablando es fundamental: transmitir a las mujeres confianza en sí mismas para que, en el momento del parto, sepan que es algo que hay que disfrutar en calma; necesitas calma para el parto, no puedes hacerlo con prisas, no puedes hacerlo pensando que tienes que acabar rápido igual que no puedes hacer el amor pensando que tienes que acabar rápido.

Calma, confianza e intimidad. La intimidad es fundamental; de nuevo, me gusta el ejemplo de la sexualidad: tú no puedes tener un acto sexual y estar preocupada porque hay terceras personas preguntándote cosas o dándote indicaciones. No puedes.

'El don de parir', de Emilio Santos Leal© Editorial Oberon

¿Es necesario preparar también a la mujer embarazada para las posibles complicaciones que puedan surgir en el parto?

Es necesario que esté preparada para entregarse al proceso fisiológico, sabiendo que lo que tenga que pasar va a pasar, pero no me gusta hablar mucho de las complicaciones en el parto a la mujer que va a pasar por ahí. Claro que hay que hablarle, pero explicando bien la frecuencia con la que ocurren esas complicaciones en los ambientes de parto natural, porque la probabilidad de que ocurran eventos traumáticos es muy baja si se miman las condiciones emocionales.

En los partos en domicilio, por ejemplo, la probabilidad de que acabe en cesárea es solo un 4%. Y una cesárea no es algo tan grave porque, antes de hacer la cesárea, se habrán trasladado al hospital porque ya se han detectado signos de alarma; entonces normalmente no hay que correr. La probabilidad de que pasen cosas en un parto es pequeña si se han mimado las condiciones emocionales.  

¿Sería adecuado que se permitiesen en España los partos a domicilio?

Totalmente. En cualquier país del mundo, la mujer debería tener la opción de tener un parto en condiciones de intimidad, en condiciones de grandiosidad, de poder estar en un lugar donde se pueda sentir grandiosa, un lugar donde se pueda sentir libre, un lugar donde pueda tener la compañía que le apetezca o la soledad que le apetezca, porque muchas mujeres, en el parto, lo que quieren es estar completamente solas. Básicamente, un lugar donde ella se sienta libre, y nadie se siente libre tan libre como en su casa, así que sí, por supuesto que habría que que fomentar esa posibilidad. En todos los países del norte de Europa la mujer tiene la opción de elegir esa alternativa y, para mí, es la mejor opción cuando no hay complicaciones o signos o factores de riesgo.

¿Qué debería cambiar en la asistencia al parto en España, según su opinión?

Un cambio fundamental es que todos los profesionales del parto del planeta deben entender que el profesional que se dedica al parto normal debe ser diferente que el profesional que se dedica a las complicaciones del parto. En general, las complicaciones del parto son atendidas por médicos obstetras y el parto normal debería ser atendido por matronas. El motivo no es la formación; es porque la actitud emocional del que atiende el parto es absolutamente contrapuesta en un escenario y en el otro.

El profesional que se dedica al parto normal debe ser diferente que el profesional que se dedica a las complicaciones del parto

Dr. Emilio Santos Leal, ginecólogo y obstreta

En un parto normal, la persona que atiende el parto debe estar en la calma, en el amor, en la espera, en la intimidad, en la luz tenue... Por contra, el que atiende una complicación del parto debe estar en la adrenalina, en la rapidez. No tiene nada que ver la actitud mental y es imposible que un ser humano pueda ser un profesional bueno para el parto normal y, al mismo tiempo, bueno para las complicaciones del parto; necesariamente tienen que ser profesionales distintos.

Y no solo eso, sino que también sus jefes deben ser diferentes, deben ser unidades distintas, como se está haciendo en el Reino Unido y en muchos otros países del norte de Europa. El parto normal lo asiste la matrona, coordinada por matronas y a las órdenes de matronas. Y solo si la matrona dice que este parto se puede estar complicando, se traslada a cargo de los ginecólogos-obstetras, que ya se encargan de resolver complicaciones. 

¿Por qué han aumentado las cesáreas en los últimos años?

Se debe, por un lado, a que cada vez hay más mujeres que tienen miedo a pasar por el parto y que, en realidad, están deseando pasarlo con una anestesia que les impida experimentar el proceso. Y, por otro lado, para un profesional, por desgracia, es mucho más cómodo realizar una cesárea para terminar en media hora que estar esperando sin saber cuántas horas va a durar el proceso. Pero la palabra ‘obstetricia’, que es la especialidad médica que nos define a los que nos dedicamos a esto, viene de ‘obstare’, que en latín significa ‘estar al lado’. Entonces, si elegimos dedicarnos a esta profesión, tenemos que saber que hay que estar al lado, no hay que correr.

¿Qué habría que hacer para reducir esas tasas de cesáreas?

Mi respuesta es muy clara: en cuanto aparecen signos de alarma, no hay que tener ningún freno a realizar una cesárea rápido. No, no es así como se disminuye el índice de cesáreas. El índice de cesáreas no se disminuye cuando ya la cesárea es necesaria o cuando tienes dudas de si es necesaria o no. Si tienes dudas, haz la cesárea.

Como se evitan de verdad la inmensa mayoría de las cesáreas es respetando las condiciones emocionales que una mujer de parto necesita desde mucho antes, desde el inicio del parto; no haciendo intervenciones al inicio que predisponen luego a que surja la necesidad de cesárea.  

Dr. Emilio Santos Leal, médico especialista en ginecología y obstetricia© Dr. Emilio Santos Leal
Dr. Emilio Santos Leal, médico especialista en ginecología y obstetricia

Las clases de preparación al parto, tal y como están planteadas en la actualidad, ¿son útiles? ¿Qué añadirías?

La preparación al parto debe ir acorde con el tipo de parto, el tipo de atención al parto que te van a ofrecer en el sitio que tú has elegido para parir. Porque de nada sirve que yo te prepare con mis ideas de confianza en ti misma, de intimidad, de “siéntete grandiosa en el parto”, si luego llegas a un hospital donde hay cinco estudiantes y hay una matrona a la antigua que te está diciendo cómo tienes que empujar y que te está preguntando y que te está culpabilizando porque no te hiciste, por ejemplo, la analítica del segundo trimestre. La preparación al parto tiene que ser acorde con lo que te vas a encontrar en el parto.

¿Y el posparto? ¿Es necesario prepararse para ello también y evitar problemas tanto físicos como emocionales?

Muy buena pregunta porque no se suele pensar en ello. Se piensa en el parto, no en el postparto, y el postparto es un periodo muy delicado en el que la mujer, primero, es muy vulnerable; segundo, puede tener secuelas, dependiendo de cómo haya ido su parto; y, tercero, necesita dedicarse en exclusiva al bebé porque durante los primeros seis meses, sobre todo, durante los primeros tres meses, la lactancia es dedicación exclusiva. La naturaleza está hecha para que la madre solo se dedique a dar de mamar a su bebé y dormir cuando duerme el bebé y despertarse cuando tiene que dar de mamar otra vez. Es una época en la que la mujer, para disfrutar ella del proceso y para que su bebé pueda disfrutar del proceso, tiene que tener prácticamente dedicación exclusiva. Todos los demás alrededor tienen que encargarse de todas aquellas tareas de las que esa mujer se encargaba antes del parto. 

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