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Madre abraza a su hija© Getty Images

Maternidad

¿Cómo saber si eres una madre tóxica?

Los perfiles de estas madres son, en muchas ocasiones, narcisistas y egoístas, pero hay otros perfiles que no siempre se identifican como tóxicos a simple vista y, sin embargo, lo son


19 de marzo de 2025 - 18:00 CET

El Diccionario de la Real Academia Española (RAE) define el adjetivo 'tóxico' como alguien o algo “que tiene una influencia nociva o perniciosa sobre alguien” y pone como ejemplo un novio o una relación tóxica. ¿Qué pasa cuándo esa relación tóxica es con la madre? ¿Cómo influye en el correcto desarrollo emocional de los niños?

Teniendo en cuenta que, como nos dice Paula Valero, psicóloga de Instituto Centta (www.centta.es), la relación con nuestra madre es una de las primeras experiencias vinculares que todos vivimos, que esta relación no sea como se espera puede conllevar importantes implicaciones. Si bien lo normal es que esta relación sea nutritiva y afectuosa, “pueden darse casos en los que el estilo de crianza esté basado en la manipulación, sobreprotección excesiva o la desvalorización, lo que puede causar efectos negativos profundos en el plano emocional de sus hijos”, explica la especialista.

Las madres deben aprender a reconocer los patrones que perjudican a sus hijos, así como sus consecuencias

Paula Valero, psicóloga

El término de 'madre tóxica' lo acuñó la psicóloga estadounidense Susan Forward en los años 90 y describe a aquella madre “que se basa en dinámicas de manipulación, utilizando la culpa, el control o la invalidación emocional”, tal y como indica Paula Valero. La psicóloga de Instituto Centta puntualiza que “madre tóxica” no es un diagnóstico clínico como tal, “sino más bien un ‘atajo’ para describir ciertos patrones de crianza que pueden ser dañinos para el desarrollo del menor”.

Hay que tener en cuenta además que, si bien es muy común hablar de madre tóxica, este tipo de relación o de crianza también se presenta en los hombres, por lo que también podemos hablar de ‘padres tóxicos’. “Los padres puedan ejercer dinámicas parecidas, pero tenemos más información sobre los modelos de conducta respecto a sus hijos de las mujeres, porque en muchas culturas invierten más tiempo con sus hijos en la infancia”, señala Valero.

De hecho, uno de los libros de la propia Susan Forward se titula, precisamente así, ‘Padres tóxicos’. En concreto, el título completo es Padres tóxicos. Superando su doloroso legado y recuperando tu vida (Toxic Parents. Overcoming their hurtful legacy and reclaiming your life del original, en inglés).

Madre regaña a su hija© Adobe Stock

¿Qué es una madre tóxica?

Paula Valero señala que no existe un único patrón de madre tóxica, sino que hay varios tipos que, en ocasiones, se combinan entre sí. Son estos:

  • Aquellas madres que impiden la autonomía de sus hijos, imponiendo su visión.
  • Madres sobreprotectoras que intentan evitar a toda costa el malestar de sus hijos, impidiendo un desarrollo sano y la adquisición de herramientas para enfrentarse al mundo.
  • Perfiles narcisistas que priorizan sus necesidades y/o expectativas frente a sus hijos.

Aunque en determinados casos, como el de las madres sobreprotectoras, esa manera de criar vaya de la mano con un profundo amor y una gran preocupación por sus hijos, la realidad es que no es en absoluto una relación sana, pues la sobreprotección de los progenitores afecta enormemente al correcto desarrollo de los niños. ¿De qué manera?

El apoyo de un profesional puede ser clave para la mejora de estas dinámicas familiares

Paula Valero, psicóloga

¿Cómo afecta el perfil de madre tóxica al desarrollo emocional de los hijos?

En lo que a las madres sobreprotectoras se refiere, es evidente la consecuencia de una menor autoestima y autonomía de los niños, pero en general la manera inadecuada que cualquier madre tóxica tiene de relacionarse con sus hijos afecta a estos en gran medida. Así, “autores como Mary Ainsworth y John Bowlby desarrollaron la teoría del apego y demostraron que las interacciones que un niño vive en su primera infancia afectan al desarrollo vincular y relaciones interpersonales de estos cuando sean adultos”, según pone Valero de manifiesto. “De este modo, generan estilos de apego inseguro (ansioso, evitativo o desorganizado), haciendo que en el futuro estos niños busquen constantemente la validación del otro o bien huyan de la intimidad emocional”.

Además, se ha observado que las madres que tienen estos modelos de crianza (todas, no solo las sobreprotectoras) “tienen un efecto directo sobre la autoestima de sus hijos, provocando problemas de tipo depresivo y ansioso, así como baja autoestima”.

¿Cómo dejar de ser una madre tóxica?

Para responder a esta pregunta, es preciso cuestionarnos antes si es posible dejar de ser una madre tóxica. Y, a juzgar por la respuesta de la psicóloga Paula Valero, parece que sí: “la neurociencia ha demostrado que nuestro cerebro es plástico, y puede aprender cosas nuevas, pero requiere esfuerzo, trabajo y consciencia de la problemática”, nos dice. “Las madres deben aprender a reconocer los patrones que perjudican a sus hijos, así como sus consecuencias. Una vez desaprenden estos modelos de conducta, deben asimilar una crianza respetuosa.

La pregunta que viene ahora a colación es “¿cómo?”. Lo primero, formándose e informándose a conciencia y, además, no cabe duda de que contar con “el apoyo de un profesional puede ser clave para la mejora de estas dinámicas familiares”, como asegura la especialista. Y no solo para reconstituir esas dinámicas familiares, “sino también para sanar la autoestima y estilo de apego de padres e hijos en este proceso”.

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